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En favor de la belleza terrenal
La tierra es un regalo para que la disfrutemos, pero Dios desea asimismo que cuidemos esta creación.
¿Has contemplado últimamente la gloria de la tierra? ¿Has prestado atención al sonido del viento que susurra entre los árboles, has apreciado el dulce aroma de las flores silvestres o has dejado que tus ojos se detengan en la perfección de cada nube esponjosa del cielo?
El Padre Celestial ha creado hermosas maravillas para que todos Sus hijos las disfruten, pero a veces es fácil olvidar que nosotros tenemos la responsabilidad de conservar la belleza del mundo, tanto para nosotros como para todos los demás.
Las Escrituras nos dicen que “todas las cosas que de la tierra salen […] son hechas para el beneficio y el uso del hombre, tanto para agradar la vista como para alegrar el corazón […]; y animar el alma” (Doctrina y Convenios 59:18), y que Dios ha mandado a la humanidad que sojuzgue “la tierra, y ten[ga] dominio sobre […] todo ser viviente” (Moisés 2:28). A todos se nos considerará “responsable[s], como mayordomo[s] de las bendiciones terrenales” (Doctrina y Convenios 104:13), y de forma regular elevamos nuestras voces con “gratitud y gran loor” “[p]or la belleza terrenal”1.
¿Somos buenos cuidadores de la tierra?
¿Cómo podemos apreciar y cuidar esta hermosa tierra que se creó para nosotros? Una forma de hacerlo es pensar en cómo nuestras decisiones actuales sobre el planeta afectarán a todos los hijos de Dios, no solo a nosotros.
Al fin y al cabo, las decisiones de nuestros antepasados nos han afectado, directa o indirectamente, para bien o para mal. Podemos preguntarnos si estamos cuidando las creaciones de Dios, si somos generosos con los demás, si no derrochamos recursos y si agradecemos todo lo que Él nos ha dado. Podemos considerar si estamos dejando un mundo en el que las generaciones futuras puedan aprender y vivir el Evangelio, y si estamos preparando la tierra para la segunda venida de Jesucristo.
En una conferencia de la organización LDS Earth Stewardship2, la hermana Sharon Eubank, Primera Consejera de la Sociedad de Socorro, preguntó: “Cuando desperdiciamos lo que otros necesitan desesperadamente, ¿cuáles son las implicaciones para nuestro corazón físico y nuestra unidad? Esta es una pregunta difícil para las personas que viven en lo que llamamos países del primer mundo, porque es casi imposible no desperdiciar cosas. Sin embargo, nuestro Señor y Dios, como Creador, no desperdicia nada; Su sistema no malgasta. Cuando desperdiciamos lo que otros necesitan desesperadamente, ¿qué hace eso en el tejido que se extiende entre nosotros como seres humanos?”3.
Cómo cuidar mejor la tierra
¿Qué podemos hacer para cuidar la tierra y no desperdiciar sus preciados recursos? ¿Cómo podemos ayudar a mantener y preservar la belleza de la tierra? A continuación, figuran algunas ideas para alumbrar la inspiración:
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Recuerda al Creador. Es fácil ver la belleza y el poder de la naturaleza, pero a veces podemos olvidar de dónde proviene esa belleza. No adores a la creación en lugar de al Creador. La tierra testifica que hay un Creador Supremo (véase Alma 30:44).
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Vive lagom. En sueco, la palabra lagom significa “suficiente” o “la cantidad justa”. Si somos moderados en todo lo que consumimos —alimentos, ropa, productos— podemos evitar malgastar recursos valiosos. Lagom significa encontrar un equilibrio entre tener demasiado y no tener lo suficiente.
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Aprende sobre el medio ambiente. Averigua qué animales y plantas son autóctonos en el lugar donde vives. Aprende sus nombres y datos sobre ellos (por ejemplo, “estas plantas no necesitan mucha agua”; “estos animales son nocturnos”). Aprender sobre el medio ambiente cambia tu manera de interactuar con él.
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Vive la Palabra de Sabiduría. Es bastante fácil ver la conexión entre la tierra y lo que comemos. Podemos ayudar a cuidar las creaciones de Dios al vivir la Palabra de Sabiduría. Esto incluye comer frutas y granos, pero también usar la carne “limitadamente” y con gratitud (véase Doctrina y Convenios 89).
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Evalúa tus acciones. ¿Cómo afectan tus acciones al medio ambiente? El medio ambiente incluye la naturaleza, el espacio y las personas que te rodean. Observar bien tu impacto en el mundo te ayudará a obtener la información que necesitas para recibir la inspiración del Padre Celestial acerca de lo que puedes hacer para ayudar a cuidar el mundo.
Dios creó la tierra para nosotros y para ayudarnos a satisfacer nuestras necesidades, así que, al cuidar la tierra, también estamos ayudando a cuidar a Sus hijos y a todas Sus creaciones. El presidente Russell M. Nelson ha dicho: “En calidad de beneficiarios de la Creación divina, ¿qué debemos hacer? Debemos cuidar la tierra, ser mayordomos sabios de ella y conservarla para las futuras generaciones. Además, debemos amarnos y cuidarnos los unos a otros”4. A medida que prestemos atención a este consejo y hagamos nuestra parte para cuidar la tierra, comenzaremos a apreciar más y más cada colina y valle, “el árbol y la flor”5. Nuestros esfuerzos merecerán la pena, tanto para nuestro beneficio como el de las generaciones futuras, y también para conservar la belleza de la tierra.