Seminario
Hechos 9:10–31


Hechos 9:10–31

“Instrumento escogido me es este para llevar mi nombre”

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Cristo manda a Ananías a buscar a Saulo y a restaurarle la vista para que él pueda predicar de Cristo.

Cuando el Señor le pidió a Ananías en una visión que buscara y bendijera a Saulo, Ananías al principio se sintió dubitativo porque había oído “cuántos males [Saulo había] hecho” (Hechos 9:13). Jesucristo ayudó a Ananías a ver a Saulo como Él lo veía. La finalidad de esta lección es ayudarte a ver el potencial que el Señor ve en los demás a pesar de sus debilidades y errores pasados.

Prisioneros y leopardos

Al director de una prisión estadounidense que se esforzaba por ayudar a rehabilitar a los que estaban en su prisión le dijeron una vez: “Usted sabe que los leopardos no pueden cambiar sus manchas” (véase Thomas S. Monson, “Ver a los demás como lo que pueden llegar a ser”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 69).

  • ¿Qué piensas que trataba de decir esa persona con ese comentario?

  • ¿Has presenciado o experimentado alguna vez una actitud similar?

El director de la prisión respondió: “Sepa usted que no trabajo con leopardos; trabajo con hombres, y los hombres cambian todos los días” (“Ver a los demás como lo que pueden llegar a ser”, pág. 69).

  • ¿Por qué es importante creer que las personas pueden cambiar? ¿Qué puede resultar difícil en cuanto a creer eso?

En la lección de hoy, compararemos la forma en que las personas veían a Saulo con la forma en que el Salvador lo veía. Saulo había estado persiguiendo agresivamente a hombres y mujeres que eran seguidores de Jesucristo. Busca lo que puedes aprender del Salvador en cuanto a la forma en que te ves a ti mismo y a los demás.

Jesucristo contestó las oraciones de Saulo

El Salvador se apareció a Saulo cuando se dirigía a Damasco para arrestar a los miembros de la Iglesia de Cristo. La experiencia dejó a Saulo ciego; no comió ni bebió durante tres días, y oró a Dios pidiendo ayuda (véase Hechos 9:1–9, 11).

Lee Hechos 9:10–12 y busca la forma en la que Dios escogió contestar la oración de Saulo.

  • ¿Qué notaste de esos versículos que te parezca importante?

  • ¿Por qué crees que Dios envió a alguien para ayudar a Saulo en lugar de simplemente quitarle la ceguera Él mismo?

Lee Hechos 9:13–15 para descubrir cómo Ananías y el Señor veían a Saulo de manera diferente. (Es importante comprender que lo que Ananías había oído acerca de Saulo era correcto [véase Hechos 8:3; 9:1–2]).

En tu diario de estudio, haz un dibujo sencillo que represente a Saulo. En un lado del dibujo, escribe una frase que resuma la forma en que Ananías y otras personas de la época de Saulo pueden haberlo visto. Del otro lado, escribe una frase que resuma cómo lo veía el Señor.

Ananías confiaba en la visión que el Señor tenía de Saulo. Lee Hechos 9:17–20 para ver lo que sucedió después.

Si lo deseas, puedes mirar el video “El camino a Damasco”, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, desde el minuto 1:55 hasta el 5:21.

  • ¿Qué crees que es importante en cuanto a la forma en que Jesús veía a Saulo? ¿Por qué?

  • ¿Qué principios podemos aprender de este relato en cuanto a Jesucristo?

Jesucristo puede ayudarnos a ver a los demás a través de Sus ojos

Dedica un minuto a pensar en cómo sueles ver a las personas con las que interactúas con regularidad. Mira la lista de personas que aparece a continuación y utiliza dos palabras para describir cómo ves a cada una de ellas.

  • Uno de tus padres

  • Un hermano

  • Un maestro

  • Un amigo

Otros pasajes de las Escrituras y palabras de los profetas pueden ayudarnos a entender mejor cómo ven el Padre Celestial y el Salvador a cada persona. Lee 1 Samuel 16:7; Doctrina y Convenios 18:10–13 y la siguiente declaración del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

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Retrato oficial del élder Jeffrey R. Holland, fotografiado en enero de 2018.

