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Mateo 27:24–66; Marcos 15:15–38


Mateo 27:24–66; Marcos 15:15–38

Jesús cuelga de la cruz entre dos ladrones

Mientras el Salvador experimentaba el brutal dolor de estar colgado en una cruz, los enemigos se burlaban de Él y le decían que se librara a Sí mismo de la tortura; pero Él perseveró con rectitud, continuando Su sufrimiento por nosotros. Esta lección puede ayudarte a entender y apreciar mejor el sufrimiento y la muerte del Salvador en la cruz como parte esencial de Su expiación.

Jesucristo dio la vida por nosotros

En esta lección estudiarás sobre la muerte de Jesucristo. Dedica un momento a meditar sobre lo que sabes acerca de la muerte del Salvador y sobre cómo te sientes al respecto. ¿Crees que Él murió para salvarte? Si es así, ¿cómo puedes demostrar tu aprecio por Su sacrificio? A medida que estudias, busca la guía del Espíritu Santo para poder responder estas preguntas.

La crucifixión de Jesucristo

Después de que el Salvador fue juzgado por los judíos y, luego, por Herodes y Pilato, fue brutalmente azotado y llevado al Gólgota (también conocido como el Calvario) para ser crucificado.

Si lo deseas, puedes marcar la frase “le hubieron crucificado” en Mateo 27:35. Lee la entrada bajo “Crucifixión” en la Guía para el Estudio de las Escrituras a fin de ver lo que implicaba esa práctica.

Jesucristo y dos ladrones son crucificados

Lee los siguientes versículos sobre la crucifixión del Salvador. Marca los detalles que creas que son importantes.

  • Mateo 27:27–31. Los soldados romanos se burlaron del Salvador.

  • Mateo 27:35–44. El Salvador sufrió burlas en la cruz.

  • Mateo 27:45–46, 50. El Salvador sufrió y murió en la cruz. Nota: Jesús fue crucificado en “la hora tercera” (9:00 h; véase Marcos 15:25). “La hora sexta” se refiere a las 12:00 h del mediodía; “la hora novena” se refiere a las 15:00 h.

Para ayudarte a visualizar estos acontecimientos, podrías ver “Jesús es azotado y crucificado” desde el minuto 1:04 hasta el 4:48, disponible en ChurchofJesusChrist.org.

2:3

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó por qué el Salvador preguntó: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46).

Mira “Nadie estuvo con Él”, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, desde el minuto 9:00 hasta el 12:46 o lee la siguiente declaración.

18:21
Élder Jeffrey R. Holland

Con toda la convicción de mi alma, testifico que […] un Padre perfecto no desamparó a Su Hijo en ese momento. De hecho, mi creencia personal es que, durante todo el ministerio terrenal de Cristo, posiblemente el Padre nunca haya estado más cerca de Su Hijo que en esos últimos momentos de angustioso sufrimiento. No obstante […], el Padre retiró brevemente de Jesús el consuelo de Su Espíritu, el apoyo de Su presencia personal. Fue necesario; de hecho, fue fundamental para la trascendencia de la Expiación, que ese Hijo perfecto que nunca había dicho ni hecho nada malo ni había tocado cosa inmunda, supiese cómo se sentiría el resto de la humanidad, o sea nosotros, todos nosotros, cuando cometiéramos esos pecados. Para que Su expiación fuese infinita y eterna, Él tenía que sentir lo que era morir no solo física sino espiritualmente, sentir lo que era el alejamiento del Espíritu divino, dejando a la persona sintiéndose total, vil y completamente sola.

(Jeffrey R. Holland, “Nadie estuvo con Él”, Liahona, mayo de 2009, págs. 87–88)

  • ¿Qué te ayudó a comprender mejor el élder Holland sobre el Padre Celestial y Jesucristo?

  • ¿Qué es lo que más te impresiona sobre Jesucristo de estos acontecimientos? ¿Por qué?

Correlación de pasajes

El Salvador tenía el poder de librarse a Sí mismo de la experiencia humillante y brutalmente dolorosa en la cruz (véase Mateo 26:52–54), pero no lo hizo.

Lee al menos tres de los siguientes pasajes de las Escrituras para descubrir por qué. Considera crear un cuadro como el siguiente para organizar tus pensamientos y sentimientos. También podrías vincular o correlacionar estos pasajes con Mateo 27:26 o crear con estas referencias una etiqueta con un título de tu preferencia.

Por qué el Salvador se sometió a la crucifixión

Bendiciones disponibles para nosotros debido a que lo hizo

Por qué el Salvador se sometió a la crucifixión

Bendiciones disponibles para nosotros debido a que lo hizo

Doctrina y Convenios 35:2

Doctrina y Convenios 76:40–42

Romanos 5:6–9

2 Corintios 5:21

Colosenses 1:20

1 Pedro 2:24

3 Nefi 27:13–14

  • ¿Qué pasaje fue más significativo para ti? ¿Por qué?

  • ¿Qué aprendiste acerca de por qué el Salvador estuvo dispuesto a ser crucificado por nuestra causa?

