Las anclas del testimonio
Fortalezcan su fe al seguir este modelo de oración, estudio y obediencia a los mandamientos.
Cuando vivía en Asia, vi muchos estanques cubiertos con hermosos lirios acuáticos que florecían y añadían una belleza serena y una dulce fragancia a lo que de otro modo serían aguas estancadas y sucias. Sus hojas flotaban en la superficie del agua, y el tallo largo y firme se anclaba en el estanque. El continuo crecimiento del tallo daba estabilidad a la flor, pese a que las fuertes lluvias subían el nivel del agua.
Mis queridas hermanas, ustedes son muy parecidas a esa hermosa flor; su lozanía, pureza y belleza añaden mucho de lo que es bueno a nuestra vida y a la de su familia. Viven en un mundo difícil, contaminado de tentaciones y pruebas, sin embargo, el testimonio que poseen del Señor Jesucristo puede ser su ancla. La fe en el Señor Jesucristo fortalecerá y aumentará su testimonio, y podrán elevarse por encima de las maldades del mundo y mantenerse en una posición de rectitud.
Se define un ancla como algo “que proporciona estabilidad o confianza en lo que de otro modo sería una situación inestable”1. Su testimonio será su ancla y les dará la confianza para mantenerse “firmes e inmutables”2 al guardar los mandamientos del Señor en un mundo incierto.
En este momento, su testimonio está creciendo, como el tallo del lirio acuático. Su fe lo hará crecer y lo mantendrá fuerte, aun cuando enfrenten problemas y tentaciones de un mundo contaminado con drogas, inmoralidad, pornografía e inmodestia.
“La fe es un don de Dios, pero debes nutrirla para mantenerla fuerte… Puedes nutrir el don de la fe si oras a nuestro Padre Celestial en el nombre de Jesucristo… Si guardas los mandamientos, podrás fortalecer tu fe… También puedes cultivar la fe mediante el estudio de las Escrituras y de las palabras de los profetas de los últimos días”3.
Conozco a unas jovencitas que tenían dudas en cuanto a la ropa modesta. Para encontrar las respuestas a sus dudas, siguieron ese preciso modelo: ellas oraron a nuestro Padre Celestial, estudiaron las Escrituras y las palabras de los profetas de los últimos días y fueron obedientes en vivir las normas de la modestia. Al recibir respuestas a sus preguntas, su fe aumentó y su testimonio se fortaleció. Invito a cada una de ustedes a seguir ese modelo.
Primero, oren a su Padre Celestial; pídanle que les ayude a encontrar las respuestas a sus preguntas.
Nuestro profeta, el presidente Thomas S. Monson, en su primera conferencia de prensa, dijo:
“A veces las mejores respuestas que los jóvenes pueden obtener a las preguntas de la vida las encuentran al arrodillarse y suplicar a nuestro Padre Celestial.
“Si recordaran que el Señor es consciente de ellos y que contestará sus oraciones, podrán enfrentarse a cualquier desafío que tengan”4. La oración fortalecerá su fe y servirá de ancla para su testimonio.
Además de orar, estudien las Escrituras sobre la fe. Alma 32:27 es un buen lugar para comenzar a aprender el proceso de aumentar la fe: “Mas he aquí, si despertáis y aviváis vuestras facultades hasta experimentar con mis palabras, y ejercitáis un poco de fe, sí, aunque no sea más que un deseo de creer, dejad que este deseo obre en vosotros, sí, hasta creer de tal modo que deis cabida a una porción de mis palabras”.
¿Están dispuestas a intentar el experimento de Alma para aumentar su fe? ¿Pueden ejercitar una partícula de fe? ¿Tienen el deseo de creer?
Conforme aprendan de las Escrituras, sé que el Señor las bendecirá con Su Espíritu y, al igual que a las jóvenes a las que escuchamos esta noche, se les iluminará el entendimiento. Las Escrituras aumentarán su fe y servirán para anclar su testimonio.
El estudiar las palabras de nuestros profetas de los últimos días también aumentará su fe. “Siempre puedes confiar en los profetas vivientes. Sus enseñanzas reflejan la voluntad del Señor”5 y les serán de ayuda para anclar el testimonio.
El presidente Spencer W. Kimball, uno de los profetas de los últimos días, aconsejó a la juventud a hundir sus estacas en el suelo para ayudarlos a ser “firmes e inmutables” cuando enseñó: “… desde una edad temprana nuestra juventud debe hundir sus estacas en el suelo… Las estacas de referencia son de dos variedades: ‘Esto haré’ y ‘Esto no haré’… Desde sus primeros años, la juventud debía haber estado viviendo conforme a un plan… Cuando se traza tal curso y se fija la meta, es más fácil resistir las muchas tentaciones y decir ‘no’ al primer cigarrillo; ‘no’ a la primera copa… ‘no’ a los primeros actos indebidos que finalmente conducen a prácticas inmorales”6.
Tenemos un gran instrumento para ayudarnos a hundir esas estacas: es el librito Para la fortaleza de la juventud, en el que encontrarán las palabras de nuestros profetas de los últimos días. Las “estacas” que el presidente Kimball describió se encuentran en este librito: las cosas que “haré” y las cosas que “no haré”.