“Vengan como son”, nos dice el amoroso Padre a cada uno de nosotros, pero añade: “No planeen permanecer como son”. Nosotros sonreímos y recordamos que Dios tiene la determinación de hacer de nosotros más de lo que pensábamos que podríamos llegar a ser

(Jeffrey R. Holland, “Las canciones que se cantan y las que no se cantan”, Liahona, mayo de 2017, pág. 51)

Basándote en lo que has aprendido, repasa la lista de personas y ahora utiliza dos palabras para describir a cada una de la forma en que las verían el Padre Celestial y Jesucristo.

1. Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio:

  • ¿Qué puedes hacer para ver a las personas más como el Padre Celestial y Jesucristo las ven?

  • ¿Por qué puede ser difícil ver constantemente a los demás del modo en que el Salvador los ve?

  • ¿Por qué vale la pena tratar de ver a los demás de ese modo?

Incluso cuando una persona ha escogido seguir a Jesucristo y ha cambiado, a veces es difícil creer que lo ha hecho de verdad. A algunas personas les resultaba difícil creer cuando Saulo pasó de perseguir a los cristianos a convertirse él mismo en un discípulo de Jesucristo.

Lee Hechos 9:20–22, 26–27 y busca la reacción de las personas ante Saulo ahora que estaba predicando el Evangelio de Jesucristo.

  • ¿Qué notaste en cuanto a la reacción de las personas?

  • ¿Qué puedes aprender sobre Bernabé de este ejemplo?

2. Haz lo siguiente en tu diario de estudio:

Registra lo que deseas hacer o recordar debido a tu estudio de hoy. Esto podría incluir cosas que harás para mejorar en tu esfuerzo por ver a los demás como el Señor los ve.

Opcional: ¿Quieres aprender más?

Hechos 9:15–17. ¿De qué manera el vernos a nosotros mismos y a los demás como el Padre Celestial nos ve aumenta nuestra humildad?

El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, relató la siguiente historia para ayudar a responder esta pregunta:

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Retrato oficial del élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enero de 2016.

Hace algunos años, un joven maravilloso de nombre Curtis fue llamado a servir en una misión. Él era el tipo de misionero que todo presidente de misión ruega tener; estaba enfocado en la obra y trabajaba mucho. En un momento dado, se le asignó un compañero que era inmaduro, con problemas para relacionarse y no muy entusiasta en cuanto a trabajar en la obra.

Un día, mientras iban en bicicleta, Curtis miró hacia atrás y vio que su compañero, inexplicablemente, se había bajado de la bicicleta y estaba caminando. En silencio, Curtis le expresó a Dios su frustración: qué tarea difícil era cargar con un compañero a quien tenía que llevar a cuestas a fin de lograr algo. Momentos después, Curtis sintió una impresión profunda, como si Dios le estuviera diciendo: “Sabes, Curtis, comparados [ante] mí, ustedes dos no son tan diferentes”.

(Dale G. Renlund, “Los Santos de los Últimos Días siguen intentándolo”, Liahona, mayo de 2015, pág. 58)

Hechos 9:26–27. ¿Cómo puedo ayudar a alguien que desea cambiar?

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

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Retrato oficial del élder Jeffrey R. Holland, fotografiado en enero de 2018.

Dejen que las personas se arrepientan; déjenlas progresar. Crean que la gente puede cambiar y mejorar. ¿Es eso fe? ¡Sí! ¿Es eso esperanza? ¡Sí! ¿Es eso caridad? ¡Sí! Y, sobre todo, es caridad, el amor puro de Cristo. Si algo quedó enterrado en el pasado, déjenlo enterrado; no sigan volviendo atrás con su baldecito y su palita de playa para escarbar en la arena, blandirlo en el aire y luego lanzárselo a alguien diciendo: “¡Eh! ¿Te acuerdas de esto?”. ¡Paf!

Y, ¿saben qué? Esa acción probablemente dé como resultado que se desentierre del basurero de ustedes algún fragmento desagradable y les respondan: “Sí, me acuerdo. Y , ¿te acuerdas de esto?”. ¡Paf!

Y antes de lo pensado, todos salen de ese intercambio sucios y embarrados, desdichados y heridos, cuando lo que nuestro Padre Celestial desea es pureza, bondad y felicidad y redención.

Esa insistencia en volver a la vida pasada, incluso a los errores cometidos tiempo atrás, simplemente no es buena. No es el evangelio de Jesucristo.

(Véase Jeffrey R. Holland, “Lo mejor aún está por venir”, Liahona, enero de 2010, pág. 20)

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