“Trae A Tu Memoria, Oh Señor … Tu Iglesia”
“Esta es la obra del Redentor, es el evangelio de las buenos nuevas, es algo que nos causa gran felicidad y alegría.”
Esta ha sido una maravillosa conferencia, en la cual nos ha acompañado el Espíritu del Señor. Hemos escuchado palabras de sabiduría e inspiración, y nuestro testimonio de esta divina obra se ha visto fortalecido. Muchos hemos resuelto de todo corazón vivir los principios del evangelio en forma mas plena.
No hay duda de que hemos sido bendecidos por medio de los discursos que hemos escuchado; las oraciones nos han inspirado y la música ha sido maravillosa. Podemos considerarnos muy bendecidos de tener músicos tan dedicados en la Iglesia que tanto aportan al espíritu de la conferencia. Todos los coros han realizado una actuación excelente.
Desearía pronunciar en especial algunas palabras sobre el Coro del Tabernáculo, que nos ha deleitado hoy con su música. Hace poco leí una carta que escribió el presidente Wilford W. Woodruff y sus consejeros, los elderes George Q. Cannon y Joseph F. Smith, con fecha 11 de febrero de 1895, hace mas de ciento un años, dirigida a los integrantes del coro de esa época. Dice así:
“Es nuestro deseo que el coro no sólo mantenga la alta reputación que se ha ganado, tanto aquí como en el extranjero, sino que se convierta en el mas grande exponente del divino arte de la música en toda la tierra, estando a la vanguardia y siendo un ejemplo para todos los coros y grupos musicales de la Iglesia. Que sirva de inspiración a músicos y poetas con el sentimiento mas puro, con música y melodía, hasta que su luz brille sobre un mundo en tinieblas y todas las naciones se deleiten con su música”.
La carta continua diciendo: “Este coro es y será una gran ayuda para la causa de Sión. Al perfeccionarse en el glorioso reino de la música, podría ser la causa de que se abrieran muchos oídos que ahora se encuentran sordos a la verdad, se ablandaran los corazones duros e inspirara en las valiosas almas el amor por todo lo divino, y de ese modo elimine el prejuicio, disipe la ignorancia y derrame la preciosa luz de los cielos sobre las decenas de miles de personas que han sido y siguen siendo engañadas en cuanto a nosotros” (publicada en James R. Clark, comp., Messages of the First Presidency of The Church of Jesus Christ of Latter day Saints, 6 tomos [1965-1975], tomo III, págs. 267-268).
Tal ha sido la responsabilidad que ha descansado sobre este coro por mas de un siglo. A lo largo de los años, ha habido en el coro varios cambios en el personal, pero la calidad de su actuación ha ido en aumento. Este coro es uno de los grandes tesoros de la Iglesia. En realidad, pienso que es uno de los grandes tesoros de los Estados Unidos y, a mi juicio, el mas prominente del mundo. Ruego que continúe con su gran misión de proporcionar música encomiable e inspirada a todos los rincones de la tierra. En nombre de toda la Iglesia, agradezco a todos los integrantes, directores y organistas de este dedicado grupo de dotados músicos la forma tan desinteresada en que donan su talento.
Ahora quisiera referirme a otro asunto. Hace algunos meses, se me invitó para que me entrevistara el señor Mike Wallace, uno de los mas tenaces reporteros de la televisión de los Estados Unidos, para el programa 60 minutos de la CBS [Sistema de teledifusión Columbia], que se transmite semanalmente a nivel nacional, con un auditorio semanal de mas de veinte millones de escuchas y espectadores.
Comprendí que si me prestaba a ser entrevistado, también se invitaría a participar a personas que están en contra de la Iglesia. Sabia que no podía esperar que el programa fuera absolutamente a nuestro favor.
Por otro lado, al aceptar, se nos ofrecía la oportunidad de hacer referencia a algunos aspectos positivos de nuestra cultura y de dar a conocer nuestro mensaje a millones de personas. Llegue a la conclusión de que es mejor hacer frente a los fuertes vientos de la oportunidad que evitar la critica y no hacer nada. Fue una experiencia verdaderamente interesante. El equipo de producción del programa filmó horas enteras de entrevistas, diálogos y de varios discursos que se dieron en distintas ocasiones. También entrevistaron a otros miembros activos de la Iglesia, así como a algunos de nuestros opositores. De todo ese material, supongo que lo han editado para tener una presentación de aproximadamente un cuarto de hora de duración.
No tenemos idea de cual será el resultado final, pero lo sabremos esta noche cuando salga al aire. En Salt Lake City se trasmitirá el programa a las seis de la tarde, mientras que en muchos otros lugares será a las siete, hora local. Si todo sale bien, y resulta favorable para nosotros, me sentiré muy agradecido; pero si no fuera así, prometo de corazón que nunca volveré a dejarme atrapar por algo así.
En la oración de dedicación del Templo de Kirtland, la cual se recibió por revelación de acuerdo con el Profeta, el clamo al Señor con estas palabras:
“Trae a tu memoria, oh Señor … tu iglesia … que el reino que has establecido, no con mano, llegue a ser una gran montaña y llene toda la tierra;
“para que tu iglesia salga del desierto de las tinieblas, y resplandezca hermosa como la luna, esclarecida como el sol e imponente como un ejército con sus pendones” (D. y C. 109:7273) .
Somos testigos del cumplimiento de ese extraordinario ruego. Cada vez mas, se reconoce a la Iglesia por lo que realmente es, tanto aquí en el país como en el extranjero. Todavía hay personas, y no son pocas, que critican y se rebelan, que apostatan y levantan la voz en contra de esta obra. Siempre las ha habido. Al pasar por el escenario de la vida, de claman lo que tienen para decir, para luego ser olvidadas al poco tiempo. Supongo que seguirá existiendo esa clase de personas mientras sigamos tratando de llevar a cabo la obra del Señor. Los sinceros de corazón sabrán detectar que es verdadero y que es falso; mientras tanto, nosotros seguimos avanzando adelante cual un ejército con sus pendones enarbolados en alto al amparo de la verdad sempiterna. Somos diligentes en nuestra busque da de la verdad y de todo lo bueno. Somos las “huestes de Jesús” protegidos por “las armas de verdad y luz” (Himnos, No. 159).
Por dondequiera que vayamos, somos testigos del dinamismo de esta obra, ya que doquier este organizada, reina el entusiasmo. Es la obra del Redentor, es el evangelio de las buenas nuevas, es algo que nos causa gran felicidad y alegría.
Queridos hermanos y hermanas, regresemos a nuestros hogares con la renovada determinación en el corazón de vivir el evangelio mas plenamente, de prestar servicio con mas diligencia y de defender la verdad con entusiasmo y sin temor. Como siervo del Señor, les dejo mi bendición y ruego que sean felices mientras andan por el camino de la fe, lo ruego humildemente en el nombre de Aquel a quien todos amamos y servimos, el de nuestro Señor Jesucristo. Amen.