2000–2009
Un libro con una promesa
Abril 2008


2:3

Un libro con una promesa

Ruego que continuemos utilizando El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo, para compartir el mensaje del Evangelio con familiares y amigos.

Mis queridos hermanos y hermanas, ha sido un privilegio sagrado unirme a ustedes para sostener al presidente Thomas S. Monson, a sus consejeros de la Primera Presidencia y a los Doce Apóstoles como profetas, videntes y reveladores. Testifico que los profetas “[hablan] conforme los inspire el Espíritu Santo.

“Y lo que hablen cuando sean inspirados por el Espíritu Santo será Escritura, será la voluntad del Señor… y el poder de Dios para salvación” (D. y C. 68:3–4).

Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tenemos el beneficio y la bendición de contar con Escrituras vivas en lo que declaran los que hemos sostenido como profetas, así como también las Escrituras canonizadas que se encuentran en la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y La Perla de Gran Precio. El profeta Nefi escribió: “…mi alma se deleita en las Escrituras, y mi corazón las medita, y las escribo para la instrucción y el beneficio de mis hijos” (2 Nefi 4:15). Las Escrituras, en especial el Libro de Mormón, nos llevan a creer en Dios y a “reconciliar[nos] con él por medio de la expiación de Cristo, su Unigénito Hijo” (Jacob 4:11).

Hace varios meses, un amigo y yo tuvimos la oportunidad de regalarle un juego de Escrituras a un compañero que no es miembro de la Iglesia. Sabiendo que quizás eso podría ser un acontecimiento que cambiaría su vida y la nuestra, hicimos grabar su nombre en cada tomo. Al presentarle esos registros sagrados, notamos que se sintió muy conmovido por el significado y la sinceridad de nuestro presente. Examinó cada libro por varios minutos sin decir palabra, acariciando la tapa con la mano y dando vuelta las páginas.

Reconociendo la importancia del momento, le mostramos la portada del Libro de Mormón y comenzamos a explicarle que el Libro de Mormón era otro testamento o testigo de Jesucristo. Entonces él hizo una pregunta que todos los miembros con espíritu misional desean escuchar: “¿Por qué necesitamos testigos de Jesucristo adicionales a la Biblia?”. En lugar de responderle rápido, le preguntamos por qué pensaba él que eso era importante. Su respuesta parecía ser aún más inspirada que su pregunta; él dijo que, como aparentemente había muchas variaciones de la Biblia y de sus enseñanzas, necesitábamos una voz aclaradora, algo que nos ayudara a entender mejor la Biblia. Su observación abrió la puerta para que compartiéramos nuestros sentimientos y testimonio acerca de la Biblia y también del Libro de Mormón.

Para comenzar, expresamos nuestra devoción y profunda convicción de las doctrinas y las enseñanzas de la Biblia, en especial del Nuevo Testamento. Poder leer muchas de las palabras del Salvador cuando Él enseñó el Evangelio durante Su ministerio terrenal nos fortalece, nos ayuda a conocerlo y nos enseña que podemos llegar a ser más semejantes a Él. Después, declaramos que, al igual que la Biblia, el Libro de Mormón es una evidencia adicional de que Dios ama a todos Sus hijos y que ha proporcionado el camino para que regresemos a vivir con Él nuevamente. La siguiente hora repasamos muchos aspectos del Libro de Mormón, incluso su historia y su origen divino. Permítanme compartir algunas cosas de las que hablamos.

Un libro con una promesa

Primero le explicamos que el Libro de Mormón es un libro con una promesa. Aunque su historia en sí es cautivante, es un libro de importancia doctrinal que se debe recibir y leer bajo la influencia del Espíritu Santo. Todos los que estudian y meditan sus enseñanzas reciben la promesa que se encuentra en el último capítulo de Moroni (véase Moroni 10:3–4) y también en la introducción del Libro de Mormón, donde leemos: “Invitamos a toda persona, dondequiera que se encuentre, a leer el Libro de Mormón, a meditar en su corazón el mensaje que contiene y luego a preguntar a Dios, el Padre Eterno, en el nombre de Cristo, si el libro es verdadero. Quienes así lo hagan y pidan con fe lograrán un testimonio de la veracidad y la divinidad del libro por el poder del Espíritu Santo”. Luego, pasamos varios minutos enseñándole acerca de la oración y cómo el Espíritu Santo puede hablar al corazón y confirmar que el Libro de Mormón es verdadero.

