JESUCRISTO ESTABLECIÓ SU IGLESIA
Desde la Creación, los hijos de Dios esperaban la venida del Salvador Jesucristo. Tal como Él lo había prometido, nuestro Padre Celestial envió a Su Hijo Jesucristo a la tierra, hace más de 2.000 años.
Jesucristo vivió una vida perfecta y sin pecado. Él estableció Su Iglesia, enseñó Su Evangelio y realizó muchos milagros. Escogió a doce hombres para ser Sus apóstoles, entre los cuales se encontraban Pedro, Santiago y Juan. Les instruyó y les dio la autoridad del sacerdocio para enseñar en Su nombre y para realizar ordenanzas sagradas tales como el bautismo.
Cuando Jesucristo estableció Su Iglesia, recibió instrucciones de nuestro Padre Celestial; después, instruyó a Sus discípulos. Jesús enseñó a Sus discípulos que la revelación de Dios era la roca sobre la cual Él edificaría Su Iglesia.
Al final de Su vida, Jesucristo padeció y murió por los pecados de todos los que han vivido y los que vivirán en la tierra. A este sacrificio se le llama la Expiación. Por medio de Su sufrimiento, Su muerte y Su resurrección, el Salvador hizo posible que fuéramos perdonados. Aquellos que tienen fe en Él, se arrepienten y guardan Sus mandamientos, reciben el perdón de sus pecados y son llenos de gozo y de paz.
Después de Su resurrección, Jesucristo guió a Sus apóstoles por medio de la revelación. En la Biblia se mencionan muchas maneras por las que Él continuó dirigiendo Su Iglesia (ver Hechos 10; Apocalipsis 1:1). Por lo tanto, Dios, y no los hombres, fue quien guió a la Iglesia de Jesucristo.