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Vivir el Evangelio

Comienza con algo tan simple como una sonrisa.

02/18/24 | 1 min de lectura
¡Te contamos cómo eso ayudó a Eliza!

“No era tímida cuando era niña, pero cuando me mudé, no quería hacer nuevos amigos. Durante unos años, me retraje y no quise hablar con nadie. Tenía un par de buenos amigos, pero me di cuenta de que no era muy feliz en el aspecto social”, dijo Eliza.

“Empecé a fijarme metas de hablar con alguien con quien nunca había hablado o de hacer sonreír a alguien. De repente, ¡estaba haciendo nuevas conexiones y nuevos amigos! Fue genial ver que podía lograr mis metas del programa para los jóvenes”, dijo ella.

“Seminario también me ayudó a hacer nuevos amigos y a obtener respuestas a mis preguntas. Mi maestro de Seminario me explicó que no es necesario entender todo acerca del Evangelio y que es bueno que tengamos preguntas, y me di cuenta de que no puedes dejar que algo pequeñito anule todo lo que ya sabes que es verdad. Tienes que mantener tu testimonio fuerte, aunque tengas preguntas”.

¡Muchas gracias por contar tu historia, Eliza! Las metas pequeñas, tales como una simple sonrisa, pueden conducir a un futuro más brillante.

Encuentra más inspiración en cuanto a este tema en las páginas 12–14 de la revista Para la Fortaleza de la Juventud de febrero. Compartiremos historias de éxito pequeñas y sencillas a lo largo del mes, ¡así que mantente atento!

Metas sociales

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