Seminario
Santiago 3


Santiago 3

Las palabras que decimos

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Three teenage young women smiling and laughing together.

Las palabras que decimos tienen poder. ¿Puedes pensar en experiencias de tu vida en las que hayas sentido el poder de las palabras, ya sea para bien o para mal? En su epístola, Santiago enseñó sobre la importancia de controlar lo que decimos. La finalidad de esta lección es ayudarte a evaluar las palabras que dices y la forma en que estas influyen en tus esfuerzos por llegar a ser más como el Salvador.

Desarrollar la capacidad de hablar sobre las creencias del Evangelio con los demás. Brinde a los alumnos oportunidades para explicar el Evangelio en sus propias palabras y para compartir y testificar lo que saben y sienten. Esto ayudará a que el Evangelio penetre profundamente en sus corazones.

Preparación del alumno: Invite a los alumnos a fijarse en el modo en que el lenguaje que utilizamos influye en nosotros y en los demás. Pídales que vengan preparados para compartir lo que descubrieron.

Algunas posibles actividades de aprendizaje

El poder de las palabras

Mira las ilustraciones que se encuentran a continuación e imagina la conversación que podrían estar teniendo las personas. Piensa en la influencia que pueden tener las palabras que escuchamos y utilizamos.

Considere mostrar dos imágenes que muestren diferentes tipos de conversaciones. Por ejemplo, una imagen podría ser de dos personas discutiendo y la otra de dos personas fortaleciéndose la una a la otra con sus palabras, como las que se muestran a continuación:

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A mother argues with her teenage son while they stand in their kitchen.
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A young woman and her mother using a tablet and scriptures probably study and having a conversation.
  • ¿Qué es lo último que recuerdas que te dijeron que te haya ayudado o lastimado?

  • ¿Qué fue lo último que le dijiste a alguien que lo haya fortalecido o animado?

Considere invitar a los alumnos a compartir sus respuestas si se sienten cómodos y si es apropiado en el contexto de la clase.

Piensa si has dicho algo recientemente que pudiera haber tenido un efecto negativo en alguien. Al estudiar las enseñanzas de Santiago, busca verdades que te ayuden a entender mejor el poder de las palabras. Presta atención a los sentimientos, pensamientos e impresiones que te motiven a hablar más como el Salvador.

La lengua es como…

Santiago recalcó el poder de las palabras que escuchamos y decimos, y comparó la lengua con muchas cosas diferentes. Lee Santiago 3:2–12 para saber con qué la comparó. Dibuja una versión sencilla de una o dos de las comparaciones de Santiago en tu diario de estudio, mientras meditas en cómo nuestras palabras pueden ser como lo que estás dibujando.

Considere permitir que los alumnos trabajen en grupos pequeños o de a dos mientras estudian las comparaciones de Santiago. Como alternativa, brinde a los alumnos la siguiente lista de comparaciones e invítelos a estudiar algunas de ellas, meditando en cómo nuestras palabras pueden ser semejantes a las cosas que aparecen en la lista.

Lee la siguiente lista para ver si encontraste las mismas comparaciones.

  • Un freno. Santiago 3:2–3, 5 .Un freno (véase el versículo 3) es una pequeña pieza de metal que se coloca en la boca del caballo y que está conectada a las riendas, lo que le permite al jinete dirigir al caballo.

  • Un timón. Santiago 3:4–5 .Un timón (véase el versículo 4) controla el plano de deriva de un barco, el cual dirige o gira el barco.

  • Fuego. Santiago 3:5–6 .

  • Un animal indomable. Santiago 3:7–8 .

  • Veneno. Santiago 3:8 .

  • Una fuente y una higuera. Santiago 3:10–12 .

  • ¿Cómo pueden esas comparaciones ayudarnos a comprender mejor el poder de las palabras que escuchamos y decimos?

  • ¿Qué otras comparaciones podrías agregar para describir la influencia de las palabras que decimos?

Refiriéndose a las poderosas enseñanzas de Santiago, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, comentó lo siguiente:

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Official Portrait of Elder Jeffrey R. Holland. Photographed January 2018.

