Ante la persecución, Pablo alentó a los judíos que se habían convertido al cristianismo a recordar todas las grandes cosas que Dios había hecho por sus antepasados. Las historias sobre Noé, Moisés, Abraham, Isaac, Jacob y otras personas inspiraron al pueblo hace 2000 años, tal como nos inspiran en la actualidad (véase Hebreos 11).
De hecho, en los veinte siglos que han pasado desde que Pablo escribió esas palabras, ¡Dios ha hecho cosas aún más maravillosas y asombrosas!
Imagina que quieres dar una charla que motive a un miembro de la Iglesia que se siente desanimado. Podrías mencionar algunos de los mismos milagros que Pablo citó. ¿Qué más podrías agregar que Pablo no haya mencionado? Algunas ideas:
- La traducción e impresión de la Biblia, que la puso al alcance de las personas comunes.
- Las planchas escritas por Nefi, Mormón y Moroni, que se conservaron durante cientos de años.
- La restauración del Evangelio: la Primera Visión de José Smith, la traducción del Libro de Mormón, etc.
- El aumento de los miembros de la Iglesia en diferentes países del mundo, ¡cada uno con su propia historia pionera!
¿Qué milagros de tu propia vida o historia familiar incluirías? Sabemos cómo Dios bendijo a Moisés y Noé…, ¿sabemos también cómo nos ha bendecido a nosotros?