Adicción
Apéndice


“Apéndice”, Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación, 2014.

“Apéndice”, Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación.

Apéndice

Apoyo durante la recuperación

Fuentes de apoyo para participantes y familiares

Recibir amor y apoyo de otras personas es esencial para ayudar a superar hábitos destructivos. Relacionarse con otras personas no solo brinda el cuidado que usted necesita, sino que le ayuda a recordar que es digno de recibir amor como el hijo de Dios que es. Al buscar apoyo en sus hermanos y hermanas espirituales, les está permitiendo practicar atributos como los de Cristo en su interacción con usted. Al hacerlo, ellos siguen la admonición del Salvador de “socorre[r] a los débiles, levanta[r] las manos caídas y fortalece[r] las rodillas debilitadas” (D. y C. 81:5).

A medida que use los 12 pasos de la recuperación y busque el apoyo de otras personas, se beneficiará de los siguientes recursos de apoyo:

  1. El Padre Celestial, Jesucristo y el Espíritu Santo. El Padre Celestial, Jesucristo y el Espíritu Santo son sus recursos de apoyo más importantes. La recuperación y la sanación son posibles por medio de Jesucristo y Su expiación. En el Libro de Mormón, el profeta Alma comparte que Cristo “tomará sobre sí… sus debilidades… para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos” (Alma 7:12). Usted se sentirá socorrido y cuidado cuando acuda humildemente a su Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo. Es importante no pasar por alto la ayuda del Salvador. Él nos ha enseñado: “… Yo soy el camino, y la verdad y la vida” (Juan 14:6). El Espíritu Santo puede darnos consuelo, paz y fortaleza espiritual para seguir adelante.

  2. Familiares. Los familiares pueden ser un recurso de apoyo al ofrecer amor y aceptación, y al aplicar los mismos 12 pasos y los principios del Evangelio en su vida. Todos pueden beneficiarse al aprender y aplicar los principios del Evangelio que se enseñan en el manual Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones y en la Guía de apoyo para el cónyuge y los familiares. (Nota: Los participantes pueden decidir no compartir sus experiencias con sus familiares más cercanos o con personas a las que podría hacerles daño saber de ellas. Si bien no todos los familiares están en una situación emocional para brindar consuelo, los que sí lo estén serán bendecidos cuando lo hagan).

  3. Amistades. Los amigos pueden brindar amor y apoyo cuando hable con ellos sobre sus dificultades, tanto si les habla o no de sus problemas. El valor de ellos puede ayudarle a usted a saber cuándo necesita cambiar y puede hacerle avanzar en su recuperación. Cuando ellos se preocupen por usted al grado de apoyarle en sus dificultades, será para usted un recordatorio de su propia valía.

  4. Líderes eclesiásticos. Los líderes eclesiásticos pueden brindar un apoyo esencial durante el proceso de la recuperación. Nunca olvide ni subestime el poder de los líderes del sacerdocio. “Aunque solo el Señor puede perdonar los pecados, estos líderes del sacerdocio [los obispos y los presidentes de rama, de estaca y de misión] tienen un papel vital en el proceso del arrepentimiento” y la sanación (véase Leales a la fe: Una referencia del Evangelio, 2004, págs. 21–22). Pero los líderes del sacerdocio del barrio o la estaca no son su único apoyo: un líder de cuórum, una líder de la Sociedad de Socorro, un hermano o hermana ministrante dedicados también pueden guiarle y cuidar de usted. El presidente Joseph F. Smith dijo: “No creo que haya ningún deber que sea más sagrado o más necesario, si se lleva a cabo como es debido, que los deberes de los maestros que visitan los hogares de los miembros, que oran con ellos, que los exhortan a la virtud, al honor, a la unidad, al amor y a la fe y la fidelidad en la causa de Sion” (en Conference Report, abril de 1915, pág. 140). El élder L. Tom Perry también enseñó: “… el hermano ministrante es la primera línea de defensa para vigilar y fortalecer [la] unidad [familiar]” (véase “Un llamamiento sagrado”, Liahona, febrero de 1979, pág. 105).

