Seamos Verídicos Y Fieles
“Sean fieles a [la Iglesia]; aférrense a ella. Si lo hacen, será como un ancla en medio del mar tormentoso.”
Esta ha sido una experiencia conmovedora, humilde y maravillosa. Gracias por su bondad y su amor.
¡Que panorama tan hermoso! Este gran Tabernáculo esta lleno de jóvenes hermosas e inteligentes, y miles mas están congregadas en recintos de la Iglesia en diversas partes del mundo. Gracias por el es fuerzo que han hecho por asistir esta noche. Ha sido una reunión maravillosa; los discursos han sido edificantes e inspiradores, cada uno de ellos, así como lo ha sido la música que ha presentado este bello coro, y la primera oración. Si recuerdan los consejos que han escuchado y los ponen en practica, tendrán gran felicidad en su vida.
Ruego que el Espíritu del Señor me guíe al dirigirme a ustedes esta noche. Considero que esta es una gran oportunidad de expresarles lo que siento. Ustedes son jovencitas entre los doce y los dieciocho años de edad de quienes nuestro Padre Celestial y todos los que les conocen esperan grandes cosas. Forman parte de esta maravillosa generación que se prepara para tomar su lugar en el difícil mundo del futuro.
Constantemente tienen que tomar decisiones difíciles. Sus problemas no son nuevos, pero si mas intensos y están sujetas a tentaciones atractivas y llamativas. Ustedes representan el futuro de esta Iglesia, y el adversario de la verdad quisiera dañarlas, destruir su fe, llevarlas por senderos seductores e interesantes, pero fatales.
Hay un himno que me encanta escuchar cantar a la juventud de la Iglesia.
¿Fallará en la defensa de Sión la juventud?
Al llegar el enemigo, huiremos sin luchar? ¡No!
Firmes creced en la fe que guardamos;
por la verdad y justicia luchamos.
A Dios honrad, por El luchad,
y por Su causa siempre velad.
Quisiera decirles cómo ser fieles a la verdad, a si mismas y a sus compañeros, como ser fieles a sus padres y su legado, a la Iglesia y a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo, el Señor Jesucristo.
Primero permítanme hablarles de como ser fieles a nosotros mismos. El decimotercer Articulo de Fe dice que creemos en ser honrados y verídicos.
Creemos en ser verídicos; cuan importante es que seamos verídicos a nosotros mismos. Todos tenemos algo a lo que llamamos conciencia; reconocemos la diferencia entre el bien y el mal. No se nos tiene que decir lo que es bueno y lo que es malo porque creo que ya lo sabemos. Cuando hacemos algo malo, lo sabemos y padecemos el dolor de la conciencia. Cuando hemos hecho algo bueno, lo sabemos y sentimos felicidad. El ser verídicos y fieles a nosotros mismos significa vivir como un ejemplo de rectitud en toda situación y circunstancia.
El ser fieles a nosotros mismos significa ser honrados; significa ser honrados en la escuela. No debemos hacer trampas ni nada por el estilo. Supongamos que ustedes necesitaran una cirugía para salvarles la vida. que la cirugía la realizara alguien que hubiera hecho trampa en la Escuela de Medicina? Naturalmente que no. Vamos a la escuela para aprender y para prepararnos para el empleo que tendremos en el futuro. Es imperativo que aprovechemos la oportunidad de aprender. El Señor ha dicho a los miembros de Su Iglesia que espera que estudiemos y aprendamos. No conozco ninguna otra Iglesia que posea Escrituras en las que se exhorte a su gente a obtener conocimiento secular así como espiritual.
