Seminario
Mateo 27:50; Lucas 23:55–56; Juan 19:39–40


Mateo 27:50; Lucas 23:55–56; Juan 19:39–40

Honrar al Salvador y demostrar amor por Él

El cuerpo del Cristo crucificado envuelto en tela de sepultura blanca

Cuando Jesús murió, “la tierra tembló y las rocas se partieron” (Mateo 27:51), pero algo aún más significativo sucedió en el templo: el velo que estaba en el Lugar Santísimo se rasgó en dos partes. Tras la muerte del Salvador, Sus discípulos hicieron un gran esfuerzo por obtener Su cuerpo y prepararlo cuidadosamente para la sepultura. El objetivo de esta lección es ayudarte a entender y reflexionar sobre lo que Jesucristo ha hecho por ti y lo que puedes hacer para demostrar honor y agradecimiento por Él.

Honrar a los que han fallecido

Las personas de diferentes culturas tienen diferentes maneras de recordar y honrar a alguien que ha muerto. Piensa en alguien a quien ames que haya fallecido o medita en cómo sería si alguien cercano a ti falleciera.

  • ¿Qué es lo deseas (o desearías) siempre recordar acerca de tu ser querido?

  • ¿Qué haces para honrar a los que han fallecido o para demostrar amor por ellos?

Los pasajes de las Escrituras de esta lección describen la muerte del Salvador en la cruz y los acontecimientos que ocurrieron inmediatamente después. Tómate un momento para meditar sobre las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo te habrías sentido si hubieras presenciado la muerte de Jesús?

  • ¿Cómo te sientes ahora con respecto a Su muerte?

  • ¿Cómo desearías recordarlo y honrarlo?

A medida que estudies hoy, busca la guía del Espíritu Santo para que te ayude a saber cómo puedes recordar, honrar y mostrar amor por el Salvador.

El simbolismo del velo del templo

En el momento de la muerte de Jesús hubo un terremoto y otras manifestaciones físicas, entre ellas, daños al templo. Lee Mateo 27:50–51 y considera marcar el detalle sobre el templo que Mateo registró.

Dibujo sencillo del plano del templo con el velo

El antiguo templo tenía dos salas separadas por un velo o cortina. Una vez al año, en el Día de la Expiación, el sumo sacerdote atravesaba el velo del templo para pasar del Lugar Santo al Lugar Santísimo. Esa sala representaba la presencia de Dios. En esa sala, el sumo sacerdote rociaba sobre el altar la sangre de una ofrenda por el pecado para expiar los pecados de Israel (véase Levítico 16).

  • ¿Qué podría simbolizar la rotura del velo en el Lugar Santísimo?

El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó el significado simbólico de aquel hecho:

Élder Bruce R. McConkie

El Lugar Santísimo ahora está abierto para todos y, por medio de la sangre expiatoria del Cordero, ahora todos pueden entrar en el más alto y santo de todos los lugares, ese reino en el que se encuentra la vida eterna […]. [Todas las personas] se vuelven elegibles para pasar por el velo hacia la presencia del Señor para heredar una exaltación completa.

(Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo I, pág. 830)

Una verdad que podemos aprender de lo que ocurrió en Mateo 27:51 es que Jesucristo ha hecho posible que todos regresemos a la presencia del Padre Celestial y lleguemos a ser como Él. El apóstol Pablo también enseñó que la rotura del velo ilustraba esa verdad (véase Hebreos 10:19–20).

Medita en el precio que pagó tu Salvador a fin de partir el velo y hacer posible que regreses al reino de Su Padre.

ícono de diario 1. Registra lo siguiente en tu diario de estudio:

Anota algunas maneras en que el Salvador te haya ayudado personalmente a crecer, mejorar y llegar a ser más como tu Padre Celestial para que con el tiempo puedas regresar a Su presencia.

Los discípulos de Jesús lo honran

Cuando Jesús murió, Sus discípulos procuraron recordarlo y honrarlo. Lee sobre la manera en que algunos de los discípulos demostraron su amor por Jesús.

La siguiente información puede ayudarte a comprender mejor las acciones de estos discípulos.

Sepulcro del jardín, Jerusalén, Israel

A pesar de que no era un seguidor declarado de Cristo, José de Arimatea mostró compasión y valentía al pedir el cuerpo de Jesús. La tumba o sepulcro que José proporcionó para el cuerpo del Salvador estaba excavada en piedra, probablemente con un gran costo.

