Pioneros en toda tierra
Dinis recibe una respuesta
El colchón de la litera crujió cuando Dinis se dio la vuelta. Había dado vueltas en la cama toda la noche, pero ¡no conseguía dormirse!
¿Y si los misioneros estaban equivocados?, pensó Dinis. ¿Y si esta no es la verdadera Iglesia después de todo? ¿Y si estoy en el camino equivocado? Esas preguntas no dejaban de inquietarlo.
La familia de Dinis se unió a la Iglesia dos años antes, cuando él tenía 10 años. Cuando los misioneros les enseñaron por primera vez, Dinis sintió enseguida que lo que enseñaban era cierto. Dinis y su familia fueron de las primeras personas en unirse a la Iglesia en Portugal. ¡Dinis era un pionero!
Pero últimamente había empezado a preocuparse. ¿Y si bautizarse no fue la decisión correcta?
Dinis no le dijo a nadie que estaba preocupado. Ni a sus hermanos, ni a su hermana; ni siquiera a sus padres, pero esa noche, era lo único en lo que podía pensar.
Dinis suspiró. Miró hacia abajo por el borde de la cama; sus hermanos estaban profundamente dormidos en la litera de abajo. Dinis estaba solo.
Sabía que debía preguntar a Dios si la Iglesia era verdadera. Se arrodilló en la mitad de su cama, inclinó la cabeza y comenzó a orar.
“Por favor, Dios”, dijo Dinis en voz baja, “hazme saber si José Smith realmente te vio a ti y a Jesús”.
Dinis ya había orado muchas veces, sin embargo, esta vez fue diferente. Dinis realmente necesitaba saberlo. Oró con más fuerza que nunca para pedir ayuda.
“No quiero equivocarme”, susurró. “Solo quiero saber qué es lo correcto”.
Entonces, Dinis sintió algo. El sentimiento fue fuerte y cálido; fue creciendo hasta que lo sintió en todo el cuerpo. ¡Sentía que iba a explotar de alegría!
Dinis supo que ese sentimiento era el Espíritu Santo. ¡Dios había contestado su oración! Los misioneros estaban en lo cierto: José Smith en verdad fue un profeta. Y bautizarse no fue solo una buena decisión, fue la mejor decisión.
Dinis se acostó boca arriba y miró hacia el techo. Sus preocupaciones habían desaparecido. Acercó la manta a su alrededor y antes de darse cuenta, se quedó dormido.
Cuando Dinis se hizo mayor, siempre recordó la noche en la que oró desde su litera. Sabía que estaba en el camino correcto como miembro de la Iglesia de Jesucristo, y sabía que el Padre Celestial siempre contestaría sus oraciones.