  5. Reuniones de recuperación. Las reuniones de recuperación brindan apoyo en un entorno grupal. Los participantes incluyen misioneros o voluntarios de Servicios para la Familia SUD, facilitadores experimentados en la recuperación y otras personas que están poniendo en práctica los principios de la recuperación. En estas reuniones, los recién llegados oyen a otras personas describir la manera en que aplican los principios y las prácticas de la recuperación. Compartir experiencias personales de recuperación puede ayudarle a progresar en su recuperación y a tener la esperanza de que es posible recuperarse.

  6. Consejeros profesionales. Los consejeros profesionales suelen ser fuentes de reflexión y perspectiva para quienes están lidiando con decisiones autodestructivas. Al buscar ayuda profesional, los miembros de la Iglesia deben elegir a alguien que apoye los principios del Evangelio.

  7. Personas de apoyo. Las personas de apoyo son aquellas que pueden caminar con usted durante su lucha por lograr paz. Particularmente, una persona de apoyo con experiencia en la recuperación en 12 pasos puede ser útil porque él o ella ha superado la negación y otros desafíos relacionados con la adicción. Gracias a esa experiencia, por lo general la persona de apoyo puede reconocer la falta de honradez que atrapa a quienes tienen conductas compulsivas y entender las demás dificultades que enfrentan. Las personas de apoyo ayudan a quienes están en recuperación a poner su “vida en perspectiva y a evitar el exagerar o minimizar [su] responsabilidad” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. 29). Cuando la persona de apoyo es alguien que ha luchado por superar una conducta compulsiva, tanto el que da apoyo como el que lo recibe son bendecidos al progresar en su propia recuperación. Dar y recibir apoyo es uno de los beneficios de participar en el programa para recuperarse de las adicciones y puede contribuir a prevenir las recaídas.

La importancia de las personas de apoyo

El apoyo durante el proceso para recuperarse de las conductas compulsivas es vital, y contar con una persona de apoyo en la que se puede confiar puede ser una parte esencial de recibir ese apoyo. El presidente Gordon B. Hinckley solía hacer hincapié en el valor de tener a alguien a quien acudir en cualquier situación de la vida y aconsejó a los miembros que tuvieran “[u]n amigo en la Iglesia al que puedan acudir constantemente, alguien que camine a su lado, que responda a sus preguntas y que comprenda sus problemas” (“Un fulgor perfecto de esperanza: Para los miembros nuevos de la Iglesia”, Liahona, octubre de 2006, pág. 4). Las personas que se están recuperando de conductas compulsivas necesitan, particularmente, esa clase de amigo. Además, el presidente Hinckley también aconsejó: “Quiero decirles: busquen a sus amigos de entre los miembros de la Iglesia; estén unidos y fortalézcanse mutuamente, y cuando llegue la tentación, tendrán a alguien en quien apoyarse para bendecirlos y darles fortaleza cuando la necesiten. Para esto está la Iglesia, para que en los momentos de debilidad podamos ayudarnos unos a otros a ser fuertes, verídicos y honrados” (discurso pronunciado en una conferencia regional en Eugene, Oregón, el 15 de septiembre de 1996; en “Las palabras del Profeta viviente: Reflexiones y consejos del presidente Gordon B. Hinckley”, Liahona, agosto de 1998, pág. 16). El presidente Thomas S. Monson enseñó igualmente: “Podemos fortalecernos los unos a los otros; tenemos la capacidad de prestar atención a aquellos que se hayan quedado en el olvido. Cuando tenemos ojos que ven, oídos que escuchan y corazones que comprenden y sienten, podemos tender una mano y rescatar a aquellos de quienes seamos responsables” (véase “El llamamiento a servir”, Liahona, enero de 2001, pág. 58).

