“Buscando Sion y las bendiciones del Señor”, Para la Fortaleza de la Juventud, septiembre de 2021, págs. 2–5.
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Buscando Sion y las bendiciones del Señor
Establecer Sion es una gran responsabilidad, pero también trae grandes recompensas.
La primera gran verdad de toda la eternidad es que Dios nos ama con todo Su corazón, alma, mente y fuerza. Él quiere lo mejor para nosotros, siempre lo ha querido y siempre lo querrá. Él desea que seamos felices; no temporal o superficialmente felices, sino profunda y eternamente felices como Él lo es; quiere que crezcamos y alcancemos nuestro potencial divino como hijo o hija de Dios.
Sé que esto no siempre es fácil. Muchos de ustedes enfrentan dificultades y pruebas personales que a veces pueden ser abrumadoras. Probablemente hayan pensado en sus propias circunstancias, algunas de las situaciones difíciles en su familia o los problemas entre las naciones de todo el mundo y se hayan preguntado: “¿Cómo puedo superar este laberinto de desafíos?”. Una de las respuestas puede sorprenderles: procuren establecer Sion.
¿Dónde está Sion?
A lo largo de la historia, Dios ha llamado regularmente a Su pueblo para establecer Sion. Por lo general, ese era un lugar particular donde el pueblo de Dios podía liberarse de las influencias del mundo y vivir en armonía unos con otros. Sin embargo, en esta última gran dispensación, Sion no se limita a una ubicación geográfica. En nuestros días, Sion puede estar dondequiera que se encuentre un miembro fiel de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El Señor describió al pueblo de Sion como “uno en corazón y voluntad” (Moisés 7:18) y “puros de corazón” (Doctrina y Convenios 97:21). En resumen, ya no pensamos en Sion en función de dónde vamos a vivir sino cómo vamos a vivir.
Les esperan muchas bendiciones maravillosas si hacen todo lo posible por edificar Sion, ser quien el Salvador necesita que sean y ayudar a preparar el camino para Su regreso a la tierra. Tal esfuerzo requiere trabajo y una fe enorme, pero también traerá felicidad y gozo duraderos. ¡Espero que encuentren esto tan conmovedor y emocionante como yo! Como lo ha enseñado el presidente Russell M. Nelson, nada, literalmente nada, podría ser más importante1. ¡Y tenemos la oportunidad de participar en ello! Somos los soldados en el frente de batalla de la verdad. No llevamos balas; ¡llevamos vendajes! Se nos pide que ayudemos a sanar al mundo y proveamos una congregación mundial de personas a quienes el Salvador pueda acudir.
Amar a Dios y al prójimo
Podemos lograr este tipo de familia, vecindario o nación si guardamos el mandamiento de amar. Y cuanto más amemos a Dios, más amaremos a nuestro prójimo y hallaremos formas de bendecirlos. Tenemos vecinos a quienes bendecir, pobres a quienes elevar y bienes que hacer en todas partes.
El Señor en una ocasión describió esa responsabilidad y bendición de este modo:
“De manera que, sé fiel […]; socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas.
“Y si eres fiel hasta el fin, recibirás una corona de inmortalidad, así como la vida eterna en las mansiones que he preparado en la casa de mi Padre” (Doctrina y Convenios 81:5–6).
Defiende la verdad
Cuando Dios nos llama a edificar Sion, Él nos llama a defender Sus enseñanzas y a permanecer firmes en nuestra fe. Esto no siempre será fácil o cómodo de hacer, pero debemos hacerlo, con compasión, humildad, comprensión y caridad inquebrantable para con los demás. En nuestro empeño por establecer Sion, seguramente nos encontraremos con personas que tal vez no luzcan, no se vistan o no se comporten de manera apropiada. Cuando nos encontremos con esas personas, debemos tener cuidado de responder con rectitud, no con superioridad. En tales situaciones, lo mejor que podemos hacer es comportarnos correctamente y demostrar “amor sincero” por ellos (véase Doctrina y Convenios 121:41).
Quiero que otros disfruten de las bendiciones que yo tengo, pero a veces me pregunto cómo puedo compartirlas de una manera que no sea ofensiva o mal interpretada. Este pasaje de las Escrituras me ha ayudado en todos mis llamamientos y responsabilidades personales en la Iglesia como discípulo de Cristo:
“Por tanto, de cierto os digo, alzad vuestra voz a este pueblo; expresad los pensamientos que pondré en vuestro corazón, y no seréis confundidos delante de los hombres;
“porque os será dado en la hora, sí, en el momento preciso, lo que habéis de decir.
“Mas os doy el mandamiento de que cualquier cosa que declaréis en mi nombre se declare con solemnidad de corazón, con el espíritu de mansedumbre, en todas las cosas.
“Y os prometo que si hacéis esto, se derramará el Espíritu Santo para testificar de todas las cosas que habléis” (Doctrina y Convenios 100:5–8).
Una bendición mientras seguimos avanzando
Mis queridos jóvenes amigos, habrá días desafiantes por delante, pero su vida finalmente será magnífica si entregan su corazón a Dios, aman al Señor Jesucristo y hacen todo lo posible por vivir el Evangelio. Si son fieles, Sion estará dondequiera que se encuentren. Les bendigo para que la acojan con alegría. ¡El Señor tiene mucho reservado para ustedes!