Efesios 6:10–24
“Vestíos de toda la armadura de Dios”
Estamos en una guerra por las almas de la humanidad. El Padre Celestial inspiró a Pablo a enseñar en cuanto a cómo podemos sobrevivir a los ataques de Satanás. Esta lección tiene el objetivo de ayudarte a comprender lo que Dios ha proporcionado para protegerte de las maldades del mundo, evaluar tu preparación espiritual actual y hacer un plan para mejorar tus protecciones espirituales.
Satanás es agresivo en sus tácticas
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¿Cuáles crees que son las mayores diferencias entre lo que estás experimentando como adolescente y lo que tus padres experimentaron cuando tenían tu edad?
Lee la declaración siguiente del élder Robert D. Hales (1932–2017), del Cuórum de los Doce Apóstoles, y busca una diferencia que él destacó:
Sus padres y abuelos nunca afrontaron las tentaciones que ustedes afrontan diariamente. Ustedes están viviendo en los últimos días. Si sus padres querían problemas, tenían que salir a buscarlos. ¡Ya no es así! ¡Ahora la tentación los encuentra a ustedes! ¡Por favor recuerden eso! Satanás desea poseerlos y “el pecado está a la puerta” [Moisés 5:23]. ¿Cómo resistirán sus tácticas agresivas?
(Robert D. Hales, “Permaneced firmes en lugares santos”, Liahona, mayo de 2013, pág. 48)
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¿Cuáles son las formas en que la tentación nos encuentra hoy en día en lugar de tener que buscarla?
Reflexiona sobre las preguntas siguientes o anota tus respuestas en tu diario de estudio:
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¿Cuáles son algunas de las formas en que Satanás está tratando de tentarte personalmente?
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¿Qué estás haciendo para buscar la ayuda del Señor y así resistir las tentaciones de Satanás? ¿Qué cosas has hecho bien? ¿Qué cosas necesitarías hacer para mejorar?
Al estudiar esta lección, procura la guía del Espíritu Santo para que te ayude a saber cómo puedes buscar y recibir más plenamente la protección del Salvador ante los ataques de Satanás en tu vida.
La protección del Señor
Lee Efesios 6:10–13 y busca aquello contra lo que Pablo dijo que los santos de su época estaban luchando.
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¿Qué similitudes ves entre aquello contra lo que los santos de Éfeso estaban luchando en su época y aquello contra lo que luchamos ahora?
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¿Por qué desearían el Padre Celestial y Jesucristo que estemos protegidos contra el mal? ¿Qué nos enseña este deseo sobre Ellos?
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¿Qué invitó a hacer Pablo a los efesios para poder resistir estos males?
De Efesios 6:10–13 aprendemos que, si nos vestimos de toda la armadura de Dios, podremos resistir el mal.
La armadura de Dios es una metáfora o símbolo de la protección que el Padre Celestial y Jesucristo nos ofrecen. En la batalla que enfrentamos, la armadura de Dios está diseñada en forma especial para ti y los peligros de tu vida. Para ayudarte a entender esta protección divina, si lo deseas, podrías copiar la siguiente imagen en tu diario de estudio o imprimirla. Registra en el diagrama tus respuestas a la actividad siguiente:
Lee Efesios 6:14–18 para localizar cada parte de la armadura de Dios o mira “La armadura de Dios” (1:59), disponible en LaIglesiadeJesucristo.org. Escribe en tu diagrama lo que representa cada pieza de la armadura. Puede ser útil saber que la expresión “calzados los pies” (Efesios 6:15) se refiere a llevar una cubierta protectora sobre los pies.
Para profundizar tu comprensión de las piezas de la armadura de Dios, realiza la actividad siguiente.
Vestirse de toda la armadura del Salvador
Pablo y el Salvador hicieron hincapié en el vestirse de toda la armadura de Dios (véanse Efesios 6:11, 13; Doctrina y Convenios 27:15).
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Cuál es significado de las partes del cuerpo protegidas por la armadura del Salvador?
El presidente Harold B. Lee (1899–1973) declaró lo siguiente:
Tenemos las cuatro partes del cuerpo que el apóstol Pablo dijo que [son] las más vulnerables a los poderes de las tinieblas: los lomos, que representan la virtud, la castidad; el corazón, que representa nuestra conducta; los pies, que simbolizan nuestras metas u objetivos en la vida; y, finalmente, la cabeza, que representa nuestros pensamientos.
(Harold B. Lee, “Feet Shod with the Preparation of the Gospel of Peace”, discursos del año de la Universidad Brigham Young [9 de noviembre de 1955], pág. 2)
¿Qué puedo hacer para vestirme de toda la armadura de Dios?
El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
El despojarse del hombre natural hace posible vestirse de toda la armadura de Dios, ¡la que antes no nos sentaba bien del todo! (véase Efesios 6:11, 13).
(Neal A. Maxwell, “Con esperanza… arar”, Liahona, julio de 2001, pág. 74)
El presidente M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:
Me inclino a pensar en la armadura espiritual no como una pieza sólida de metal moldeada al cuerpo, sino más bien como una cota de malla. La cota de malla consiste en docenas de pequeñas piezas de acero sujetadas una a la otra para permitir una mayor flexibilidad sin disminuir la protección. Por mi experiencia veo que no existe una sola cosa grandiosa que podamos hacer para ponernos la armadura espiritual. El verdadero poder espiritual proviene de numerosos pequeños actos entretejidos para conformar un tejido de fortaleza espiritual que nos protege y resguarda del mal.
(M. Russell Ballard, “Be Strong in the Lord”, Ensign, julio de 2004, pág. 8)
¿Cómo se relacionan los gárments del templo con la armadura de Dios?
El élder Carlos E. Asay (1926–1999), de la Presidencia de los Setenta, explicó lo siguiente:
Sin embargo, hay otra armadura digna de nuestra consideración. Esta es la ropa interior especial que se conoce como el gárment del templo o gárment del santo sacerdocio, que usan los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que han recibido la investidura del templo. Este gárment, que se usa día y noche, cumple tres propósitos importantes: es un recordatorio de los convenios sagrados que se han hecho con el Señor en Su santa casa, es una protección para el cuerpo, y es un símbolo de la modestia del modo de vestir y de vivir que debe caracterizar la vida de todos los humildes seguidores de Jesucristo.
(Véase Carlos E. Asay, “El gárment del templo: ‘Manifestación externa de un compromiso interior’”, Liahona, septiembre de 1999, pág. 35)