Vivir en recuperación requiere una honradez absoluta. La negación y el aislamiento son características distintivas de quien toma malas decisiones. Es fácil caer en tales conductas sin el apoyo ni la perspectiva de otras personas; dichas conductas dificultan el alcanzar un progreso duradero y estable en la recuperación. Es importante contar con la ayuda de personas que presten apoyo apropiado y eficaz lo antes posible. “Si es humilde y sincero, y acude a Dios y a otras personas en busca de ayuda, podrá superar sus debilidades [con la ayuda del Salvador]” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. vi).

Cómo elegir una persona de apoyo

En el programa que ofrece la Iglesia, al igual que en otros programas de recuperación en 12 pasos, a usted no se le asignan personas específicas de apoyo. Decidir cuándo y a quién pedirle apoyo es una decisión personal. Inicialmente puede resultar difícil acudir a familiares o amigos en busca de ayuda; puede ser más fácil seleccionar a alguien en una reunión de recuperación, en quien usted pueda apoyarse. Por lo general, cuantas más personas de apoyo tenga, mejor será la recuperación. Una vez que tenga seleccionada a una posible persona de apoyo, pedirle ayuda puede hacer que se sienta humilde o asustado. Sin embargo, al hacerlo le sorprenderá la cantidad de amor y aceptación que sentirá. Cuanto más conectado esté a otras personas, más oportunidades tendrá de recibir amor y entender que es digno de ello.

Cuando escoja a una persona de apoyo, en el manual Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones se nos advierte: “No comparta información confidencial con personas de las que sospeche que pueden darle guía inadecuada, información errónea o que tengan dificultad para guardar una confidencia. [Las personas de apoyo] deben ser extremadamente dignas de confianza, tanto en palabra como en hechos” (pág. 30). Algunas de las personas de apoyo más eficaces son aquellas que son plenamente activas en la Iglesia y que han trabajado los principios de cada uno de los 12 pasos para superar estas conductas. Cuando busque apoyo, es esencial encontrar personas que hayan explorado sus debilidades, las hayan confesado y hayan trabajado para superarlas valiéndose de varios recursos, especialmente por medio de Jesucristo y Su expiación. Estos hechos demuestran un compromiso personal por tener una recuperación estable y a largo plazo: “Por esto podréis saber si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y los abandonará” (D. y C. 58:43).

Una persona de apoyo que haya superado sus propias debilidades puede tener empatía por la senda emocional que están recorriendo otras personas. Es más, las personas que han pasado por el programa o están a punto de acabarlo “[tienen] un mensaje de esperanza para otros adictos… que [estén dispuestos] a considerar un enfoque espiritual para cambiar su vida… El servicio [al] prójimo constituirá la mejor manera de compartir este mensaje” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. 71). Los que se han recuperado pueden reconocer la experiencia de quienes están luchando y pueden servir de ejemplo y ayudar a los participantes a usar las herramientas de la recuperación.

Debe elegir personas de apoyo de su mismo sexo (si no son parientes). Al comenzar la recuperación tal vez se sienta física, emocional y espiritualmente vulnerable. Cuídese de desarrollar una relación inapropiada con una persona de apoyo.

Cómo ser una persona de apoyo eficaz

  1. Sea un participante activo en la recuperación personal. Sus sugerencias como persona de apoyo solo serán tan eficaces como lo sea su estudio personal, su comprensión y su aplicación de los principios del Evangelio. Al esforzarse a diario por despojarse del hombre natural y hacerse santo mediante la Expiación (véase Mosíah 3:19), su ejemplo será poderoso para quienes acudan a usted en busca de guía y fortaleza. El ejemplo que dé al acudir al Salvador y Su expiación puede ser más importante que cualquier consejo que comparta jamás con los participantes del programa.

  2. Sea humilde. En el manual Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones se explica que “no hay lugar para el ego ni otro sentimiento de superioridad. Nunca olvide su origen y cómo usted [mismo] fue rescatado por la gracia de Dios” (pág. 72). También se enseña: “Al servir a su prójimo conservará su humildad, ya que se mantendrá centrado en los principios y las prácticas del Evangelio que haya aprendido” (pág. 71).

