El desafío del té

Un día de invierno, caminaba por los jardines de la escuela con mis amigos Alice y Trevor cuando encontramos un cartel que decía: “Ya tenemos té disponible”. Con emoción, Trevor se ofreció a comprarnos una taza de té. “No, gracias”, le respondí.

Todos los días, Trevor me ofrecía té y yo continué rechazándolo. Finalmente, me preguntó por qué yo no bebía té. Le hablé de la Palabra de Sabiduría, con la esperanza de que entendiera; pero él lo convirtió en una gran broma. Él trató de hacer que yo quebrantara la Palabra de Sabiduría.

“No es como si estuvieras drogándote”, decía él. “¡Una taza de té es inofensiva!”.

La siguiente semana, él y sus amigos comenzaron a burlarse aún más de mí. Traté de sostener la cabeza en alto, aunque no era fácil.

Con el tiempo, ellos se sintieron mal por sus acciones y dejaron de burlarse de mí. Un día, mi maestra me dijo: “Siempre has sido un ejemplo de tu fe y religión. Estoy orgullosa de ti”.

Yo también estoy orgullosa de mí. No siempre es fácil, pero sé que seré bendecida por defender mis normas.

Nicolé M., West Midlands, Reino Unido