El Amigo
Las canciones amorosas de Macy
Octubre de 2024


“Las canciones amorosas de Macy”, El Amigo, octubre de 2024, págs. 14–15.

Las canciones amorosas de Macy

“A pesar de que eres pequeña, tienes un gran corazón lleno de amor”, dijo el abuelito.

Esta historia ocurrió en Filipinas.

“Extraño al abuelito”, dijo Macy a su abuela. Llamaba a sus abuelos abuelito y abuelita. “Desde que se fue al hospital, he querido ayudarlo pero no sé cómo hacerlo”.

Macy jugaba con la comida en el plato —era su desayuno favorito: arroz, huevos y salchichas—, pero se sentía demasiado triste como para comer.

La abuelita rodeó a Macy con el brazo. “Te entiendo. A veces nos sentimos impotentes cuando alguien a quien amamos está pasando por un momento difícil. Pero recuerda, hay dos personas que nos aman incluso más de lo que podemos imaginar”.

“¿Quiénes?”, preguntó Macy.

“El Padre Celestial y Jesucristo. Cuando tenemos fe en Ellos, nos guían y nos fortalecen”, dijo la abuelita.

Mientras Macy escuchaba, sintió esperanza en el corazón y supo que el Padre Celestial y Jesús podían ayudar al abuelito.

Una niña orando

Esa noche, Macy se arrodilló junto a la cama y cerró los ojos.

“Padre Celestial, cuida del abuelito y ayúdalo a sentirse mejor. Lo amo, y también te amo a Ti. Ayúdame a saber qué puedo hacer por él”.

A la mañana siguiente, Macy se despertó con el sol brillando a través de las cortinas, ¡y tuvo una idea! Cantar canciones de la Primaria e himnos de la Iglesia era una de las cosas que a ella y al abuelito les encantaba hacer juntos. ¡Tal vez eso le daría consuelo!

Se levantó, hizo su oración de la mañana y luego le preguntó a la abuelita si podía visitar al abuelito. Poco tiempo después las dos iban juntas de camino al hospital. Estaba emocionada por, finalmente, volver a ver al abuelito y, con suerte, hacerlo sonreír.

Una niña con su abuelo en el hospital

Cuando Macy entró en la habitación del hospital, su abuelito estaba sentado en la cama con una manta sobre las piernas. Parecía cansado, pero cuando vio a Macy, su rostro se iluminó de alegría. Ella corrió hacia él y le dio un tierno abrazo.

“¡Buenos días, abuelito!”.

“¿Qué te trae por aquí, mi pequeña lang-lang Macy?”.

Lang-lang significaba “amor”. Era el apodo favorito del abuelito para Macy.

“Quiero cantar para ti”, dijo Macy. Se sentó a su lado en la cama y abrió el cancionero. “Soy un hijo de Dios; Él me envió aquí…”, comenzó.

Los ojos del abuelito se llenaron de lágrimas de gozo; se le unió y también comenzó a cantar.

“…me ha dado un hogar y padres buenos para mí”.

Sus voces llenaban la pequeña habitación del hospital. Pronto, la abuelita también se les unió. Macy tuvo un sentimiento de paz en el corazón mientras cantaban juntos.

Cuando terminaron, Macy extendió su mano y el abuelito la sostuvo con firmeza.

“Oremos, abuelito”.

Oraron juntos y Macy le pidió al Padre Celestial que bendijera al abuelito con fortaleza y sanación.

Después de la oración, el abuelito miró a Macy. “Gracias por tus hermosas canciones y oraciones. Me has ayudado a sentirme mejor. A pesar de que eres pequeña, tienes un gran corazón lleno de amor”.

Macy sonrió; estaba feliz de que su amor y fe hubieran ayudado al abuelito a sentirse mejor. Sabía que el Padre Celestial y Jesucristo siempre estarían allí para ayudar a su familia en los momentos difíciles.

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Ilustraciones por Chrisanne Serafin