Seminario
Juan 18:33–40; Lucas 23:8–11


Juan 18:33–40; Lucas 23:8–11

Jesús es juzgado y azotado

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<i>Ecce Homo</i>, por Antonio Ciseri

Después de que Jesús fue arrestado y juzgado falsamente ante los líderes judíos, fue enviado para ser juzgado ante Pilato, quien tenía jurisdicción romana. El Salvador se sometió mansamente a los romanos y fue dolorosamente azotado y sentenciado a muerte. La finalidad de esta lección es ayudarte a aprender más sobre el amor del Salvador por todos, sobre Su carácter perfecto y sobre cómo puedes seguir mejor Su ejemplo.

Sentirse maltratado

  • ¿Cuáles son algunas situaciones comunes en las que un adolescente podría sufrir burlas, ser acusado falsamente o ser maltratado?

  • ¿Cuáles son algunas de las formas en las que un adolescente típico podría responder a ese tipo de trato?

El Señor puede estar con nosotros y ayudarnos a progresar a partir de las experiencias difíciles. Él puede ayudarnos a responder a las dificultades y a la oposición de maneras cristianas. Piensa en tus propias experiencias de ocasiones en las que hayas sufrido burlas, te hayan acusado falsamente o te hayan maltratado, incluyendo el modo en que respondiste y por qué.

Al acercarse los acontecimientos finales de Su vida, Jesucristo fue sometido a burlas, acusado falsamente y maltratado. Al estudiar estos últimos acontecimientos de la vida del Salvador, busca los rasgos de carácter que lo ayudaron a perseverar fielmente y completar Su misión. Considera también, con espíritu de oración, cómo puedes seguir Su ejemplo.

Jesús es juzgado injustamente y condenado a muerte

Después de sufrir en el Jardín de Getsemaní, Jesús fue arrestado, y los líderes judíos (que formaban el Sanedrín) lo juzgaron injustamente y lo condenaron a muerte. Sin embargo, debido a que Israel estaba bajo la ley romana, solamente los romanos podían autorizar la ejecución. Por esa razón, los judíos enviaron a Jesús ante Pilato, el líder romano sobre Judea, acusándolo de rebelión contra el gobierno romano por afirmar ser “el Rey de los judíos” (véase Marcos 15:2). Pilato envió a Jesús a Herodes Antipas, quien estaba en Jerusalén por la fiesta de la Pascua judía, con la esperanza de que Herodes lo juzgara en Galilea, pero Herodes envió a Jesús de regreso a Pilato.

Lee dos o más de los siguientes relatos, que cuentan cómo Jesús fue acusado injustamente y finalmente condenado. A medida que leas, busca el modo en que respondió Jesús en cada una de esas situaciones. Recuerda que Él tenía el poder de liberarse de esas circunstancias (véase Mateo 26:52–54).

  1. El Sanedrín interroga a Jesús. Lee Mateo 26:57–68 o mira el video “Jesús es juzgado por Caifás, Pedro niega conocerlo” desde el minuto 0:00 hasta el 1:39. Este video está disponible en LaIglesiadeJesucristo.org.

  2. Pilato interroga a Jesús. Lee Juan 18:33–40, o mira “Jesús es condenado ante Pilato” (3:15), disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, para ver una representación del juicio ante Pilato.

  3. Jesús comparece ante Herodes. Lee Lucas 23:8–11.

  4. Los soldados romanos azotan a Jesús y Pilato lo interroga por segunda vez. Lee Juan 19:1–16, o mira “Jesús es azotado y crucificado” desde el minuto 0:00 hasta el 2:03, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org. Podría ser útil saber que un azote era un látigo que a menudo incluía objetos afilados (como pedazos de roca, metal o hueso) entretejidos entre varias de las hebras. Muchas personas no sobrevivían a la flagelación debido al severo trauma físico que causaba.

1. Responde la pregunta siguiente en tu diario de estudio:

  • ¿Cómo respondió el Salvador en estas situaciones?

  • ¿Por qué crees que el Salvador pudo haber respondido de esa manera?

El carácter de Jesucristo

Lee 1 Nefi 19:9 y las citas siguientes en busca de reflexiones sobre el carácter del Salvador.

El élder Robert D. Hales (1932–2017), del Cuórum de los Doce Apóstoles, expresó lo siguiente:

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Élder Robert D. Hales

Para responder como Cristo lo haría no hay un texto fijo ni una fórmula. El Salvador respondió de manera diferente en cada situación. Cuando compareció ante el malvado rey Herodes, Él permaneció callado; al estar frente a Pilato, ofreció un sencillo y potente testimonio de Su divinidad y propósito […].