Sin embargo, no es suficiente simplemente leer las palabras de los profetas, sino que deben seguir el último paso del modelo y “[guardar] esas normas y [vivir] de acuerdo con las verdades que se encuentran en las Escrituras”7. Eso es lo difícil, pero al planear de antemano lo que harán y lo que no harán y luego viven de acuerdo con ese plan, ¡lo lograrán!
La fe es un principio de acción. Permítanme contarles acerca de unas jovencitas que estudiaron las palabras de los profetas que se hallan en el folleto Para la fortaleza de la juventud, y que luego actuaron. Hicieron un plan, decidieron lo que harían y lo que no harían, y luego vivieron según ese plan.
Una de las normas de Para la fortaleza de la juventud dice: “Mediante tu modo de vestir y tu apariencia le demuestras al Señor que sabes cuán valioso es tu cuerpo; puedes demostrar que eres un discípulo o una discípula de Jesucristo”8.
Después de estudiar esas palabras, una de las mujeres jóvenes se dio cuenta de que quizás su ropa no era completamente modesta. Mediante la oración y el estudio de las Escrituras, se le recordó que era una discípula de Jesucristo y que, como Su representante, debía hacer algunos cambios. No quería tener en su armario nada que fuera una tentación, de modo que revisó el armario y los cajones, y se deshizo de todo lo que no fuera modesto; ella dijo: “Sería mejor si en las tiendas no me probara nada que ya sé que no debo usar. ¿Para qué avivar la tentación?” Esa firme resolución le mostró al Señor que ella respetaba su cuerpo y que hundió en lo profundo del suelo la estaca de la modestia.
Otra jovencita de la clase reconoció que sus preferencias en el modo de vestir afectaban la forma en la que vestía su hermanita. Una frase que figura en Para la fortaleza de la juventud dice: “Tu vestimenta y apariencia general comunican a los demás la clase de persona que eres e influyen en la forma en que tú y los demás se comportan”9,por lo que decidió hacer algunos cambios en su ropa, al darse cuenta de que tenía la responsabilidad de ser un buen ejemplo para su hermanita. Ella hundió su estaca de manera más profunda en el suelo, e influyó en la selección que su hermana hacía de la ropa.
La norma sobre “La diversión y los medios de comunicación” nos enseña: “…elige únicamente el entretenimiento y los medios de comunicación que te edifiquen. La diversión sana te ayudará a tener buenos pensamientos y a tomar decisiones correctas”10. Sé de una jovencita y de su hermana que escuchaban un CD cuando se dieron cuenta de que la letra no las edificaba ni las ayudaba a tener buenos pensamientos. Se miraron la una a la otra y supieron, mediante el Espíritu, que no debían escuchar ese tipo de música. La hermana mayor consiguió un martillo y juntas tomaron el CD y lo hicieron añicos. Desde temprana edad, ellas habían hundido en el suelo las estacas sobre la música; sabían lo que escucharían y lo que no escucharían, y pudieron vivir de acuerdo con ese plan al seguir los susurros del Espíritu. Ese pequeño acto las fortaleció y les dio la confianza para obedecer en situaciones más difíciles.
Otra jovencita decidió que una de las estacas de su vida sería observar el día de reposo, a pesar de las circunstancias. Un año después de que ella y su familia se bautizaron para ser miembros de la Iglesia, se dividió el barrio. A su familia se le asignó asistir al barrio recién formado y ella era la única mujer joven del nuevo barrio. Sus padres se opusieron al cambio y dejaron de asistir a la Iglesia, pero ella quería seguir las normas de Para la fortaleza de la juventud en cuanto a “La observancia del día de reposo”. Decidió ir a la Iglesia en el nuevo barrio cuando le fuera posible, aunque eso significara asistir sola a todas las reuniones.
Los domingos leía las Escrituras y trabajaba en el Progreso Personal. Su decisión de ser “firme e inmutable” al observar el día de reposo motivó a su madre y a su hermana menor para que empezaran a asistir a la Iglesia otra vez. Su madre testificó que el firme ejemplo de su hija de vivir el Evangelio y su bondad las ayudó a volver a la Iglesia.
“Tú expresas tu fe por medio de tus hechos y por la forma en que vives”11. La vida de esas jovencitas fue una expresión de su fe, y fíjense en que su fe y vida ejemplar resultó en buenas obras. Hermanas bendijeron a hermanas y una hija ayudó a su madre a volver a la Iglesia.
Tal vez algunas de ustedes sientan que no pueden salir del estanque contaminado, que sus circunstancias son muy difíciles, que sus pruebas son demasiado complejas y que sus tentaciones son demasiado grandes, pero recuerden la promesa de Alma: “… quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día”12. Recuerden: el tallo del lirio acuático crece en la adversidad y, así como el tallo sostiene al lirio, su fe las sostendrá y elevará.
Mis queridas jovencitas, su testimonio de Jesucristo es su ancla. Fortalezcan su fe al seguir este modelo de oración, estudio y obediencia a los mandamientos. Hundan en el suelo las estacas al decidir ahora lo que harán y lo que no harán, y luego actúen de acuerdo con ese plan.
Testifico que el Señor las ama a cada una y que las bendecirá en sus esfuerzos por ser “firmes e inmutables”. El evangelio de Jesucristo es verdadero, y el conocimiento y el testimonio de Jesucristo las mantendrá bien ancladas y podrán mantener esa postura a medida que defiendan la verdad y la rectitud. De eso testifico humildemente, en el nombre de Jesucristo. Amén.