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Buscar a Cristo y los convenios: las claves de Nefi para leer el Antiguo Testamento
Nefi compartió algunas ideas que pueden ayudarte en tu estudio.
Me encanta leer el Antiguo Testamento. Con los años, he descubierto dos claves que se deben buscar en el Antiguo Testamento, las cuales producen gozo y aumentan la comprensión: Cristo y los convenios.
A continuación hay algunas maneras en las que podemos encontrar a Cristo y los convenios en nuestro estudio del Antiguo Testamento para este año.
Buscar a Cristo
Nefi, que leía las Escrituras en las planchas de bronce, dijo: “He aquí, mi alma se deleita en comprobar a mi pueblo la verdad de la venida de Cristo; porque con este fin se ha dado la ley de Moisés; y todas las cosas que han sido dadas por Dios al hombre, desde el principio del mundo, son símbolo de él” (2 Nefi 11:4).
Podemos encontrar a Jesucristo en el Antiguo Testamento de muchas maneras.
El Dios del Antiguo Testamento
Puesto que por medio de la revelación moderna sabemos que Jesucristo es el Dios del Antiguo Testamento (véase Doctrina y Convenios 110:3–4), podemos ver Su poder en la Creación y verlo como el Legislador en el Monte Sinaí, enseñando a Israel cómo llegar a ser semejantes a Dios. Contemplamos Su gracia en la redención de la servidumbre en Egipto, Su amor al cuidar de Su pueblo en el desierto y llevarlos a la tierra prometida y Su constante preocupación al enviar profetas y ofrecer el perdón a Israel cuando se arrepentían de sus pecados.
Símbolos de Jesucristo
Hay muchos símbolos (o representaciones) de Jesucristo en los relatos del Antiguo Testamento, muchos de los cuales anuncian Su futura venida tal como está registrada en el Nuevo Testamento y en el Libro de Mormón. El relato de Abraham e Isaac presagia que Dios el Padre iba a sacrificar a Su Hijo Jesucristo. José salvó a sus hermanos del hambre física al igual que Jesucristo nos salva del hambre espiritual. Moisés liberó a su pueblo de la esclavitud al igual que Jesús nos libera del pecado. Por medio del relato de la serpiente de bronce en el desierto, el Señor enseñó a los hijos de Israel el poder de la fe en Él y en Su expiación. Elías y Eliseo demostraron el ejemplo del Salvador al curar a los enfermos y levantar a los muertos.
Perspectivas sobre el Salvador del Nuevo Testamento
Jesucristo se encuentra simbólicamente en los relatos del Antiguo Testamento y en la ley de Moisés. Los relatos de la Pascua y el sacrificio en la ley de Moisés señalan a Cristo. Como presagio de la misión de Jesús, los profetas del Antiguo Testamento sanaron a los enfermos y levantaron a los muertos. Por medio del profeta Jeremías, el Señor nos prometió un “nuevo convenio” (Jeremías 31:31; véase también el versículo 32).
En el Nuevo Testamento, Jesús llega como el cumplimiento de la ley y los profetas del Antiguo Testamento. Él comunicó el nuevo convenio en el Sermón del Monte e instituyó los símbolos de ese convenio en la Última Cena durante la cena de Pascua. Jesús nos enseñó a amarnos y a servirnos los unos a los otros cuando curaba a los enfermos y levantaba a los muertos. Nos redimió del pecado y de la muerte por medio de Su expiación y estableció Su Iglesia sobre la tierra. Cuando reconocemos a Jesús como el Dios del Antiguo Testamento, podemos comprenderlo mejor en el Nuevo Testamento.
Buscar convenios
Nefi también nos enseñó a buscar convenios en las Escrituras: “Y mi alma también se deleita en los convenios que el Señor ha hecho a nuestros antepasados” (2 Nefi 11:5).
El presidente Russell M. Nelson también ha hecho hincapié en la importancia de los convenios. Ha dicho: “El mayor cumplido que uno puede recibir aquí en esta vida es que se le considere alguien que guarda sus convenios. Las recompensas para quien guarde sus convenios vendrán tanto aquí como en la vida venidera”1.
¡Qué promesa tan maravillosa! Incluso después de bautizarnos y hacer los convenios del templo, puede que no nos demos cuenta de la influencia significativa para bien que esas promesas pueden tener en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el Antiguo Testamento nos recuerda lo que verdaderamente significa ser un “pueblo del convenio” y cómo podemos comprender mejor las bendiciones y responsabilidades que eso conlleva.