Les insto a cada una a obtener toda la educación posible porque la necesitaran en el mundo al que entraran. La vida es cada vez mas competitiva y los expertos afirman que el hombre o la mujer común y corriente, a lo largo de sus años de empleo, puede esperar cinco cambios de trabajo. El mundo esta cambiando, y es muy importante que nos preparemos para cambiar con el. Pero todo esto tiene su lado positivo: ninguna otra generación en la historia ha brindado tantas oportunidades a las mujeres. El objetivo primordial de ustedes debe ser tener un matrimonio feliz, sellado en el templo del Señor, y seguido por la crianza de una buena familia; y si obtienen una buena educación, estarán mejor preparadas para realizar esos ideales.
Sean honradas en sus vidas. Como Santos de los Últimos Días no pueden robar ni hacer nada parecido. Hace mucho se dijo que la honradez es la mejor norma, y el dedo del Señor escribió en las tablas de piedra: “No hurtaras … No codiciarás” (Exodo 20:15, 17).
Debemos ser fieles a nosotros mismos en cuestiones de virtud personal. Como miembros de esta Iglesia, no podemos participar en la inmoralidad. El Señor dio este mandamiento: “Deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente” (D. Y C. 121:45), o sea, que ni siquiera pensemos en cosas inmorales. que? Porque los malos pensamientos conducen a los actos perversos. También dijo que si dejamos que la virtud engalane nuestros pensamientos, nuestra confianza se fortalecerá en la presencia de Dios. Piensen en eso. Después dice que el Espíritu Santo será nuestro compañero constante y tendremos un dominio eterno. Que promesas tan maravillosas y extraordinarias, y se hacen a los que viven con rectitud.
No podemos darnos el lujo de mancharnos con el pecado moral. Vivimos en un mundo en el que constantemente a todos, y en especial a ustedes los jóvenes, nos acosa la tentación: esta en la televisión, en las revistas, en los libros, en los videos que tan fácilmente se pueden conseguir. Aléjense de esas cosas porque solo las perjudicaran. Con respecto a la ley moral, ya saben lo que se espera de ustedes. Si ven que flaquean ante la presión de las circunstancias, disciplínense; deténganse antes de que sea demasiado tarde, y estarán eternamente agradecidas de haberlo hecho.
Sean fieles a si mismas y a lo mejor que llevan en su interior. Shakespeare dijo: “Se sincero contigo mismo, y de ello se seguirá, como la noche al día. que no puedes ser falso con nadie” (Hamlet, acto I, escena III).
Muchas jovencitas de la edad de ustedes sufren por falta de propia estimación. Quizás no se hayan dado cuenta, pero un acto inmoral de cualquier tipo solo disminuirá su propia estimación. Sean fieles a si mismas y su autorrespeto aumentara. Sepan que tienen una primogenitura divina; cultiven una buena opinión de si mismas. Quizás otras personas hagan comentarios ofensivos acerca de ustedes, pero eso es solo una señal de su ignorancia y no de las cualidades de ustedes. Caminen con esa dignidad que caracteriza a una joven hija de Dios.
No participen de las drogas ilegales; no las toquen; no experimenten con ellas; les ruego a cada una de ustedes que las rechacen como lo harían con el veneno. Ustedes son jovencitas y tienen un gran futuro por delante; sus vidas irradian grandes promesas. La mayoría de ustedes algún día deseara casarse y tener hijos; el uso de las drogas ilegales podría causarles serios problemas físicos no solo a ustedes sino también a sus hijos. No dudo en afirmar que si juegan con esas cosas, lo lamentaran. Si se disciplinan y las evitan, tendrán motivos para regocijarse.
Sean fieles a si mismas, mis queridas amiguitas; sean fieles con los demás, con sus conocidos y compañeros; busquen lo bueno en los que les rodean y recalquen esa cualidad. Nunca critiquen ni hablen mal de sus compañeras, porque esas palabras solo las dañarán a ustedes. Jehová mando: “No hablaras … falso testimonio” (Exodo 20:16).
Ayúdense unas a otras. Todos necesitamos ayuda de vez en cuando; necesitamos animo, amigos que nos apoyaran en toda circunstancia. Les pido que sean ese tipo de amiga.