Algunas personas equivocadamente piensan que reacciones tales como el silencio, la mansedumbre, el perdón y el expresar humilde testimonio son respuestas pasivas o débiles, pero, el “[a]ma[r] a [n]uestros enemigos, bendeci[r] a los que [n]os maldicen, hace[r] bien a los que [n]os aborrecen, y ora[r] por los que [n]os ultrajan y [n]os persiguen” (Mateo 5:44) requiere fe, fortaleza y, más que todo, valor […].

(Véase Robert D. Hales, “Valor cristiano: El precio del discipulado”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 72).

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

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Élder David A. Bednar

Consideren también cómo el Maestro fue acusado y condenado ante Pilato para ser crucificado [véase Mateo 27:2, 11–26] […]. La mansedumbre del Salvador se manifiesta en Su respuesta disciplinada, en Su firme autocontrol y al no estar dispuesto a ejercer Su poder infinito para beneficio personal.

(David A. Bednar, “Mansos y humildes de corazón”, Liahona, mayo de 2018, pág. 33)

2. Responde la pregunta siguiente en tu diario de estudio:

  • ¿Qué aprendiste de Jesús al ver la manera en la que respondió durante esas circunstancias difíciles?

  • ¿De qué manera las acciones del Salvador demostraron Su “amorosa bondad […] para con los hijos de los hombres”? (1 Nefi 19:9).

  • ¿De qué manera el saber que Jesucristo tiene estos atributos podría ayudarte a amarlo más y a confiar más en Él?

Es importante tener en cuenta que, en muchas ocasiones, el Salvador responsabilizó con firmeza a otras personas por sus actos (véanse Marcos 11:15–17, Juan 2:13–16, Doctrina y Convenios 133:48–51). Como seguidores de Jesucristo, deseamos responder a las burlas, las falsas acusaciones o el maltrato con amor, valor y mansedumbre. Sin embargo, eso no significa que debamos permitir que otros abusen de nosotros o nos hagan daño. “El Señor condena la conducta abusiva en todas sus formas: física, sexual, verbal o emocional” (Carta de la Primera Presidencia, “Cómo prevenir y responder ante el abuso o maltrato”, 26 de marzo de 2018). Si hemos sido víctimas de abuso o maltrato, es importante que busquemos la ayuda de un adulto de confianza de inmediato.

3. Completa una de las siguientes actividades en tu diario de estudio:

  1. Piensa en una ocasión en la que hayas sentido que se burlaban de ti, que te acusaban falsamente o te maltrataban. Busca la ayuda del Padre Celestial por medio del Espíritu Santo para aprender maneras cristianas apropiadas de responder ante esa situación. Escribe lo que hiciste bien y en qué quisieras mejorar.

  2. Escribe dos ejemplos de ocasiones o circunstancias en las que recordar el carácter de Cristo te haya ayudado o podría ayudarte. ¿Cómo cambiaría tu vida si constantemente trataras de desarrollar características semejantes a las de Cristo?

  3. Selecciona una característica de Cristo que te gustaría desarrollar más plenamente. Piensa en ocasiones diarias en las que podrías poner esta característica en práctica.

Opcional: ¿Quieres aprender más?

Juan 18:36. ¿Cuál es el reino del que hablaba Jesús?

El élder D. Todd Christofferson enseñó:

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Élder D. Todd Christofferson

Cuando Daniel interpretó el sueño de Nabucodonosor, rey de Babilonia, dando a conocer al rey “lo que ha de acontecer en los postreros días” [Daniel 2:28], le declaró que “el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido ni será dejado el reino a otro pueblo; despedazará y consumirá a todos [los demás] reinos, pero él permanecerá para siempre” [Daniel 2:44]. La Iglesia es ese reino profetizado para los últimos días, no creado por el hombre sino establecido por el Dios del cielo, que rodará como una piedra cortada de la montaña, no con mano, a fin de llenar la tierra [Daniel 2:45; véase también el versículo 35].

Su destino es establecer Sion en preparación para el regreso y reinado milenario de Jesucristo Antes de ese día, no habrá un reino en sentido político; como dijera el Salvador: “Mi reino no es de este mundo” [Juan 18:36; cursiva agregada], sino que es el depósito de Su autoridad en la tierra, el administrador de Sus santos convenios, el guardián de Sus templos, el predicador de Su verdad, el lugar para el recogimiento del Israel esparcido, y “[la] defensa y [el] refugio contra la tempestad y contra la ira, cuando sea derramada sin mezcla sobre toda la tierra” [Doctrina y Convenios 115:6].

(Véase D. Todd Christofferson, “El porqué de la Iglesia”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 111).

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