2021
El Padre Celestial y Jesucristo nos pueden ayudar a llegar al templo
Octubre de 2021


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

El Padre Celestial y Jesucristo nos pueden ayudar a llegar al templo

Hice frente a mucha oposición antes de recibir mi investidura, pero el confiar en Cristo me ayudó a prepararme para hacer esos convenios.

una joven orando en el exterior

Cuando era niña, mi familia viajó al Templo de Tokio, Japón. El viaje en auto de 12 horas fue largo, pero estábamos agradecidos por el tiempo que pudimos pasar juntos, y en el camino hablamos de nuestra emoción por poder ir al templo.

En ese entonces yo todavía no tenía 12 años, así que solo pude entrar al vestíbulo del templo. Pero la naturaleza sagrada de ese recinto me llenó el corazón con la calidez del Espíritu.

Podría haberme quedado en el vestíbulo para siempre. Así que cuando llegó la hora de regresar a casa, las lágrimas empezaron a rodar por mi rostro. A medida que nos alejábamos, el templo pronto se vio más y más pequeño a la distancia, y yo ya extrañaba ese fuerte espíritu que sentí dentro de él.

Tenía la determinación de regresar algún día. Si el espíritu era tan fuerte en el vestíbulo, no podía esperar a experimentar cómo se sentía entrar y efectuar ordenanzas. Quería hacer todo lo que pudiera a fin de prepararme para entrar algún día.

Enfrentar oposición

Aunque siempre me esforcé por guardar los mandamientos y vivir dignamente, comencé a prepararme en verdad para recibir mi propia investidura antes de ir a la misión.

Tomé una clase de preparación para el templo que me fue de mucha ayuda. Dos hermanas ministrantes ofrecieron responder preguntas y ayudarme a saber qué esperar. A medida que escuchaba sus experiencias y testimonios, mi expectación para entrar al templo se intensificó.

Pero para mi gran asombro, después de que terminé de tomar mi clase de preparación para el templo y a medida que se acercaba el día de mi investidura, comencé a enfrentar muchas tentaciones.

De igual manera, vi mucha oposición al prepararme para servir en una misión de tiempo completo. Experimenté mucha ansiedad; mi salud mental comenzó a mermar y tuve que dar los pasos necesarios para hacer frente a mis sentimientos y seguir adelante con fe.

A medida que eso ocurría, me di cuenta de que el adversario no quería que yo tomara esos pasos espirituales.

Hallar fortaleza en Cristo

Para luchar con esa oposición, oré cada día para pedir ayuda a fin de vencer las tentaciones y mis sentimientos de ansiedad. Me apoyé en el Padre Celestial y en Jesucristo más que nunca. Ayuné, estudié las Escrituras y busqué revelación. Oré para recibir fortaleza para tomar decisiones correctas, para vencer mis debilidades y para simplemente sentir paz en mi corazón y mantener una perspectiva eterna.

Esas pequeñas prácticas espirituales me ayudaron a reconocer y seguir de mejor manera las impresiones del Espíritu. También sentí que mi ansiedad disminuyó. Obtuve una mejor comprensión del poder sanador de Jesucristo y con frecuencia me vi envuelta en paz al acudir a Él.

Irónicamente, al hacer frente a las tentaciones y al temor fue que pude acercarme a Cristo y prepararme para recibir mi investidura.

Y cuando entré al Templo de Sapporo, Japón, el espíritu familiar que había sentido cuando era niña en el vestíbulo del Templo de Tokio estaba ahí, pero en esa ocasión fue mucho más fuerte, tal como siempre imaginé que lo sería.

Después de recibir mi investidura, me senté en silencio en el salón celestial e hice una oración, preguntándole al Padre Celestial qué quería Él que yo supiera.

El Espíritu me reveló que el Padre Celestial me conocía y que conocía mis circunstancias (véase Doctrina y Convenios 38:2). Supe que Él estaba complacido conmigo por hacer convenios y que desea que vayamos a Su casa —una casa que en verdad puede apartarnos del mundo agitado al tiempo que nos fortalece y nos acerca a Él y a Jesucristo.

Tuve el sentimiento más poderoso de paz en mi corazón. Y también pude recibir la revelación que necesitaba para sentirme segura de mi decisión de servir en una misión.

El Padre Celestial conoce nuestro corazón

A causa de mi travesía, me he dado cuenta de que Dios conoce los deseos de nuestro corazón y que puede ayudarnos a tener éxito. Si lo seguimos con fe y confiamos en Él para recibir guía y fortaleza, Él puede ayudarnos a prepararnos para vivir dignamente y para entrar a Su sagrada casa.

Las ordenanzas del templo serán incluso más especiales para ti cuando te prepares para entrar y cuando continúes regresando a servir en él. Sé que el Padre Celestial desea que recibamos ordenanzas y hagamos convenios para que podamos estar con Él nuevamente. Y aun si no podemos asistir al templo con frecuencia, cuando nos esforzamos por mantenernos dignos de tener una recomendación para el templo, somos dignos de todas las bendiciones que Él ofrece al guardar nuestros convenios del templo1.

Sé que cuando guardamos nuestros convenios y nos esforzamos por seguir a Jesucristo seremos fortalecidos para resistir cada desafío y tentación que enfrentemos. Y podemos invitar al Espíritu y las bendiciones y el gozo que fluyen del templo a nuestro propio corazón y hogar.

Nota

  1. Véase Ronald A. Rasband, “Recomendados al Señor”, Liahona, noviembre de 2020, págs. 22–25.