Lucas 7:36–50
“Porque amó mucho”
Jesús cenó en el hogar de un fariseo llamado Simón. Una mujer a la que Simón consideraba “pecadora” entró y “comenzó a regar con lágrimas [los] pies [del Salvador]”, los enjugaba con su cabello “y besaba sus pies y los ungía con […] perfume” (Lucas 7:37–39). En respuesta a los pensamientos de Simón, el Salvador relató una parábola sobre el perdón y el amor. Esta lección tiene por objeto ayudarte a ejercer fe en Jesucristo y arrepentirte de tus pecados.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
La dirección en la que nos estamos moviendo
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¿Qué observas en cuanto a las personas del diagrama?
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La distancia a la que están del Salvador y la dirección en la que se orientan, ¿qué podrían sugerir acerca de su relación con Él?
Piensa por un momento en qué lugar te ubicarías en el diagrama y en qué dirección te hallarías. El élder Larry R. Lawrence, que en ese entonces era miembro de los Setenta, explicó:
[El] Padre Celestial conoce nuestro potencial divino. Él se regocija cada vez que avanzamos un paso. Para Él, la dirección en la que vamos es mucho más importante que nuestra velocidad.
(Larry R. Lawrence, “¿Qué más me falta?”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 35)
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¿Por qué piensas que la dirección espiritual en la que vamos es más importante que nuestra velocidad?
El Señor siente gran dicha cuando nos esforzamos por arrepentirnos (véanse Lucas 15:7; Doctrina y Convenios 18:13). Una manera de describir el arrepentimiento es alejarse del pecado y acercarse a Dios (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Arrepentimiento, arrepentirse”, escrituras.ChurchofJesusChrist.org). A medida que estudias, presta atención a las impresiones del Espíritu que pueden ayudarte a alejarte del pecado y acercarte al Salvador.
Jesús come en la casa de Simón el fariseo
Lucas 7 contiene un relato de cuando Jesús comió en el hogar de un fariseo llamado Simón. Mientras estaba con él, se le acercó una mujer que tenía reputación de ser pecadora (véase Lucas 7:37, 39).
Lee Lucas 7:36–39 en busca de lo que sucedió cuando la mujer se acercó a Jesús durante este festín.
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¿Qué notaste acerca de Simón? ¿Y acerca de la mujer?
Jesús percibió los pensamientos de Simón y relató una parábola. Lee Lucas 7:40–43 en busca de lo que el Salvador le enseñó a Simón por medio de esta parábola. Puede ser útil saber que un denario es la cantidad de dinero que un obrero ganaba generalmente en un día (véase el versículo 41, nota a al pie de página).
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¿Qué le habrá ayudado esta parábola a comprender a Simón sobre su propia necesidad de recibir el perdón?
En la época del Salvador era costumbre tratar a un huésped distinguido con atenciones especiales: recibirlo con un beso de bienvenida, proveerle agua para lavarse el polvo de los pies y ungir su cabello con aceite (véase James E. Talmage, Jesús el Cristo, 1975, pág. 276). Según leemos en Lucas 7:44–46, el Salvador señaló que Simón no le ofreció estas cortesías a Él, mientras que la mujer había hecho grandes esfuerzos por demostrar su amor y gratitud por Él.
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¿Qué crees que comprendía esta mujer acerca de Jesús que Simón quizás no había comprendido?
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¿Qué evidencia observas de que la mujer se había arrepentido, es decir, se había alejado de sus pecados y acercado al Salvador?
Lee Lucas 7:47–50 en busca de por qué el Señor perdonó los pecados a la mujer.
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¿Qué pensamientos o sentimientos tuviste sobre el Salvador mientras estudiabas este relato?
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¿Qué verdades aprendiste de este relato?
El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió enseñanzas que se relacionan con el relato registrado en Lucas 7. Mira el video “[Para que] pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres” (13:39) desde el minuto 4:23 hasta el 5:05, o lee el siguiente texto.
