“Una Navidad especial en Sudamérica”, Para la Fortaleza de la Juventud, diciembre de 2021.
Una Navidad especial en Sudamérica
¿Qué regalo podría bendecir a un continente entero?
Con el nacimiento de Jesucristo hace más de 2000 años, nuestro Padre Celestial le dio al mundo la dádiva más grande que este podría recibir. Aquel regalo se dio en silencio. Pocos supieron acerca de él. Aun hoy, muchos desconocen de qué forma la dádiva de nuestro Salvador bendice sus vidas.
Hace casi cien años, el día de Navidad, se le dio otro regalo muy especial a un continente entero. La mayoría desconocía ese regalo. Se dio calladamente, sin pompa, ni publicaciones en las redes sociales, ni ruedas de prensa. Sin embargo, lo que pasó ese día de Navidad ayudaría a millones de personas a recibir la suprema dádiva del Padre Celestial: Su Hijo.
Una oración de Navidad
Hace noventa y seis años, en diciembre de 1925, tres líderes de la Iglesia llegaron a Buenos Aires, Argentina. Les llevó treinta y cuatro días viajar desde Salt Lake City, Utah, hasta Buenos Aires, Argentina, por tren y barco. En ese momento, había solo unos pocos miembros en toda Sudamérica; pero el Señor estaba preparando la vía para que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tuviera un próspero futuro en Sudamérica.
El élder Melvin J. Ballard, que era miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, y otros dos líderes de la Iglesia, los élderes Rey L. Pratt y Rulon S. Wells, habían sido enviados a Argentina con una asignación especial. El profeta, el presidente Heber J. Grant, los envió a dedicar todo el continente de Sudamérica para la predicación del Evangelio.
En la mañana de Navidad, el élder Ballard y sus compañeros caminaron hasta una tranquila arboleda de sauces en Buenos Aires. Cantaron himnos y leyeron el Libro de Mormón. Luego el élder Ballard ofreció una oración. Bajo la dirección del Presidente de la Iglesia y mediante la autoridad apostólica que tenía, el élder Ballard dijo: “Giro la llave, abro la cerradura y abro la puerta para la predicación del Evangelio en todas las naciones sudamericanas”1.
El élder Ballard también imploró una bendición sobre los líderes de las naciones de Sudamérica para que fueran bondadosos con la Iglesia y permitieran que se predicara el Evangelio en sus países, a fin de que la salvación pudiera llegar a todos.
Una promesa profética
Luego de aquella mañana de Navidad, el élder Ballard y sus compañeros pasaron los siguientes ocho meses caminando por las calles de Buenos Aires y compartieron el mensaje de la restauración del Evangelio. En aquel momento, había poco material de enseñanza en español, pero se esforzaron y siguieron adelante con fe. Sus esfuerzos solo tuvieron como resultado una sola conversión en esa ocasión.
Poco antes de partir de Argentina, el élder Ballard dijo que la Iglesia crecería de modo gradual, “tal como el roble crece lentamente a partir de una bellota”. No obstante, prometió que miles de personas se unirían a la Iglesia y que llegaría el día en que la gente de Sudamérica “ser[ía] una potencia en la Iglesia”2.
El regalo continúa
Han pasado casi cien años desde ese día y la oración del élder Ballard ha sido contestada —y seguirá siendo contestada— de una manera increíble.
Hoy en día, en Sudamérica, la Iglesia tiene:
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4 178 375 miembros
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97 misiones
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21 templos (con 14 anunciados o en construcción)
¡Qué maravillosa dádiva es el evangelio de Jesucristo! Y tal como el élder Ballard y sus compañeros, nosotros tenemos la responsabilidad y la oportunidad de compartir ese preciado regalo con los demás. En esta Navidad, recuerda ese valioso regalo y trata de compartirlo. Sin importar dónde estés, hay muchas oportunidades de compartir el Evangelio con las personas que te rodean. Al hacerlo, puedes hacer tu parte para ayudar a que el Evangelio de Jesucristo vaya a todo el mundo.