“Cómo edificar la mejor versión de ti mismo”, Para la Fortaleza de la Juventud, septiembre de 2021, págs. 6–7.
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Cómo edificar la mejor versión de ti mismo
Cinco maneras de edificar una vida feliz y llena de gozo.
Cuando el Señor le mandó a José Smith que construyera el Templo de Kirtland, no lo dejó para que descubriera por sí mismo cómo hacerlo todo: le reveló un plan que lo conduciría al éxito.
“Edifíquese la casa, no según la manera del mundo”, declaró el Señor; “edificadla […] de acuerdo con el modelo que mostraré” (Doctrina y Convenios 95:13–14). Luego, el Señor dio instrucciones sobre cómo construir el templo (véase Doctrina y Convenios 95:15–17).
Afortunadamente, el Señor nos ha mostrado algo más que solo la manera de construir templos; también nos ha dado instrucciones para ayudarnos a llegar a ser la mejor persona que podemos ser. Al seguirlas, edificaremos nuestra vida “no según la manera del mundo”, sino según la manera que el Señor ha diseñado.
A continuación encontrarás cinco maneras de edificar una vida feliz y llena de gozo, centrada en Jesucristo.
Edificar un fundamento seguro
Cualquier arquitecto o constructor te dirá que para todo edificio es imprescindible tener un fundamento seguro. Helamán enseñó que el mejor fundamento para nuestra vida es “la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios” (Helamán 5:12). Podemos hacer de Cristo nuestro fundamento al venir a Él y seguir Sus enseñanzas. ¿Cómo crees que te va en tus esfuerzos por hacer de Cristo el fundamento de tu vida?
Servir a los demás
Cuando era Segundo Consejero de la Primera Presidencia, el presidente Dieter F. Uchtdorf dijo que otra excelente manera de edificar nuestra vida se presenta cuando “estamos de pie sirviendo al Señor y a quienes están a nuestro alrededor”1. Cuando sirves a los demás, estás haciendo lo que hizo Jesús y aprendiendo a ser más como Él es, y no solo bendecirás la vida de las personas a las que sirves sino que tú también serás bendecido.
Crea una rutina regular de oración y de estudio de las Escrituras
El establecer una relación con el Padre Celestial y Jesucristo es otra manera de edificar una vida feliz. Una excelente manera de hacerlo es por medio de la oración y el estudio de las Escrituras.
El presidente Uchtdorf dijo: “… Para fortalecer nuestra relación con Dios necesitamos pasar tiempo provechoso con Él a solas. El centrarnos con discreción en la oración personal y el estudio diario de las Escrituras […] serán algunas de las inversiones prudentes de nuestro tiempo y esfuerzos para acercarnos más a nuestro Padre Celestial”2.
La oración es una oportunidad de comunicarnos con nuestro Padre Celestial. ¡Él nos conoce, nos ama y desea saber de nosotros! Cuando oramos de manera sincera, damos gracias y pedimos las cosas que necesitamos, Él escucha y siempre contesta a Su propia manera y en Su propio tiempo.
Cuando se trata del estudio de las Escrituras, no hay una sola manera correcta de hacerlo. ¡Lo importante es que lo hagas! El presidente Russell M. Nelson enseñó: “… Sumergirnos diariamente en la palabra de Dios es crucial para la supervivencia espiritual”3. El dedicar tiempo cada día a las Escrituras te ayudará, sin ninguna duda, a edificar una vida de fe y fortaleza.
Rodéate de personas que te animen a hacer el bien
El Padre Celestial desea que nos conectemos y que edifiquemos relaciones con otras personas, en especial con familiares y amigos. A menudo somos moldeados por las personas con las que pasamos tiempo. Sean o no miembros de la Iglesia, debes rodearte de personas que te ayuden a vivir el Evangelio, a cumplir las normas del Señor y a ser una mejor persona. Además, puedes ayudar a quienes te rodean a hacer lo mismo. ¿Cuál de tus amigos te está ayudando a edificar tu fundamento en la rectitud?
Halla gozo al edificar tu fundamento
Hay muchas otras maneras de edificar tu vida para ser espiritualmente fuerte y tener gozo, entre ellas asistir a la Iglesia, tomar la Santa Cena, hacer convenios y guardarlos y seguir el consejo de los profetas vivientes.
Es importante recordar que todas esas cosas requieren tiempo y esfuerzo. En todo momento es necesario edificar y aprender, pero no tienes que hacerlo solo. El Señor te ayudará cada día a medida que hagas todo lo posible por edificar una vida que te traiga gozo y de la que tú y Él estén orgullosos.