NUESTRO PADRE CELESTIAL REVELA SU EVANGELIO
Como parte de Su plan, Dios elige profetas tales como Adán, Noé, Abraham y Moisés. Los profetas:
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Enseñan acerca de Dios y son testigos especiales de Su Hijo Jesucristo.
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Reciben revelación o dirección del Señor.
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Enseñan el Evangelio al mundo e interpretan la palabra de Dios.
Los profetas reciben el sacerdocio o la autoridad para actuar en el nombre de Dios con el fin de guiar a Sus hijos. Las personas que siguen a los profetas reciben las bendiciones que Dios ha prometido. Aquellos que rechazan el Evangelio y a los profetas de Dios pierden esas bendiciones y se alejan de Él. Quienes rechazan a los profetas y abandonan su cometido de seguir a Dios, se encuentran en una condición llamada apostasía.
A pesar de que muchos de Sus hijos repetidamente lo han rechazado a Él y a Sus profetas, nuestro Padre Celestial los sigue amando. Él desea darnos todo lo que necesitamos para ser felices en esta vida y poder regresar a Su lado después de morir. Las Escrituras revelan un modelo en el que Dios siempre tiende una mano a Sus hijos, a pesar de que no siempre lo escuchamos:
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Dios escoge un profeta
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El profeta enseña el Evangelio y guía a las personas.
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Dios bendice a las personas.
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En forma gradual, las personas menosprecian o desobedecen las enseñanzas del profeta; con el tiempo, rechazan al profeta y sus enseñanzas y caen en la apostasía.
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A causa de la apostasía, las personas pierden el conocimiento del Evangelio y se quita de entre ellas la autoridad del sacerdocio.
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En el tiempo oportuno, y cuando las personas están preparadas a seguirle nuevamente, Dios escoge a otro profeta, restaura el sacerdocio y la Iglesia, y dirige al profeta para enseñar el Evangelio.