Un libro con un propósito

Después de eso, declaramos que el Libro de Mormón es un libro con un propósito. En la portada leemos que el Libro de Mormón fue “escrito por vía de mandamiento” y “por el espíritu de profecía y de revelación” para “aparecer por el don y el poder de Dios”a fin de convencer a cada uno de nosotros de que “Jesús es el Cristo, el Eterno Dios”. En una expresión personal de ese propósito, Nefi, como uno de los autores del Libro de Mormón, escribió: “Porque toda mi intención es persuadir a los hombres a que vengan al Dios de Abraham, y al Dios de Isaac, y al Dios de Jacob, y sean salvos” (1 Nefi 6:4).

Un libro que enseña el gran plan de felicidad

También le explicamos que el Libro de Mormón enseña “el gran plan de felicidad” (Alma 42:8; véase también versículos 5, 13, 31; 2 Nefi 9). En términos profundos pero entendibles, el Libro de Mormón enseña el propósito de la vida, de dónde vinimos y qué ocurre al morir. Aprendemos sobre la fe en Jesucristo y Su sacrificio expiatorio, sobre el arrepentimiento, la importancia del bautismo por inmersión, y del don y el poder del Espíritu Santo. Al estudiar las doctrinas del Libro de Mormón y deleitarnos en ellas, obtenemos “un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres”, con el deseo de “[perseverar] hasta el fin” para que “[tengamos] la vida eterna” (2 Nefi 31:20).

Un libro que testifica que Jesús es el Cristo

Más importante aún, declaramos que el Libro de Mormón es un libro que testifica que Jesús es el Cristo, el Salvador del mundo. Grandes profetas en todo el Libro de Mormón han dado solemne testimonio de que Jesucristo es el Creador de la tierra (véase Mosíah 3:8), el Redentor del género humano (véase Helamán 5:9–12), el Unigénito del Padre (véase 1 Nefi 11:18–21; Jacob 4:11). Esos profetas del Libro de Mormón lo conocían, al igual que Abraham y Moisés, y recibieron y enseñaron Su Evangelio sempiterno. Al leer y estudiar las palabras de esos profetas, obtenemos una comprensión más profunda del incomparable amor del Salvador, de Su vida y ejemplo perfectos y de las bendiciones de Su gran sacrificio expiatorio.

Un libro que acredita la misión profética de José Smith

A continuación testificamos que el Libro de Mormón es una evidencia tangible de que José Smith fue escogido por la mano del Señor para restaurar la Iglesia de Jesucristo sobre la tierra en estos últimos días. Tal como se declara en la introducción del Libro de Mormón: “Aquellos que obtengan [un] testimonio divino del Santo Espíritu [sobre la divinidad del Libro de Mormón] también llegarán a saber, por el mismo poder, que Jesucristo es el Salvador del mundo, que José Smith ha sido su revelador y profeta en estos últimos días, y que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el reino del Señor que de nuevo se ha establecido sobre la tierra”.

Desde que Samuel Smith partió para predicar el Evangelio con unos pocos ejemplares de la primera edición, el Libro de Mormón ha bendecido la vida de millones de personas en el mundo. Ruego que continuemos utilizando El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo, para compartir el mensaje del Evangelio con familiares y amigos. Si lo hacemos, como en el caso de nuestro querido amigo, muchos responderán con gran interés por saber más acerca de la vida y la misión del Salvador y de Su gran plan de felicidad para cada uno de nosotros.

Expreso mi solemne testimonio de que el Libro de Mormón es verdadero. Es un libro que ha producido un potente cambio en mi vida. Sé que Dios vive; Jesús es el Cristo; Su Evangelio ha sido restaurado sobre la tierra. El presidente Thomas S. Monson es Su profeta y Su oráculo viviente en estos días. El espíritu que siento al leer, meditar y orar diariamente acerca del Libro de Mormón, fortalece mi comprensión y testimonio de estas cosas y me reafirma que son verdaderas. Comparto este testimonio humildemente con ustedes y mi testimonio personal, en el nombre de Jesucristo. Amén.