Algunas de ustedes quizás hayan leído la historia de una jovencita discapacitada llamada Jenni. Se sentía muy sola y no era muy atractiva y un día les dijo a sus compañeras: “Necesito una amiga; alguien que se siente a comer conmigo. quiere ser mi amiga?” Una joven se levantó y dijo: “Yo seré tu amiga”, y después otra se levanto. Comieron con ella y la animaron y ayudaron. Dieron nueva vida al oscuro mundo de esa joven discapacitada, y al mismo tiempo llevaron alegría a su propia vida. (Véase de Victor W. Harris, “The Miracle of Jenni”, New Era, marzo de 1996, págs. 12-14.)
Sean fieles a sus padres y su legado. Lamentablemente hay algunos padres que cometen grandes injusticias con sus hijos, pero estos casos son relativamente pocos. Nadie esta mas interesado en el bienestar, la felicidad y el futuro de ustedes que sus padres. Ellos son de una generación anterior, es verdad, pero una vez tuvieron la edad de ustedes, y sus problemas no fueron substancialmente diferentes de los de ustedes. Si a veces les imponen restricciones, es porque alcanzan a ver el peligro mas adelante del camino. Escúchenles. Quizás no les agrade lo que ellos les pidan, pero serán mucho mas felices si lo hacen. La madre de ustedes es su mejor amiga; nunca lo olviden. Ella les dio la vida, las atendió, nutrió, veló por ustedes cuando estuvieron enfermas, y atendió a todas sus necesidades. Escúchenla y hablen con ella con franqueza y con confianza. Se darán cuenta de que ella guardara sus confidencias, y de que tiene gran sabiduría.
Muchas de ustedes descienden de pioneros de la Iglesia. Ellos se esforzaron tanto y pagaron un precio terrible por su fe. Sean fieles a ellos y a la Iglesia que ellos amaron tanto. Quisiera que cada una de ustedes recordara que esta noche me escucharon a mi decir que esta Iglesia es verdadera. Otras iglesias también hacen mucho bien, pero esta es “la unica iglesia verdadera y viviente” del Señor Jesucristo, cuyo nombre lleva (véase D. y C. 1:30). Sean fieles a ella; aférrense a ella. Si lo hacen, será como un ancla en medio del mar tormentoso, será una luz en su vida y un fundamento sobre el cual edificaran. Les doy mi solemne testimonio de que esta Iglesia nunca se desviara. Esta en las manos de Dios, y si alguno de sus lideres intentara desviarla, en El esta el poder para quitarlo. El ha dicho que ha restaurado Su obra por ultima vez, “para nunca jamas ser derribado ni dado a otro pueblo” (D. y C. 138:44; véase también Daniel 2:44–45).
Espero que todas las que tengan la edad suficiente asistan a seminario, porque esa organización brinda grandes oportunidades de aprender las doctrinas que las harán felices, así como de asociarse con otros jóvenes de la Iglesia.
Acudan a los lideres de la Iglesia en busca de consejo y dirección; nosotros tenemos un solo deseo, y es que ustedes sean felices, que sus vidas las llenen de satisfacción, y que puedan evitar los tropiezos de la maldad que podrían destruirlas, que sean la clase de personas que alzaran el estandarte de la verdad y lo entregaran a la siguiente generación.
Sean fieles a la verdad que sus padres han atesorado y a la fe por la que mártires han dado su vida. La Iglesia les llevara por el sendero de la felicidad y el desarrollo. Les llevara al logro y a una vida productiva y creativa. ¿Que ha dicho nuestro Padre Celestial respecto a esta causa? Declaró que es Su obra y Su gloria llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de los hombres y las mujeres, y que Su Iglesia es la organización mediante la cual esto se lleva a cabo.
Las verdades de este evangelio son sempiternas y eternas. Las filosofías, las costumbres y las culturas cambian, pero con todos esos cambios, hay principios fundamentales del evangelio que nunca han cambiado y que nunca cambiaran.
