“Tres lecciones de la adolescencia de José Smith”, Para la Fortaleza de la Juventud, septiembre de 2023.
Tres lecciones de la adolescencia de José Smith
Mira lo que puedes aprender de las experiencias vividas por el Profeta hace doscientos años.
¿Haz sentido alguna vez que es difícil relacionarte con las personas del pasado? Vivieron hace tanto tiempo… ¿pueden realmente enseñarte algo acerca de tu vida? ¡Sí! José Smith es un gran ejemplo. Para cuando tenía dieciocho años, había aprendido algunas cosas acerca de obtener respuestas a las oraciones y de su relación con el Padre Celestial. Esas lecciones pueden ayudarte en la actualidad.
Lección 1: A veces lleva tiempo obtener respuestas.
Las respuestas a las oraciones no siempre llegan rápidamente. Esperar no es fácil, especialmente cuando hay respuestas rápidas disponibles en internet para casi todas las preguntas.
Si sientes que pasa mucho tiempo antes de que Dios te conteste, no estás solo. José Smith tenía doce años cuando comenzó a pensar en “todo lo importante que tenía que ver con el bienestar de [su] alma inmortal”1. Lidió con preguntas sobre su dignidad personal y la iniquidad del mundo durante los dos años siguientes. Fueron dos años de meditar, estudiar las Escrituras y analizar esas preguntas antes de que Dios y Jesucristo se le aparecieran en la Arboleda Sagrada.
Sucede lo mismo con nosotros. Cuando tenemos una pregunta, podrían pasar días, meses o incluso años antes de que recibamos una respuesta, pero está bien. El esfuerzo que hacemos mientras esperamos es esencial. Recuerda lo que el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “La semilla tiene que ser nutrida y […] debemos esperar a que madure”2.
Lección 2: Dios nos conoce por nuestro nombre.
Antes de que cumpliera dieciocho años, Dios el Padre, Jesucristo y el ángel Moroni habían visitado a José. ¡Eso es muy impresionante! Y todos esos seres divinos conocían el nombre de José. ¡Lo conocían personalmente!
Dios también te conoce a ti personalmente. Eres Su hijo y Él conoce tu nombre. Dios enseñó esta verdad acerca de Sus creaciones: “Para mí todas las cosas están contadas, porque son mías y las conozco” (Moisés 1:35).
Parte de la razón por la que José tenía la confianza de hacer lo que se le pedía que hiciera era porque entendía que él era hijo de Dios, quien lo conocía personalmente.
Lección 3: Al arrepentirnos, nos predisponemos a las experiencias espirituales.
Una de las principales motivaciones de José para ir a la Arboleda Sagrada era arrepentirse de sus pecados. Esa es la misma razón por la que oró la noche en que el ángel Moroni se le apareció: para pedir “[el] perdón de todos [sus] pecados e imprudencias” (José Smith—Historia 1:29). Esto nos enseña dos cosas:
Primero, si hemos cometido errores, no debemos pensar que no somos dignos de orar. José había cometido “pecados e imprudencias”, pero sabía que aún así podía orar y obtener el perdón.
Segundo, al arrepentirnos, podemos sentir el Espíritu con más fuerza. El élder Jörg Klebingat, de los Setenta, ha explicado: “La confianza espiritual aumenta cuando […] nos arrepentimos […] de los pecados […] de manera voluntaria y gozosa”3.
El presidente Russell M. Nelson ha enseñado que el arrepentimiento nos ayuda a llegar a ser más semejantes al Salvador. Al arrepentirnos, abrimos las puertas del cielo. “Escogemos crecer espiritualmente y recibir gozo; el gozo de la redención en Él”4.
Así que, si necesitas arrepentirte de algo, ¡hazlo! No solo te brindará paz y te ayudará a llegar a ser más semejante al Salvador, sino que también te ayudará a sentir al Espíritu con más fuerza y a obtener respuestas a las oraciones.
Puede que José Smith haya vivido hace mucho tiempo, pero las lecciones que aprendió cuando era adolescente todavía pueden ayudarte hoy en día. Es otra razón para estar agradecidos por el profeta José Smith.