… Obviamente, Santiago no quiere decir que nuestras lenguas sean siempre inicuas, ni que todo lo que digamos esté “llen[o] de veneno mortal”, pero claramente quiere decir que por lo menos algunas de las cosas que decimos pueden ser destructivas, e incluso venenosas, ¡y esa es una acusación escalofriante para un Santo de los Últimos Días! La voz que expresa un testimonio sincero, que pronuncia fervientes oraciones y que canta los himnos de Sion puede ser la misma voz que vitupera y critica, que avergüenza y denigra, que ocasiona dolor y destruye el espíritu de uno mismo y con ello, el de los demás […].

… [R]uego que tratemos de ser ahora hombres y mujeres “perfectos” por lo menos de esta manera: al no ofender en palabra, o dicho de manera más positiva, al hablar con una nueva lengua, la lengua de ángeles. Nuestras palabras, así como nuestras acciones, deben estar llenas de fe y esperanza y caridad […] que el mundo necesita tan desesperadamente hoy día. Con palabras como esas, pronunciadas bajo la influencia del Espíritu, se pueden secar lágrimas, sanar corazones; se pueden edificar vidas, restituir la esperanza y hacer prevalecer la confianza.

(Véase Jeffrey R. Holland, “La lengua de ángeles”, Liahona, mayo de 2007, págs. 16, 18)

  • ¿Qué aprendiste de las comparaciones de Santiago y de las palabras del élder Holland?

Una verdad que podemos aprender es que los seguidores de Dios se esfuerzan por usar sus palabras con objetivos rectos, y no para difundir el mal.

Reflexiona por un momento en cómo has visto que se utilizan las palabras tanto para el bien como para el mal en las siguientes situaciones:

  • en mensajes de texto o redes sociales

  • en la Iglesia los domingos

  • en la escuela con tus amigos

  • en un equipo o en un club

  • en casa con tu familia

  • ¿Qué experiencias has tenido que ilustren el poderoso efecto que pueden tener las palabras en las personas, para bien o para mal?

Jesucristo fue “un hombre perfecto” ( Santiago 3:2) y nuestro ejemplo en todas las cosas, incluso en las palabras que dijo. Recuerda lo que sabes acerca de Él e imagina cómo usaría Sus palabras el Salvador si estuviera en las situaciones mencionadas anteriormente.

  • ¿Qué diferencias podrías notar entre la forma en que imaginas que el Salvador usaría las palabras y lo que comúnmente ves y escuchas hoy en día en esos entornos?

El lenguaje que escuchamos y utilizamos

Por medio de Sus profetas, el Señor nos ha enseñado lo que debemos y no debemos decir.

Si considera que los alumnos se beneficiarían de realizar la siguiente autoevaluación, proporcióneles el siguiente volante. Los alumnos podrían evaluar su lenguaje en general o en áreas específicas de su vida, tales como el hogar, la Iglesia, etc.

Reflexiona sobre tu forma de comunicarte (en cualquier forma: mensajes de texto, redes sociales, hablar con los demás, etc.) mientras lees las siguientes diez declaraciones adaptadas de Para la Fortaleza de la Juventud (librito, 2011, págs. 20–21). Evalúa tu vocabulario utilizando una escala del 1 al 5, donde 1 significa “Necesito mucha ayuda” y 5 significa “Estoy muy bien”.

1. Trato de usar un vocabulario limpio e inteligente.

2. Utilizo un lenguaje edificante, alentador y halagador.

3. Hablo amable y positivamente acerca de los demás.

4. No insulto a los demás ni los degrado, ni siquiera en broma.

5. Me esfuerzo por evitar los chismes de cualquier clase y por evitar hablar con enojo.

6. Cuando me siento tentado a decir cosas duras o hirientes, no las digo.

7. Utilizo el nombre de Dios y el de Jesucristo con reverencia y respeto.

8. Me dirijo al Padre Celestial usando un lenguaje reverente y respetuoso.

9. No utilizo lenguaje o gestos profanos, vulgares o groseros.

10. No cuento chistes ni relatos sobre acciones inmorales.

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New Testament Seminary Teacher Manaul - 2023

Piensa en el lenguaje que escoges utilizar y medita en lo que podrías hacer mejor.

  • ¿Cuáles son una o dos cosas que podrían ayudarte a escoger con más cuidado las palabras que dices y escuchas?

  • ¿En qué situaciones quieres mejorar especialmente?

  • ¿Qué estrategias podrían ayudar?