¡Que suerte tienen de ser miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días! Aquí tienen amigos selectos y maravillosos y maestros capaces y fieles. Aquí tienen oportunidades de servir; por ejemplo, ¿en dónde mas pueden prestar otro servicio que se compare con el de ser bautizados por los muertos? Cada una de ustedes puede tener esa oportunidad de ir a la santa casa del Señor y ser bautizadas por alguien que no puede seguir progresando en el mas allá sin el servicio que ustedes pueden brindar. Esa persona pudo haber sido una mujer de gran poder e influencia durante su estancia en la tierra, pero su progreso eterno queda detenido si no recibe la ordenanza del bautismo. Ustedes tienen la oportunidad de liberarla. Que acto tan maravilloso y desinteresado. Ustedes, con un poco de esfuerzo, pueden ser la persona que abra la puerta que permita que otra persona avance en su camino hacia la inmortalidad y la vida eterna. No hay otra organización en todo el mundo que pueda ofrecerles esta oportunidad. Les brinda el medio por el cual pueden dar el servicio mas desinteresado. En esta vida no recibirán las gracias por lo que hagan al bautizarse por los muertos, pero recibirán la satisfacción en su corazón de haber hecho algo totalmente desinteresado y muy apreciado. Sean fieles a la Iglesia.
Sean fieles a nuestro Padre Eterno y a Su Amado Hijo, el Señor Jesucristo.
Nunca olviden quienes son, tal como lo cantaron esta noche. Son, en realidad, hijas de Dios. El es su Padre Eterno y les ama. Pueden acudir a El en oración. El las ha invitado a hacerlo. Todas ustedes lo saben, y saben lo maravilloso que es. El es el mas grande de todos, el Creador y Gobernador del universo, sin embargo escuchara su oración!
El desea que Sus hijos e hijas sean felices. El pecado, la transgresión y la desobediencia nunca fueron felicidad. El sendero a la felicidad se encuentra en el plan de nuestro Padre Celestial y en la obediencia a los mandamientos de Su Amado Hijo, el Señor Jesucristo.
Al hablar de nuestro Padre Eterno y de Su Amado Hijo, permítanme mencionar un asunto relacionado con ellos. Me refiero al hábito -si, ha llegado a ser un hábito- de muchos jóvenes de tomar en vano el nombre de Dios en su conversación diaria. Jehová escribió en las tablas de piedra: “No tomaras el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Exodo 20:7) .
Permítanme relatarles una experiencia que viví cuando cursaba el primer o segundo grado de educación primaria. Un día regrese a casa, lance mis libros sobre la mesa y tome el nombre del Señor en vano para expresar mi alivio porque habían terminado las clases.
Mi madre me escuchó y se asombró. Me tomó de la mano y me llevó al baño. Allí tomó una toallita limpia y una barra nueva de jabón y me lavó la boca con ese jabón horrible. Yo proteste y balbucee, pero ella siguió haciéndolo y después dijo: “No quiero volver a escuchar jamas esas palabras de tus labios”.
El sabor era terrible, pero el regaño fue peor. Nunca lo he olvidado y espero que desde entonces jamas haya vuelto a tomar el nombre del Señor en vano.
Hace algunos años, después de una intervención quirúrgica, el presidente Spencer W. Kimball era llevado a la sala de terapia intensiva. El enfermero que empujaba la camilla se tropezó y dejo escapar una blasfemia que usaba el nombre del Señor. El presidente Kimball, quien estaba apenas consciente, dijo débilmente: “Por favor, por favor. El nombre que usted profana es el de mi Señor”.
Hubo un silencio fúnebre, y entonces el joven dijo en voz baja y apaciguada: “Lo siento” (véase The Teachings of Spencer W. Kimball, pág. 198).