El principal convenio que se menciona en el Antiguo Testamento es el convenio de Abraham. Podemos encontrar verdades sobre el evangelio de Jesucristo en ese convenio, el cual nos lleva a Jesucristo, en quien hallamos la salvación.
A continuación hay algunas formas en que el Antiguo Testamento nos ayuda a entender y a guardar mejor nuestros convenios.
Entender nuestra función en el convenio de Abraham
El convenio abrahámico era una serie de promesas y bendiciones dadas a Abraham, que continúan hasta el día de hoy en el “nuevo y sempiterno convenio” restaurado por el profeta José Smith (véase Doctrina y Convenios 132:30–31). El presidente Nelson enseñó:
“… el Señor apareció en estos últimos días para renovar el convenio abrahámico. Al profeta José Smith, el Maestro le declaró:
“‘Abraham recibió promesas en cuanto a su posteridad y a la del fruto de sus lomos —de cuyos lomos eres tú, mi siervo José…
“‘Esta promesa es para ti también, pues eres de Abraham’ [Doctrina y Convenios 132:30–31]”2.
Por medio de este convenio, el Señor creó una familia recta en la que Él pudiera enseñar Su evangelio y llevar a Sus hijos a Jesucristo. El apóstol Pablo nos enseñó que si venimos a Cristo, llegamos a formar parte de la familia de Abraham: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos conforme a la promesa” (Gálatas 3:29; véase también el versículo 27). Por medio del convenio de Abraham, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pasan a ser la casa de Israel y los herederos de las bendiciones de dicho convenio.
Podemos aprender acerca de nuestro papel en el convenio investigando las vidas de aquellos que están en el Antiguo Testamento, estudiando las promesas hechas por el Señor a Sus hijos en los mandamientos y escuchando a los antiguos profetas que suplicaron a los hijos de Israel que se arrepintieran y obedecieran sus convenios.
Encontrar las bendiciones prometidas por medio de nuestros convenios
Al leer el Antiguo Testamento, podemos buscar indicios de que el Señor ratifica las promesas hechas en el convenio de Abraham. Las tres bendiciones más prominentes son: la tierra, que simboliza una herencia en el reino del Padre Celestial; la posteridad, que es una promesa de progenie eterna y las bendiciones del Evangelio y el sacerdocio, “que son las bendiciones de salvación, sí, de vida eterna” (Abraham 2:11).
A Abraham se le prometió que por medio de su simiente “serán benditas […] todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3). Eso significaba que Jesucristo vendría al mundo a través del linaje de Abraham y bendeciría a todas las naciones de la tierra por medio de Su expiación y resurrección (véase Gálatas 3:16).
¿Qué bendiciones ves hoy en tu vida gracias al convenio de Abraham?
El deber de recoger a Israel
Además de bendiciones, el formar parte del convenio abrahámico incluye ciertas responsabilidades. Por medio del estudio del Antiguo Testamento, aprendemos la manera de estar a la altura de nuestros convenios. Por ser la familia de Abraham, los miembros de la Iglesia son llamados a recoger a Israel. Cuando participamos en la obra misional, la ministración, la obra del templo, los llamamientos de la Iglesia y la enseñanza y crianza de nuestras familias, estamos recogiendo a Israel al acercar a otras personas a Cristo.
El presidente Nelson enseñó: “Cada vez que hacen algo que ayuda a cualquiera, a ambos lados del velo, a dar un paso hacia hacer convenios con Dios y recibir sus ordenanzas esenciales del bautismo y del templo, están ayudando a recoger a Israel”3.
Aprender a amar el Antiguo Testamento
Este año, al leer el Antiguo Testamento para el estudio de Ven, sígueme, puedes aprender a amar sus enseñanzas siguiendo el ejemplo de Nefi al buscar estos dos temas: Cristo y los convenios. Al hacer eso, puedes comprender mejor a Jesucristo, Su expiación y Su evangelio. También puedes aprender más acerca del “nuevo y sempiterno convenio” y tu función en él como discípulo de Cristo y como miembro de la casa de Israel.
Los relatos y las enseñanzas del Antiguo Testamento pueden ayudarnos a profundizar nuestra relación con el Salvador y nuestra comprensión y compromiso para con nuestros propios convenios.