En la revista de este mes, prometimos compartir historias de jóvenes que vencieron momentos difíciles. Esta es la primera.
“Este año, perdí una pierna en un accidente de tren. Sucedió cuando perseguí a la persona que me había robado el teléfono. No estoy segura exactamente de lo que pasó, pero de repente estaba debajo del tren, pidiendo ayuda a gritos. Me desperté en el hospital unos días después y me enteré de que había perdido la pierna derecha.
“Durante mi estancia en el hospital estaba muy sensible, y lloré muchas veces, pero mi familia, mis amigos y mi familia de la Iglesia siempre estuvieron conmigo. Siempre me ayudaban y me distraían.
“Sé que el Padre Celestial y Jesucristo también me ayudaron. Antes de una cirugía, siempre ofrecía una oración personal para que todo saliera bien y no tuviera miedo. Cada vez que me sentía desesperada, ¡el Señor estaba ahí!
“Creo que mi recuperación es un milagro. Continúo mejorando y me estoy esforzando por seguir adelante. Sé que todo lo puedo en Cristo”.
¡Guau! ¡Gracias por contarlo, Flavia! La semana que viene te traeremos otra historia, ¡así que permanece atento!