Escrito por ti
El valor que da el Espíritu Santo
Estaba recostado después de que mi mamá me arropó por la noche y pensé en algunos secretos que estaba guardando. La mente se me llenó de culpa y entonces me acordé de orar. Al hacerlo, el Espíritu Santo me dijo que hablara con mi mamá sobre lo que me preocupaba.
Por alguna razón, no me animaba a hablar con ella sobre eso. Sabía que Satanás estaba tratando de que yo sintiera temor, y también sabía por medio del Espíritu Santo que hablar con mi mamá era lo que debía hacer.
Por fin tuve el valor de ir a preguntarle si podíamos hablar. Le conté todo sobre lo que había hecho y le dije cómo me sentía. Para mi sorpresa, ella no se molestó; me dijo lo feliz que se sentía de que yo fuera lo suficientemente valiente para hablar con ella. Nos dimos un abrazo y le pedí que me perdonara. Sentí un gran alivio y me sentí feliz.
Volví a orar a mi Padre Celestial y le pedí que también me perdonara. Me sentí muy bien al seguir al Espíritu y hacer lo correcto. Estoy agradecido por Jesús, que hizo posible que pudiera arrepentirme cuando cometo un error. También me siento agradecido por el Espíritu Santo, que me ayudó a sentirme mejor. Y estoy agradecido por tener una mamá amorosa que me escucha y me entiende.