Cuanto más cerca estamos de Jesucristo en los pensamientos y las intenciones de nuestro corazón, más apreciamos Su padecimiento inocente, más agradecidos estamos por la gracia y el perdón, y más queremos arrepentirnos y llegar a ser como Él. La distancia absoluta a la que nos encontramos del Padre Celestial y de Jesucristo es importante, pero la dirección en que nos dirigimos es aún más crucial. Dios está más complacido con los pecadores que se arrepienten [y] que intentan acercarse más a Él que con los santurrones y criticones que, como los fariseos y los escribas de antaño, no se dan cuenta de lo mucho que necesitan arrepentirse.
(Dale G. Renlund, “[Para que] pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres”, Liahona, mayo de 2016, pág. 40)
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¿Qué palabras o frases de esta cita mejoran tu comprensión de lo que acabas de estudiar en Lucas 7?
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¿Qué experiencias te han ayudado a sentir un mayor amor y aprecio por el Salvador y la misericordia que Él ofrece?
Elabora un plan
Recuerda que el arrepentimiento no es un suceso, ni es solo para los pecados graves. Es un proceso, y nos arrepentimos cada vez que nos esforzamos por acercarnos al Señor y alejarnos del mal.
Observa nuevamente la imagen del Salvador y el diagrama con las figuras de palitos, y piensa en tu relación con Jesucristo y en qué dirección te estás desplazando. Elabora un plan para aumentar tu amor por el Salvador al arrepentirte a diario. Completa el siguiente ejercicio en una hoja de papel aparte para que puedas mantenerla en privado. Es posible que tengas la oportunidad de hacer un seguimiento de esta experiencia en una próxima lección.
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¿Cuál sería una cosa que debes dejar de hacer para acercarte al Salvador? ¿Cómo dejarás de hacerla?
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¿Cuál sería una cosa que debes empezar a hacer para acercarte al Salvador? ¿Cómo comenzarás a hacerla?
Comentarios e información de contexto
¿A quién me parezco más en este relato: Simón o la mujer?
El presidente Dieter F. Uchtdorf, en ese entonces miembro de la Primera Presidencia, dijo:
¿A cuál de estas dos personas nos parecemos más?
¿Somos como Simón? ¿Nos sentimos seguros y cómodos con nuestras buenas obras y confiamos en nuestra propia justicia? ¿Somos, quizás, algo impacientes con quienes no viven según nuestras normas? ¿Estamos en piloto automático?, ¿actuamos por inercia: vamos a las reuniones, bostezamos en la Escuela Dominical y quizás revisamos el teléfono móvil durante la reunión sacramental?
¿O somos como la mujer, que pensaba que estaba completa e irremediablemente perdida a causa de sus pecados?
¿Amamos mucho?
¿Entendemos nuestra deuda con el Padre Celestial y rogamos con toda nuestra alma por la gracia de Dios?
Cuando nos arrodillamos a orar, ¿es para repasar los grandes éxitos de nuestra propia rectitud o para confesar nuestras faltas, suplicar la gracia de Dios y derramar lágrimas de gratitud por el asombroso plan de redención?
No podemos comprar la salvación con las monedas de la obediencia; es la sangre del Hijo de Dios lo que la compra [véase Hechos 20:28].
(Dieter F. Uchtdorf, “El don de la gracia”, Liahona, mayo de 2015, pág. 109)
¿Por qué es importante que nos arrepintamos a diario?
El presidente Russell M. Nelson explicó:
Nada es más liberador, más ennoblecedor ni más crucial para nuestro progreso individual que centrarse con regularidad y a diario en el arrepentimiento. El arrepentimiento no es un suceso; es un proceso; es la clave de la felicidad y la paz interior. Cuando lo acompaña la fe, el arrepentimiento despeja el acceso al poder de la expiación de Jesucristo.
(Russell M. Nelson, “Podemos actuar mejor y ser mejores”, Liahona, mayo de 2019, pág. 67)