  • ¿Por cuál de las bendiciones que se mencionan en estos pasajes de las Escrituras estás más agradecido? ¿Por qué?

Es importante entender que, como parte de Su expiación, Jesucristo fue crucificado por los pecados del mundo. El sufrimiento que el Salvador comenzó en el Jardín de Getsemaní se completó en la cruz del Gólgota. Si el Salvador no hubiera muerto por nuestros pecados, no podríamos regresar a nuestro Padre Celestial.

  • ¿Cómo le explicarías a alguien la manera en que la crucifixión del Salvador forma parte de Su expiación? ¿Cómo explicarías por qué es significativa para ti?

El obispo Gérald Caussé explicó el modo en que la expiación del Salvador es personal para cada uno de nosotros.

Obispo Gérald Caussé

… [A]unque es infinita y universal en su alcance, es un don notablemente personal e íntimo, adaptado para cada uno de nosotros individualmente. Así como Jesús invitó a cada uno de los discípulos nefitas a palpar Sus heridas, Él murió por cada uno de nosotros, personalmente, como si ustedes o yo fuésemos la única persona en la tierra. Él nos extiende una invitación personal para venir a Él y recurrir a las maravillosas bendiciones de Su expiación.

(Gérald Caussé, “Un testigo viviente del Cristo viviente”, Liahona, mayo de 2020, pág. 40)

  • ¿Por qué crees que es importante reconocer la naturaleza personal de la expiación del Salvador?

ícono de diario 1. Para ayudarte a sentir y recordar la naturaleza personal de la expiación del Salvador por ti, escribe una anotación en tu diario. Considera incluir lo siguiente:

  • Las bendiciones que puedes recibir por causa del sufrimiento y la muerte del Salvador en la cruz por ti.

  • Lo que significa para ti el hecho de que Él murió por ti personalmente.

  • Los pensamientos e impresiones que recibas del Espíritu Santo.

Opcional: ¿Quieres aprender más?

¿Qué es importante en cuanto al lugar y al momento de la crucifixión del Salvador?

El presidente Russell M. Nelson explicó:

Presidente Russell M. Nelson

La segunda etapa de su expiación tuvo lugar en la cruz […].

Pilato entregó al Cordero de Dios para ser crucificado, al mismo tiempo en que en los alrededores se preparaban corderos pascuales para el sacrificio (véase Juan 19:13–14).

La Crucifixión se llevó a cabo en una colina llamada Gólgota (en hebreo) o Calvario (del latín “calvarium”), que quiere decir “calavera”. La calavera simbolizaba la muerte, y precisamente en un lugar como ese se consumó el sacrificio expiatorio. En la cruz, el Salvador del mundo venció a la muerte en el hecho de mayor significado posible: la materialización y la realidad del poder del Señor sobre la muerte.

(Véase Russell M. Nelson, “En esta Tierra Santa”, Liahona, febrero de 1991, pág. 18)

¿Por qué Jesucristo no se salvó a Sí mismo?

El élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

Élder Ronald A. Rasband

“Desciende de la cruz”, le gritó la multitud de incrédulos en son de burla en el Calvario [Mateo 27:40]. Él podría haber hecho tal milagro, pero Él conocía el fin desde el principio y procuraba ser fiel al plan de Su Padre. No debemos pasar por alto ese ejemplo.

(Ronald A. Rasband, “He aquí, soy un Dios de milagros”, Liahona, mayo de 2021, pág. 111)

¿En cuántas personas influyen el sufrimiento y la crucifixión del Salvador?

El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

Élder Quentin L. Cook

El Salvador […] sufri[ó] un dolor indescriptible en Getsemaní y en la cruz a fin de perfeccionar Su expiación. Él lo hizo por cada hombre y mujer que Dios ha creado o creará.

(Quentin L. Cook, “Lo eterno de cada día”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 52)

¿Qué pudo haber experimentado el Salvador en la cruz?

El élder James E. Talmage (1862–1933), del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

Élder James E. Talmage

Parece que además de los espantosos sufrimientos consiguientes a la crucifixión, se había repetido de nuevo la agonía del Getsemaní, intensificada más de lo que el poder humano podía soportar. En esa hora más crítica, el Cristo agonizante se hallaba a solas, solo en la más terrible realidad. A fin de que el sacrificio supremo del Hijo pudiera consumarse en toda su plenitud, parece que el Padre retiró el apoyo de Su presencia inmediata, dejando al Salvador de los hombres la gloria de una victoria completa sobre las fuerzas del pecado y la muerte.

(Jesús el Cristo, 1916, pág. 695)

El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó del mismo modo:

Élder Bruce R. McConkie

Entonces los cielos se oscurecieron y las tinieblas cubrieron la tierra durante tres horas, tal como sucedió entre los nefitas. Se desató una gran tormenta, como si el mismo Dios de la Naturaleza estuviera agonizando.

Y en realidad así era, pues, colgado en la cruz durante otras tres horas, desde el mediodía hasta las tres de la tarde, volvió a vivir la agonía infinita y los dolores despiadados de Getsemaní.

(Bruce R. McConkie, “El poder purificador de Getsemaní”, Liahona, julio de 1985, pág. 10)