“Corazones entrelazados”, Para la Fortaleza de la Juventud, mayo de 2021.
Sesión
Corazones entrelazados
Extractos
Cuando le preguntaron, “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento […]?”, el Salvador respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”. Y continuó: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” [Mateo 22:36–39]. La respuesta del Salvador refuerza nuestro deber celestial. Un antiguo profeta ordenó “que no hubiera contenciones entre uno y otro, sino que fij[ásemos] [nuestra] vista hacia adelante […] teniendo entrelazados [nuestros] corazones con unidad y amor el uno para con el otro” [Mosíah 18:21, cursiva agregada] […].
Ahora, para ustedes, hombres y mujeres jóvenes, a medida que uno se hace mayor, burlarse de los demás puede derivar en algo muy peligroso. La ansiedad, la depresión y otras cosas peores suelen acompañar al acoso […].
Claramente, el adversario está utilizando esto para perjudicarlos a ustedes, a su generación. No hay lugar para esto en su ciberespacio, vecindarios, escuelas, cuórums o clases. Por favor, hagan todo lo posible para que esos lugares sean más bondadosos y seguros […].
Cuando se muestren amables, cuidadosos y compasivos, incluso digitalmente, les prometo que alzarán los brazos caídos y sanarán los corazones […].
Que cada uno de nosotros, sin importar su edad, se esfuerce por ser lo mejor posible.
Conforme se esfuercen por demostrar amor, respeto y bondad, sin duda resultarán heridos o afectados negativamente por las malas decisiones de los demás. ¿Qué hacemos entonces? Seguimos la admonición del Señor: “… Amad a vuestros enemigos […] y orad por los que os ultrajan” [Lucas 6:27–28].
Cuando la adversidad y la aflicción nos sobrevienen por actos reprobables, negativos e incluso mezquinos, podemos elegir tener esperanza en Cristo. Esta esperanza proviene de Su invitación: “… sed de buen ánimo, porque yo os guiaré” [Doctrina y Convenios 78:18] y la promesa de que “Él consagrará tus aflicciones para tu provecho” [véase 2 Nefi 2:2].