“¿Cómo puedo ministrar a ‘cada persona en particular’ en el caso de los miembros LGBTQ?”, Atracción hacia personas del mismo sexo: Líderes de la Iglesia, 2020
“¿Cómo puedo ministrar a ‘cada persona en particular’ en el caso de los miembros LGBTQ?”, Atracción hacia personas del mismo sexo: Líderes de la Iglesia
¿Cómo puedo ministrar a “cada persona en particular” en el caso de los miembros LGBTQ?
Elevar y fortalecer
“Si te centras en la persona en particular, puedes inspirar y fortalecer de verdad. He podido visitar distintos lugares del mundo y asistir a las reuniones de la Iglesia en muchos barrios y ramas diferentes. Si no has visto a otras personas que sean muy distintas a ti, en muchos aspectos distintos, es fácil centrarse en tu visión estrecha y pensar que solo existe esa forma de ser. Cuando ves las cosas desde otra perspectiva y consideras a los demás, eso nos ayuda a comprender que somos una familia, la familia del Padre Celestial […].
“Habrá quien diga: ‘Yo necesito a nadie’. Pero quizás te necesiten a ti. Cuando sales de tu zona de comodidad, estás bendiciendo la vida de otra persona.
“Pienso que algo que podemos hacer es centrarnos en el individuo. ¿Se puede buscar a una persona que desee conversar o alguien que necesite que se le escuche? ¿Se puede buscar a la persona que está fuera del grupo, que se halla al margen? Esto me otorga un propósito. Nos da un propósito cuando no estamos cómodos en un grupo, pero nos centramos en un individuo.
“Una de las mejores maneras para formar una buena relación es despojarse de ideas preconcebidas y mantener la mente y el corazón abiertos. A veces tendemos a clasificar a las personas o a suponer que son de cierta manera debido a cierta situación en sus vidas o familias; y siempre te sorprenderás si tu mente y corazón están abiertos. Descubres muchas cosas maravillosas en las personas que quizás no esperabas. Y cuando has vivido algo, cuando lo has visto, cuando has abierto el corazón a otras personas, te das cuenta de que todos tenemos un lugar” (Jean B. Bingham, “Centrarse en la persona en particular”, LaIglesiadeJesucristo.org).
Fomentar las relaciones con Cristo
“Es importante que cada uno tenga una relación con Cristo, porque la salvación es una experiencia personal e individual.
“Las personas no se salvan por congregaciones; se salvan una a una, una persona a la vez. Se trata de una relación muy personal con Cristo. El Salvador nos comprende porque Él no es algo abstracto, sino que es un Hijo de Dios real y viviente. El Hijo viviente del Dios viviente. A quienes creen que han pecado demasiado, han ido demasiado lejos o llevan mucho tiempo alejados y no pueden volver, les digo: nadie puede caer tan bajo que no lo alcance el brillo de la luz de Cristo. Eso no es posible.
“Participar de la Santa Cena del Señor es la manera más dramática en que podemos demostrar cada semana que deseamos identificarnos con Él, y a cambio, recibiremos un don y poder en forma recíproca. A medida que participamos y nos unimos firmemente con el Salvador en ese acto, recibimos a cambio esa firmeza y consagración, y salimos de la reunión con fortaleza, poder y entendimiento sobre Él que no teníamos antes. Esto será en parte porque lo entendemos mejor, pero es claro el hecho de que Él nos comprende. Mi experiencia personal, así como mi llamamiento apostólico, me lleva a declarar que Cristo nos conoce. Él ha pasado por la senda espinosa, ardua y pedregosa de nuestras vidas. Cómo hizo eso, no lo sé. No lo sé. Él no se divorció, así que tú podrías decir: ‘Bueno, ¿cómo sabe Él de mí, que yo me divorcié?’. No sé cómo lo hace. Pero si alguien ha sufrido un divorcio, Él lo comprende.
“Suena extraño decir esto, pero Dios me ha amado, en un sentido, casi tanto como a Su Hijo Unigénito. Por lo menos, puedo decir esto: Él dio a Su Hijo Unigénito por mí y eso dice algo acerca de mi valor ante Sus ojos y ante los ojos del Salvador, y de Su disposición de ir a Getsemaní y al Calvario por mí. Yo jamás tendré que hacerlo. No tengo que sangrar. Y no tengo que morir por el pecado de otra persona ni tengo que estar solo. Pero yo lo entiendo, me encanta. Y lo agradezco. Y significa para mí que Él me comprende, que me ama y que se allega a mí. Y aunque no pueda explicar cómo sucede esto, solo sé que sucede” (Jeffrey R. Holland, “El Salvador me comprende”, LaIglesiadeJesucristo.org).