“Amados de Dios”, Para la Fortaleza de la Juventud, septiembre de 2023.
Ven, sígueme
Amados de Dios
En el plan de felicidad de Dios, cada mujer joven y hombre joven tiene un propósito divino, a cada uno de ustedes se los ama y se los necesita.
Imagina cómo sería la música si todos los instrumentos sonaran igual. ¿Y qué pasaría si todas las teclas de un piano tocaran la misma nota o si todas las voces de un coro fueran idénticas? ¡Eso haría que la música fuera muy aburrida!
Felizmente, los instrumentos musicales y las voces de un coro emiten sonidos y tonos diferentes. Las teclas de un piano ofrecen muchas melodías y los coros brindan sonoras armonías. Los cornos franceses, las tubas, los violines y los tambores añaden un sonido único a la armonía de una orquesta.
Fortalezas y dones
Al igual que con la música, el Padre Celestial se regocija en los diversos talentos, personalidades y experiencias de cada uno de Sus amados hijos e hijas. Sean cuales fueren tus circunstancias, dondequiera que vivas entre las naciones, tribus y pueblos, el Padre Celestial se regocija en tu potencial infinito, en lo que puedas llegar a ser mediante la obediencia, la gracia y el amor.
Con gran amor, Él te invita a descubrir tu identidad divina y a cumplir tu propósito divino. Él te anima a desarrollar tus dones espirituales, tu carácter divino y tus inmensas posibilidades. Te ofrece a diario oportunidades para aprender a ver a quienes te rodean y a servirles como lo haría Jesucristo.
En el divino plan de Dios, venimos a este mundo por medio de una madre y un padre; las familias los necesitan a ambos. Juntos, como compañeros iguales, los padres y madres nutren a sus familias y proveen para ellas. En nuestros hogares, los padres y esposos deben presidir con bondad, mansedumbre y amor sinceros, cualidades justas que los hombres y las mujeres necesitamos en todas nuestras relaciones con los demás. El cielo llora cuando en alguna relación hay abuso, dominio o compulsión de cualquier tipo, por parte de hombres o mujeres. La persuasión, la longanimidad, la bondad y el conocimiento puro son cualidades semejantes a las de Cristo que cada uno de nosotros busca.
Por supuesto, nadie es perfecto, ni tampoco lo son las familias. Sean cuales sean tus circunstancias, honra a tus padres y ama a tu familia: la familia que tienes y la familia que algún día tendrás. Nuestro Salvador puede ayudarte a entender, perdonar y animar a quienes te rodean. Si haces tu mejor esfuerzo, el Señor te ayudará y guiará. Recuerda que tu carácter y rectitud al guardar tus convenios con Dios determinan tu posición ante el Señor y en Su Iglesia.
El sacerdocio y el plan de Dios
Dios nos ama más y nos conoce mejor de lo que nosotros nos amamos y nos conocemos a nosotros mismos. Su autoridad del sacerdocio se da para bendecir a todos Sus hijos. Los hombres dignos poseen el sacerdocio, pero no son el sacerdocio. El presidente Russell M. Nelson enseña que el sacerdocio “es tan relevante para [las mujeres] como lo es para cualquier hombre”. El sacerdocio da a las mujeres y a los hombres “acceso a […] todos los tesoros espirituales que el Señor tiene para Sus hijos”1.
Servir unidos
En la Iglesia del Señor deliberamos en consejo a medida que servimos unidos. En nuestros consejos, los líderes buscan perspectivas e ideas de todas las personas, incluso de las mujeres jóvenes y de los hombres jóvenes. En cada caso, tomamos mejores decisiones y tenemos mayor éxito en el servicio del Señor cuando valoramos las contribuciones de cada uno y trabajamos unidos como hermanos y hermanas en Su obra.
En nuestros barrios y ramas, las mujeres jóvenes y los hombres jóvenes dirigen clases y cuórums. En el consejo de barrio para la juventud, nuestros líderes de los jóvenes ayudan a cada joven a conectarse con el cielo, con nuestros líderes de la Iglesia y con otros jóvenes. Como compañeros ministrantes de personas adultas, nuestros hombres jóvenes y mujeres jóvenes llegan a muchas personas y las bendicen. Cuando servimos, todos permanecemos unidos.
Es una gran bendición que los hombres jóvenes y las mujeres jóvenes sirvan como testigos de las ordenanzas del Evangelio restaurado. En el templo, ustedes son testigos de bautismos, tanto de bautismos de personas vivas como de bautismos por antepasados. Ustedes también sirven en otros lugares de la Casa del Señor.
Bendiciones del convenio con Dios
De forma individual, cada mujer joven y cada hombre joven hace convenios sagrados con Dios. Cuando se honran fielmente, nuestros convenios con Dios traen Sus bendiciones, que son mayores de lo que podemos imaginar. Nuestros convenios con Dios pueden santificar nuestros deseos y acciones. Nuestros convenios y la expiación de Cristo pueden ayudarnos a que nos volvamos como niños ante Dios: humildes, pacientes, llenos de amor (véase Mosíah 3:19). En todo lo que hacemos, debemos comenzar por Jesucristo. Lo escogemos primero a Él entre nuestras muchas opciones y lo ponemos en primer lugar en cada decisión que tomamos.
Mirar al Salvador
Puedes experimentar sentimientos de felicidad y calidez en el corazón cuando colocas a Jesucristo en el centro de tu aprendizaje del Evangelio, el servicio, las actividades y el desarrollo personal, y cuando escoges lo bueno. Tus esfuerzos centrados en Cristo pueden ser divertidos y gratificantes al ayudar a los demás con compasión y amor sinceros.
Suceden cosas extraordinarias cuando los hombres jóvenes y las mujeres jóvenes aman al Señor y sirven juntos en unidad y armonía. Así es en Seminario, en las actividades regulares para los jóvenes y en las conferencias FSY.
Con amor infinito, nuestro Padre Celestial invita a todas las mujeres jóvenes y hombres jóvenes “a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha” (2 Nefi 26:33).
El Padre Celestial y Jesucristo te aman. Ellos te ayudarán y bendecirán para que seas verdaderamente feliz. Elige primero a nuestro Salvador Jesucristo. Confía en Dios y sé uno en Jesucristo con las personas que te rodean. Como amado hijo de Dios, puedes conectarte con la comunidad de santos que es Su Iglesia restaurada y pertenecer a ella, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Quién eres y quién estás llegando a ser es lo que necesita el mundo de hoy. ¡Qué diferencia puedes marcar en tu familia, en Su Iglesia restaurada y en el mundo!
En Jesucristo, todas las cosas buenas son posibles. En Jesucristo, todas las cosas verdaderas sucederán, en el tiempo de Dios y a Su manera. Como uno de Sus testigos especiales, lo testifico y prometo.