Romanos 6
“And[ar] en vida nueva”
Entregarnos a Dios no es fácil. Sin embargo, Jesucristo promete que, a medida que dejemos morir a nuestro antiguo ser pecaminoso, Él nos dará vida nueva y cambiará nuestra naturaleza para que lleguemos a ser más como Él. Pablo enseñó que, mediante la ordenanza del bautismo, podemos recibir el poder transformador del Salvador para ayudarnos a “and[ar] en vida nueva” (Romanos 6:4). Esta lección puede ayudarte a procurar el cambio por medio de Jesucristo y a reconocer mejor cuándo esos cambios estén ocurriendo.
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¿Qué recuerdas sobre tu bautismo?
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¿Cómo has cambiado espiritualmente desde que fuiste bautizado?
Dedica un momento a meditar sobre tu progreso espiritual. Podrías hacerte preguntas como las siguientes: “¿Están mejorando mi fe y mi relación con el Padre Celestial y con Jesucristo?” o “¿Cómo influye en mi actitud y en mis acciones lo que he aprendido acerca de mi Salvador?”. A medida que estudies Romanos 6, medita acerca de si estás llegando a ser más como el Salvador y la forma en que Él puede ayudarte a seguir creciendo y volviéndote más como Él.
El bautismo por inmersión simboliza la muerte y la resurrección
Aprender a reconocer y entender los símbolos de las Escrituras es una habilidad valiosa. Pablo utilizó el simbolismo del bautismo por inmersión para ayudar a los santos de Roma a entender que debemos abandonar nuestra vida pecaminosa anterior a fin de que Jesucristo pueda cambiarnos y darnos nueva vida mediante Su expiación.
Lee Romanos 6:3–8 y busca símbolos que puedan enseñarte más acerca del Salvador. Puede ser útil saber que la Traducción de José Smith del versículo 7 dice: “Porque el que está muerto al pecado, libre está del pecado” (en Romanos 6:7, nota a al pie de página).
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Según Romanos 6:3–8, ¿qué representa para nosotros descender al agua, ser sepultados en ella y salir de ella en el bautismo?
El presidente Russell M. Nelson enseñó lo siguiente:
Hay ordenanzas esenciales en el Evangelio que simbolizan la Expiación. El bautismo por inmersión es simbólico de la muerte, sepultura y resurrección del Redentor.
(Russell M. Nelson, “La Expiación”, Liahona, enero de 1997, pág. 39)
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¿Cómo resumirías Romanos 6:4 como una declaración de verdad?
La siguiente es una manera de resumir Romanos 6:4: Por medio de Jesucristo, podemos cambiar y “and[ar] en vida nueva”.
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¿Qué crees que signifique “and[ar] en vida nueva”? (Romanos 6:4).
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¿En qué ocasiones has sentido que, por medio del Salvador, pudiste andar en vida nueva?
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¿Por qué piensas que el Padre Celestial y Jesucristo desean que andemos en vida nueva?
Como se registra en los versículos 5–6, Pablo enseñó que, por medio del convenio y la ordenanza del bautismo, “nuestro viejo hombre” o “cuerpo del pecado” es “crucificado juntamente con [Jesucristo]” y “deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado”.
Dedica un momento a meditar en cuanto a los pecados o debilidades con los que luchas y los cuales deseas quitar de tu vida. Repasarás estos pensamientos más adelante en la lección.
¿Qué cambios puedo hacer?
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¿Qué tipos de cambios crees que son fáciles de hacer? ¿Cuáles son difíciles?
Pablo utilizó el ejemplo de cómo el Salvador venció la muerte y el pecado para enseñar que nosotros también podemos vencer nuestros pecados por medio de Él. Lee Romanos 6:9–14 para ver cómo relacionó Pablo la muerte y resurrección de Cristo con la forma en que podemos vencer el pecado.
Puedes ser librado del pecado
Lee Romanos 6:16–18, 22–23 y busca las bendiciones que provienen de andar en vida nueva.
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Cuáles son algunas de las formas en las que puedo cambiar?
La hermana Becky Craven, quien prestó servicio como Segunda Consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, enseñó:
A cambio de Su invaluable pago por cada uno de nosotros, el Señor nos pide un cambio de corazón. El cambio que Él nos pide no es para Su beneficio sino para el nuestro […].
Tras escuchar las palabras del rey Benjamín, su pueblo clamó, declarando que sus corazones habían cambiado, y dijo: “Por el Espíritu del Señor Omnipotente, el cual ha efectuado un potente cambio en nosotros […], ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente” [Mosíah 5:2]. Las Escrituras no dicen que ellos se volvieron perfectos de inmediato, sino que su deseo de cambiar los condujo a la acción. Su cambio de corazón significó despojarse del hombre o de la mujer natural y entregarse al Espíritu a medida que se esforzaban por ser más semejantes a Jesucristo.
(Becky Craven, “Quédense con el cambio” (Liahona, noviembre de 2020, pág. 58)