Y mientras estoy hablando del lenguaje, quisiera implorarles, jovencitas, que nunca usen una manera de hablar inmunda y degradante. Es muy prevalente y común pero no hay necesidad de usarla. Sólo les revela a los demás que el vocabulario de ustedes es tan deficiente que no pueden expresarse sin valerse de las palabras vulgares. No lo hagan; por. favor no lo hagan. No usen lenguaje soez y no profanen el nombre del Señor.
Sean fieles a nuestro Padre Eterno y a Su Amado Hijo. Cuando nada mas salga bien, sepan que el Señor esta allí para ayudarnos. El ha dicho: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Todas ustedes tienen cargas; permitan que el Señor les ayude a llevarlas. De nuevo ha dicho: “Llevad mi yugo sobre vosotros … porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:2930). El esta presto para ayudarnos con toda carga. Nos ama tanto que derramó gotas de sangre en Getsemaní, y después permitió que hombres malvados e inicuos se lo llevaran y lo obligaran a llevar su cruz hasta el Gó1gota; sufrió indescriptiblemente al ser clavado y levantado sobre la cruz y murió por nosotros.
Fue el único hombre perfecto, sin mancha, sobre la tierra. Fue el Salvador y el Redentor del genero humano, y por causa de Su sacrificio y Su expiación, todos nosotros, en algún momento, nos levantaremos en la Resurrección, y después tendremos maravillosas oportunidades de marchar hacia adelante camino a la inmortalidad y a la vida eterna.
Nos invita a venir a El. Nos ha dicho a cada uno de nosotros: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 1:7).
Oren al Padre en el nombre de Cristo. En realidad ninguno de nosotros puede ganar la batalla solo; necesitamos ayuda, la clase de ayuda que se recibe en respuesta a la oración.
Yo se que ustedes oran y las felicito por ello. Se que están tratando de vivir el evangelio y de vivir vidas honradas e integras de servicio, bondad y amor por los demás. Repito: se que oran por nosotros y les aseguro que nosotros oramos por ustedes.
Ustedes son sumamente importantes y esta obra es mucho mas fuerte por causa de ustedes. Cada vez que crucen la línea para cometer un acto inmoral o cometer cualquier otra iniquidad, la Iglesia es mas débil por motivo de lo que hayan hecho. Cuando son firmes y fieles, la Iglesia es mas fuerte. Cada una de ustedes cuenta.
Ahora, en conclusión, quisiera agregar un pensamiento mas. Si alguna de ustedes ha cruzado la línea, por favor no piense que todo esta perdido. El Señor extiende Su mano para ayudarles, y hay muchas manos en la Iglesia dispuestas a ayudarles también. Dejen atrás el mal; oren; hablen con sus padres y con su obispo. Se darán cuenta de que el les escuchara, guardara sus confidencias y les ayudara.
Todos estamos prestos para ayudarles.
El arrepentimiento es uno de los primeros principios del evangelio, y el perdón es divino. Hay esperanza para ustedes. Tienen toda la vida por delante y aunque en el pasado la hayan manchado con el pecado, puede estar llena de felicidad en el futuro. Esta es la obra de salvar y ayudar a las personas con sus problemas. Ese es el propósito del evangelio.
El profeta Isaías declaró:
“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; …
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:16,18).
Ahora es el tiempo y la hora de arrepentirse de cualquier iniquidad del pasado, de pedir perdón, de erguirse un poco mas y después seguir adelante con confianza y fe.
Por Ultimo, en todo el vivir, diviértanse y rían. La vida es para disfrutarla y no tan sólo para tolerarla.
Les dejo mi bendición. Por favor sepan que las amamos y tenemos confianza en ustedes. Vivan el evangelio, sean firmes en la fe, aférrense a la Iglesia, honren a sus padres, amen al Señor y anden como hijas de Dios. Que así sea, y gocen de felicidad, es mi ruego por ustedes, con amor en mi corazón, en el nombre de Jesucristo. Amén.