Romanos 1
“[N]o me avergüenzo del evangelio de Cristo”
En un momento u otro, todos tendremos que defender lo que creemos. Al dirigirse a los santos que vivían en Roma, Pablo declaró que “no [s]e averg[onzaba] del evangelio de Cristo” (Romanos 1:16). Su afán de compartir el mensaje del Evangelio era una prueba de ello. Esta lección puede ayudarte a no avergonzarte de que se te reconozca como discípulo de Jesucristo.
¿Qué es lo que ya sabes?
Imagínate que le dices a una amiga que es de otra religión cristiana que estás estudiando el Nuevo Testamento en Seminario. Ella te dice que ama el Nuevo Testamento, pero a veces tiene dificultades para entender las epístolas. Ella te pregunta qué sabes acerca de ellas. Responde el siguiente cuestionario para ver cuán bien podrías responderle.
La epístola a los Romanos
El libro de Romanos es una epístola que Pablo escribió a los santos de Roma cerca del final de sus viajes misionales. Roma, la capital del Imperio romano, estaba llena de filosofías mundanas y constituía un lugar donde era difícil predicar y vivir el evangelio de Jesucristo. Pablo escribió a los santos romanos a fin de fortalecer su fe, prepararlos para su llegada, aclarar y defender sus enseñanzas, y fomentar la unidad entre los miembros judíos y gentiles de la Iglesia.
Al estudiar Romanos 1, busca verdades que puedan alentarte a medida que te esfuerzas por ser un discípulo de Jesucristo.
No me avergüenzo
Miren “La preparación de Joseph F. Smith: De pura cepa, de pies a cabeza” (1:31) disponible en LaIglesiadeJesucristo.org. Este relato también se encuentra en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, 1998, pág. 110.
Lean Romanos 1:15–17 para saber lo que el presidente Joseph F. Smith y Pablo tenían en común. Si lo desean, marquen las palabras o frases de esos versículos que les parezcan significativas.
Tal vez hayas marcado las palabras “[N]o me avergüenzo del evangelio de Cristo” en Romanos 1:16.
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Según lo que aprendiste acerca de Pablo en el libro de Hechos, ¿cómo había demostrado él que no se avergonzaba de ser reconocido como cristiano?
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¿Qué situaciones podrían afrontar los jóvenes hoy en día en las que deban defender el evangelio de Cristo y no avergonzarse de él?
Pablo sabía que Roma era un lugar difícil para vivir y predicar el Evangelio. También enfrentó oposición por parte de aquellos que malinterpretaban o rechazaban sus enseñanzas. No obstante, Pablo estaba ansioso por ir a Roma y predicar allí a fin de traer a otras personas a Cristo (véase Romanos 1:15).
Piensa en experiencias en las que, al igual que Pablo, hayas tenido la oportunidad de defender o compartir tu fe en Jesucristo. Haz una lista breve en tu diario. Incluye tus pensamientos y sentimientos sobre cuánto deseabas compartir tu fe en esas situaciones.
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¿Por qué podría un joven sentirse avergonzado de que se lo reconozca como cristiano? ¿Qué podría hacer si tuviera esos pensamientos o sentimientos?
Ejemplos actuales y de las Escrituras
Repasa dos de los siguientes ejemplos de personas que no se avergonzaron de dar a conocer su fe en el Señor. Piensa en las situaciones en las que se encontraban y busca similitudes entre su vida y la tuya.
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Cuando otras personas te juzgan: La mujer que lavó los pies de Jesús con sus lágrimas (Lucas 7:36–50)
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Cuando debes enfrentarte a tus compañeros: Abinadí y Alma (Mosíah 13:1–9; 17:1–4; 18:1–3)
25:30 -
Cuando compartes el Evangelio: Teren Bingham y Brandon McEuen (“La misma camiseta” [5:03], LaIglesiadeJesucristo.org)
5:3 -
¿Qué te llamó la atención de esos ejemplos?
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¿Cómo demostraron esas personas que no se avergonzaban del evangelio de Cristo?
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¿Quién ha sido un ejemplo en tu vida de no avergonzarse del evangelio de Jesucristo? ¿Cómo ha demostrado esa persona su fe?
En Romanos 1:15–17, se nos dice que el entusiasmo de Pablo por el evangelio de Cristo provino en parte de su comprensión de que “[el Evangelio] es poder de Dios para salvación” para todos los hijos de Dios. En otras palabras, debido a que Pablo sabía que nadie puede salvarse sin el evangelio de Jesucristo, quería compartirlo con todos.
Las respuestas son: (1) c; (2) b; (3) c; (4) a.
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Cómo puedo compartir mi testimonio de maneras normales y naturales?
El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
Sé que algunos de nosotros somos más sociables que otros. Eso está bien. El Señor hace posible que cada uno de nosotros, a nuestra manera, invite a otras personas a venir y ver, y a venir y ayudar. Entonces, Dios hará Su obra salvadora, y ellos vendrán y se quedarán.
Permítanme sugerir cinco cosas que cualquier persona puede hacer para participar en la gran comisión del Salvador de ayudar a recoger a Israel.
Acércate a Dios […].
Llena tu corazón de amor por otras personas […].
Esfuérzate por caminar en la senda del discipulado […].
Expresa lo que guardas en el corazón […].
Confía en que el Señor obrará Sus milagros.
(Dieter F. Uchtdorf, “Sharing the Gospel in Normal and Natural Ways”, ChurchofJesusChrist.org)