2023
Sigue la luz verdadera
Enero de 2023


“Sigue la luz verdadera”, Para la Fortaleza de la Juventud, enero de 2023.

Ven, sígueme

Juan 1:1–5

Sigue la luz verdadera

La luz de Jesucristo siempre está disponible para ti: ayer, hoy y siempre.

Imagen
Jesucristo

Consider the Lilies [Considerad los lirios], por Haley Miller

En 1948, el sol se ponía un domingo más, mientras yo me encontraba caminando junto al río Trent, en Nottingham, Inglaterra. Era un misionero de veinte años en ese momento y había tenido un día largo y agotador, pero estaba feliz y satisfecho con la obra.

Al ir caminando junto al río hice una oración en silencio. Con la esperanza de sentir la guía del Señor, pregunté: “¿Estoy haciendo lo que Tú quieres?”.

De repente me sobrevino un sentimiento abrumador de paz y comprensión. En ese preciso momento, llegué a saber que Jesucristo me conocía y me amaba. No tuve una visión ni oí una voz, pero no podría haber sabido de la realidad y la divinidad de Cristo con más poder que si Él mismo hubiese estado ante mí y me hubiera llamado por mi nombre.

Desde ese día hasta hoy, toda decisión importante que he tomado ha sido influenciada por mi conocimiento de que Jesucristo es el Hijo de Dios. Lo amo más profunda y poderosamente de lo que las palabras pueden expresar. Él es mi Señor, mi Salvador, mi Redentor y mi amigo.

A lo largo de los años y en casi todo del mundo, he testificado del Salvador. Sé que Él es la luz verdadera y sempiterna que “resplandece en tinieblas” (Juan 1:5). Es un privilegio para nosotros venir a Él, seguirlo y sentir Su luz en nuestra vida.

La verdad sobre la luz

Cada veinticuatro horas, el día se convierte en noche y la noche se convierte en día. Cuando experimentamos la oscuridad de la noche, no nos preocupa que el sol se haya ido. Sabemos que la tierra rotará y que el sol brillará sobre nosotros de nuevo. Tal vez no siempre podamos ver o sentir la luz, pero siempre está ahí.

Lo mismo ocurre en el aspecto espiritual. Recuerdo esto de hace muchos años, cuando mi esposa Barbara y yo contemplábamos con asombro el cielo nocturno. Millones de estrellas lucían excepcionalmente brillantes y hermosas y mis pensamientos se volvieron con asombro hacia Jesucristo.

Él estuvo “en el principio con Dios” (Juan 1:2). Bajo la dirección del Padre Celestial, creó la tierra y los incontables mundos (véase Moisés 1:33). Él es el poder que ilumina el sol, la luna y las estrellas (véase Doctrina y Convenios 88:7–10). Él es la fuente de la luz y la vida de todas las cosas (véanse Juan 1:3–4; Doctrina y Convenios 93:10). Él declaró: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

En la actualidad Satanás está trabajando horas extras para apagar la luz del Salvador, pero no puedes estar en un lugar tan oscuro en el que la luz de Jesucristo no te pueda iluminar si vienes a Él. Su luz está siempre ahí.

Imagen
mañana, tarde y noche

Ilustraciones por Adam Nickel

Él ilumina nuestro camino

Como Hijo de Dios, Jesucristo tuvo gloria con Dios el Padre “antes que el mundo fuese” (Juan 17:5). Fue perfectamente obediente a Su Padre (véase Juan 5:30) y vino voluntariamente a la tierra. Renunció a Su gloria para nacer en un humilde establo donde Su madre “lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre” (Lucas 2:7).

Durante Su juventud, anduvo en “los asuntos de [Su] Padre” (Lucas 2:49) y dejó maravillados a quienes escucharon Sus enseñanzas. En Su ministerio, Él tuvo el poder de efectuar milagros, bendecir y sanar a los enfermos, dar vida a los muertos y, finalmente, proporcionar la Expiación infinita.

En todo lo que el Salvador ha dicho y hecho, especialmente en Su sacrificio expiatorio, Él nos ha mostrado el camino a nuestro Padre Celestial. Su ejemplo y Sus enseñanzas iluminan el camino que debemos seguir para regresar a nuestro hogar celestial.

Comparte Su luz

Una vez que sintamos la luz del Hijo de Dios en nuestra vida, debemos esforzarnos por compartir esa luz con los demás. Me encantó ser misionero en Inglaterra. Me encantó ser presidente de misión en Canadá. Me encanta mi llamamiento actual como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, lo cual me permite testificar de Jesucristo en todo el mundo.

El Salvador enseñó: “He aquí, yo soy la luz que debéis sostener en alto: aquello que me habéis visto hacer” (3 Nefi 18:24).

La luz del Salvador brilla dentro de nosotros cada vez que oramos y buscamos Su palabra en las Escrituras. Su luz brilla cuando amamos como Él ama, compartimos nuestro testimonio y prestamos servicio desinteresado. Esto saca las tinieblas de nuestra vida y atrae a otras personas que buscan Su luz.

Imagen
una niña con un niño que sostiene una luz

Su luz perdura para siempre

La luz de Jesucristo siempre está disponible para ti. Nada, absolutamente nada, puede vencer ni extinguir Su luz, perdurará para siempre. Jesucristo “es la luz y la vida del mundo […], una luz que es infinita, que nunca se puede extinguir” (Mosíah 16:9).

Estoy eternamente agradecido por la experiencia que tuve cuando, siendo un joven misionero, llegué a saber esto por mí mismo. Lo sé con mayor certeza hoy, ya que he experimentado la vida con todas sus pruebas y gozos.

Si no sabes a dónde ir o qué hacer, fíjate en la luz verdadera del Hijo de Dios. Si estás dispuesto a venir a Él y seguir Su luz, Él iluminará tu camino.

Imprimir