  3. Respete el albedrío de los demás. Como persona de apoyo, usted no debe dar “consejos ni [intentar] arreglar [a las personas en modo alguno]; simplemente limítese a informarles del programa y de los principios espirituales que han bendecido su vida” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y sanarse de las adicciones, pág. 71). Al ayudar a otras personas a ser conscientes de los principios y las prácticas útiles y luego simplemente permitirles que tomen sus propias decisiones, está demostrando respeto por su albedrío sagrado.

  4. Respete sus otros compromisos personales. Aceptar ser una persona de apoyo no significa que otras personas tengan acceso ilimitado a su tiempo y recursos. Usted puede dar el ejemplo de la importancia de establecer límites saludables al honrar sus otros compromisos, incluso con su familia, la Iglesia, sus actividades profesionales y su tiempo personal.

  5. Sirva desinteresadamente. El servicio abnegado requiere dar sin esperar nada a cambio. Evite procurar alabanzas, admiración, lealtad u otras recompensas emocionales de las personas a las que preste servicio. “Asegúrese de dar libremente, sin esperar un resultado en especial” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. 71).

  6. Tenga paciencia. El viaje de cada persona hacia la recuperación es único. Puede que la persona a la que esté ayudando aún no esté lista para avanzar. Puede que él o ella repita conductas malsanas y sea lento en adoptar los principios y las prácticas de recuperación. Recuerde “que la mayoría de nosotros tuvo que ‘tocar fondo’ antes de estar preparado para estudiar y aplicar esos principios” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. 71).

  7. Brinde aliento de manera amable pero firme. El apoyo eficaz llega “por persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero; por bondad y por conocimiento puro, lo cual engrandecerá en gran manera el alma sin hipocresía y sin malicia” (D. y C. 121:41–42).

  8. Ponga a Dios antes que usted. Acuérdese constantemente de confiar en Dios al ofrecer apoyo, y recuérdeles a las personas a las que brinda apoyo que hagan lo mismo. “Cuando haga algo por otra persona o comparta el mensaje de esperanza y recuperación, no permita que esa persona dependa excesivamente de usted. Su responsabilidad se limita a animar a otras personas que estén luchando por volverse a nuestro Padre Celestial y al Salvador en busca de guía y poder” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, págs. 71–72). Su labor consiste en compartir sus experiencias de fe y esperanza para ayudar a la gente a la que apoya durante el proceso de los 12 pasos a sentirse amadas y apoyadas por la gracia de Dios.

  9. Sea dedicado a la oración. Cada vez que ofrezca apoyo, procure la ayuda del Padre Celestial para saber qué principios o prácticas del programa de 12 pasos serán más útiles para las necesidades actuales de los participantes. “Al considerar cómo puede usted servir, ore siempre para recibir la guía del Espíritu Santo. Con la disposición correcta, hallará numerosas oportunidades de compartir los principios espirituales que ha aprendido” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. 71).

  10. Testifique de la verdad. Comparta cómo ha sentido que el Evangelio le ha ayudado a superar sus debilidades. “Comparta alguna experiencia personal para que [los demás] sepan que [usted] entiende sus circunstancias” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. 71). También puede testificar del Salvador y Su poder para sanar. “Este mensaje nos dice que Dios es un Dios de milagros, como siempre lo ha sido (véase Moroni 7:29), y su vida es una prueba de ello. Usted se está convirtiendo en una persona nueva gracias a la expiación de Jesucristo… Compartir el testimonio que usted tiene de Su misericordia y Su gracia es uno de los servicios más importantes que puede brindar” (Programa para recuperarse de las adicciones: Guía para recuperarse y curarse de las adicciones, pág. 71).

  11. Mantenga la confidencialidad. Usted tiene la responsabilidad de proteger la privacidad de otras personas. El anonimato y la confidencialidad son principios clave del programa para recuperarse de las adicciones, y ambos generan confianza.