  • ¿De qué manera tus esfuerzos podrían ayudarte a llegar a ser más semejante al Salvador?

Comentarios e información de contexto

¿Cómo reflejan nuestras palabras quiénes somos como persona?

El élder Robert S. Wood, de los Setenta, enseñó lo siguiente:

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Final official portrait of Elder Robert S. Wood of the Second Quorum of the Seventy, 1999. Called as president of the Boston Massachusetts Temple, 2009. Released from Second Quorum of the Seventy October 3, 2009 at general conference.

… Nuestras palabras, lo mismo que nuestras expresiones externas, no son neutras, puesto que revelan lo que somos y dan forma a lo que llegaremos a ser […].

Lo que decimos y hacemos no solo da a conocer nuestra persona interior sino que también nos moldea a nosotros mismos, a los que nos rodean y, por último, a toda la sociedad. Todos los días cada uno de nosotros tiene que ver con el oscurecer la luz o con el desechar las tinieblas. Se nos ha llamado para invitar la luz y para ser una luz, para santificarnos nosotros mismos y edificar a los demás […].

Al hablar y actuar, preguntémonos si lo que decimos y la forma en que actuamos invitan a los poderes del cielo a nuestra vida y si invitan a todos a venir a Cristo. Debemos tratar las cosas sagradas con reverencia. Tenemos que eliminar de nuestra conversación lo inmodesto y lo lujurioso, lo violento y lo amenazante, lo degradante y lo falso. Como escribió el apóstol Pedro: “[S]ino, como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta” [ 1 Pedro 1:15 ]. La expresión “conducta” se refiere allí no solo a lo que decimos sino a todo nuestro comportamiento.

(Véase Robert S. Wood, “Con lengua de ángeles”, Liahona, enero de 2000, págs. 101–102)

¿Cómo podemos cambiar positivamente el lenguaje que usamos y escuchamos?

El video “Club en contra de las malas palabras” (4:58), disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, muestra los esfuerzos de un joven por ayudar a los demás a evitar el lenguaje inapropiado.

Actividades de aprendizaje complementarias

Alternativa para comenzar la lección

Considere compartir con los alumnos ejemplos del Salvador hablando a otras personas en diversas situaciones, como en Juan 8:1–11 ; Marcos 9:14–27 y Lucas 23:32–34 . Tenga en cuenta que la traducción de José Smith de Lucas 23:34 (en Lucas 23:34, nota b al pie de página) deja en claro que Jesucristo le está pidiendo al Padre que perdone a quienes lo crucificaron, es decir, a los soldados romanos. Invítelos a compartir lo que les llama la atención sobre lo que el Salvador dijo o no dijo en esas situaciones. Luego invite a los alumnos a pensar en el lenguaje que utilizan, en el que escuchan de los demás y en la influencia que este tiene.

Posible invitación

Para ayudar a los alumnos a poner en práctica el principio de esta lección, podría desafiarlos a pasar 24 horas sin decir nada negativo. Anímelos a anotar en su diario de estudio el efecto que el desafío tuvo en ellos y en las personas con las que interactuaron.

Enseñanzas adicionales de Santiago

A fin de ayudar a los alumnos a estudiar más de las enseñanzas de Santiago, considere mostrar las siguientes referencias de las Escrituras (sin las explicaciones entre paréntesis). Invite a los alumnos a escudriñar algunos de estos versículos y a prepararse para compartir lo que aprendieron y cómo eso se aplica en la actualidad. Luego, los alumnos podrían escoger una referencia de las Escrituras para estudiarla con más detalle y preparar una lección de tres a cinco minutos o un discurso sobre ese tema. Si el tiempo lo permite, podría invitar a uno o dos alumnos a que compartan con la clase lo que hayan preparado.

Santiago 1:12–16 (Somos bendecidos por soportar la tentación).

Santiago 1:27 (La religión pura es cuidar de los demás y ser espiritualmente limpios).

Santiago 2:8–9 (Ama a los demás como a ti mismo).

Santiago 4:6–10 (Sé humilde, resiste a Satanás y acércate a Dios).

Santiago 4:17 (Si sabemos hacer lo bueno pero escogemos no hacerlo, cometemos pecado).

Santiago 5:14–15 (Los enfermos pueden ser sanados mediante la oración o mediante la imposición de manos y la unción con aceite en el nombre de Cristo).

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