Mirra

La mirra es una savia seca fragante que se utiliza para preparar el cuerpo de la persona fallecida. La cantidad de mirra y áloes que Nicodemo llevó para ungir el cuerpo del Salvador era similar a la que se usaba en los entierros reales.

El cuerpo de Cristo es puesto en un sepulcro

Las mujeres habían preparado especias y perfumes para terminar de preparar el cuerpo de Jesús, ya que Su sepultura se había hecho de manera apresurada.

  • ¿Qué revelan las acciones de estas personas en cuanto a sus sentimientos hacia el Salvador?

Demostrar tu amor por tu Salvador

Aunque el Salvador no está físicamente presente con nosotros, aún podemos encontrar maneras de demostrarle nuestro amor.

ícono de diario 2. Completa lo siguiente en tu diario de estudio:

Escribe o dibuja una o más cosas que sientas que debes hacer para honrar al Salvador y demostrar amor por Él. Al igual que en el caso de José de Arimatea, Nicodemo, María Magdalena y las otras mujeres, esto puede requerir sacrificio.

Opcional: ¿Quieres aprender más?

¿Qué ha hecho el Salvador por mí?

El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, resumió algunas de las cosas que el Salvador ha hecho por cada uno de nosotros:

Presidente Dallin H. Oaks

Conforme al plan de nuestro Padre Celestial, Él “hi[zo] los cielos y la tierra” (Doctrina y Convenios 14:9) a fin de que cada uno de nosotros pudiera tener la experiencia terrenal necesaria para procurar su destino divino. Como parte del plan del Padre, la resurrección de Jesucristo venció la muerte para asegurar la inmortalidad a cada uno de nosotros. El sacrificio expiatorio de Jesucristo nos da a todos la oportunidad de arrepentirnos de nuestros pecados y regresar limpios a nuestro hogar celestial. Sus mandamientos y convenios nos muestran el camino, y Su sacerdocio nos da la autoridad para efectuar las ordenanzas que son esenciales para alcanzar ese destino. Y nuestro Salvador padeció por voluntad propia todos los dolores y debilidades terrenales a fin de saber cómo fortalecernos en nuestras aflicciones.

(Dallin H. Oaks, “¿Qué ha hecho nuestro Salvador por nosotros?”, Liahona, mayo de 2021, pág. 77)

¿De qué maneras puedo demostrar mi amor por el Salvador?

La hermana Becky Craven, de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, declaró:

Hermana Rebecca L. Craven

… Si lo amamos tal como afirmamos, ¿no podemos demostrar ese amor siendo un poco más cuidadosos en vivir Sus mandamientos?

Ser cuidadoso en vivir el Evangelio no significa necesariamente ser formal o anticuado. Lo que significa es ser dignos en nuestros pensamientos y comportamiento como discípulos de Jesucristo. Al reflexionar en la diferencia que existe entre ser cuidadosos o despreocupados al vivir el Evangelio, consideremos algunas ideas:

¿Somos cuidadosos en nuestra adoración del día de reposo y en nuestra preparación para participar de la Santa Cena cada semana?

¿Podríamos ser más esmerados en nuestras oraciones y en el estudio de las Escrituras o al participar más activamente en Ven, sígueme — Para uso individual y familiar?

¿Somos cuidadosos en nuestra adoración en el templo y vivimos cuidadosa y resueltamente los convenios que hicimos tanto al bautizarnos como en el templo? ¿Somos cuidadosos en nuestra apariencia y modestos en el vestir, especialmente en lugares y circunstancias sagrados? ¿Somos cuidadosos en cómo usamos los sagrados gárments del templo?, ¿o dictan las modas del mundo una actitud más despreocupada?

¿Somos cuidadosos en la forma en que ministramos a los demás y en cómo cumplimos nuestros llamamientos en la Iglesia?, ¿o somos indiferentes o despreocupados en nuestro llamado a servir?

¿Somos cuidadosos o despreocupados con lo que leemos y lo que vemos en la televisión y en nuestros dispositivos móviles? ¿Somos cuidadosos en nuestro lenguaje o abrazamos despreocupadamente lo ordinario y lo vulgar?

El folleto Para la Fortaleza de la Juventud contiene normas que, si se siguen con cuidado, nos proporcionarán abundantes bendiciones y nos ayudarán a permanecer en la senda de los convenios.

(Becky Craven, “Cuidadosos vs. despreocupados”, Liahona, mayo de 2019, págs. 10–11)