Fe, familia, hechos y frutos
El incremento en la prominencia de la Iglesia y la cantidad cada vez mayor de indagaciones que recibimos nos presentan excelentes oportunidades de formar puentes de comunicación, de hacer amigos y de ofrecer información correcta.
Hermanos y hermanas, desde 1997, el sesquicentenario de la llegada de los pioneros, ha habido un extraordinario aumento de indagaciones sobre la Iglesia por todo el mundo. Lo que provoca ese interés creciente es nuestro rápido crecimiento, algunos acontecimientos como los Juegos Olímpicos de invierno en Salt Lake City y la prominencia de muchos de nuestros miembros en sus respectivas profesiones.
Estoy seguro de que esas indagaciones no sólo llegan a la Iglesia sino también a ustedes, los miembros, y no es fácil explicar algo tan extenso como nuestra Iglesia o tan maravilloso como el Evangelio restaurado a personas que saben poco o nada de nosotros. Incluso las preguntas sobre un aspecto determinado pueden ser difíciles de contestar debido a que cada una parece estar conectada con otras. La petición más común que oímos es una bastante sencilla, algo así como: “Hábleme un poco sobre su religión”. En este caso, la clave está en la expresión un poco. No nos piden: “Dígame todo lo que usted sepa, y mándeme a alguien que me diga todo lo demás”.
Por supuesto, aceptamos con agrado el interés de la gente, y habrá muchas personas que querrán que se les enseñe más sobre nuestras doctrinas y creencias. Es por eso que tenemos más de 53.000 misioneros de tiempo completo que prestan servicio por todo el mundo pagando sus propios gastos.
Pero debemos recordar que existe una diferencia entre el interés y la simple curiosidad. A veces, la gente sólo quiere saber en qué consiste la Iglesia; los que sienten esa curiosidad general merecen recibir información clara y exacta que provenga directamente de nosotros, los miembros, a fin de que no tengan que basarse en las respuestas incompletas, las medias verdades o las afirmaciones falsas que provengan de los medios de comunicación u otras fuentes externas. Las muchas malas interpretaciones e informaciones falsas que hay sobre la Iglesia son, hasta cierto punto, culpa nuestra, por no explicar claramente quiénes somos y en qué creemos.
El Comité de Asuntos Públicos, en el cual presto servicio, ha llegado a la conclusión de que es sumamente importante dar explicaciones claras y sencillas que presenten la Iglesia tal como es actualmente a los que tengan curiosidad en cuanto a los puntos básicos sobre la Iglesia. Quisiera hablarles de algunas de las cosas que nos han resultado útiles. Tal vez ustedes deseen preparar sus propias listas de temas que les ayuden a explicar lo que creemos a sus amigos y conocidos de otras religiones. Quizás les sea de utilidad, como lo es para mí, tener preparada una página con algunos aspectos de la Iglesia como es actualmente, para dársela junto con una copia de los Artículos de Fe.
Hay cuatro temas que contribuirán en la actualidad a que una persona obtenga una comprensión básica de la Iglesia. Bajo cada uno de los cuatro títulos hay explicaciones sencillas que me han resultado útiles; traten de imaginar que la persona que las lea no sepa prácticamente nada acerca de nosotros. Los cuatro temas principales que deben tratarse tienen que ver con los hechos, la fe, la familia y los frutos del Evangelio restaurado.
Los hechos
Algunos de los hechos son:
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Primero, “mormona” es un apodo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Muchas veces, la gente se refiere a los miembros como “mormones” o “Santos de los Últimos Días”: La palabra “santo” significa “miembro”.
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Segundo, la Iglesia se restauró en 1830, en el norte del estado de Nueva York, con José Smith como su primer Profeta y Presidente. Actualmente, su sede se halla en Salt Lake City, y el presidente Gordon B. Hinckley es el profeta actual.
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Tercero, en la actualidad hay más de 13 millones de miembros en 176 países y territorios, de los cuales aproximadamente seis millones se encuentran en los Estados Unidos, por lo que estamos en cuarto lugar entre las mayores denominaciones cristianas de este país. Por ser una de las religiones cristianas de más rápido crecimiento en el mundo, cada día laboral terminamos una capilla. Los miembros pagan un diezmo, que consiste en el diez por ciento de sus ingresos, lo cual hace posible la construcción mencionada, así como otros programas.
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Cuarto, las congregaciones locales son dirigidas por miembros voluntarios que trabajan sin recibir pago. Tanto hombres como mujeres prestan servicio en los cargos de liderazgo que se les asignan.
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Y quinto, los mormones están bien representados en la política y en el gobierno. (Por ejemplo, en Estados Unidos hay dieciséis miembros en el Congreso, provenientes de ambos partidos políticos). Los miembros también ocupan elevadas posiciones de confianza por todo el mundo en asuntos de negocios, medicina, derecho, educación, medios de comunicación, deportes y espectáculos.
La fe
La gente también debe saber algo de nuestra fe como dedicados cristianos con fuertes valores tradicionales. Junto con los Artículos de Fe debemos recalcar lo siguiente:
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Creemos en la naturaleza eterna del alma, en que Dios es el Padre de nuestro espíritu y en que podremos volver a Él después de la muerte.
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Creemos que Jesucristo es nuestro Salvador personal, y tratamos de modelar nuestra vida siguiendo Su ejemplo y Sus enseñanzas. Conmemoramos el sacrificio expiatorio de Cristo en nuestros servicios dominicales de adoración, algo similar a la comunión que se toma en otras iglesias. Aceptamos como hermanos cristianos a todos los que creen que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador de toda la humanidad. Muchos cristianos no entienden que tenemos mucho en común con ellos; José Smith enseñó que Jesucristo es el centro de nuestras creencias, y todo lo demás gira en torno a Él (véase Elders’ Journal, julio de 1838, pág. 44). Nuestra Iglesia se llama “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
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Creemos que la Iglesia original que estableció Jesús se perdió y que ha sido restaurada en nuestros días. El sacerdocio, o sea, la autoridad que se da al hombre para actuar en nombre de Dios, con apóstoles y un profeta para dirigirnos, ha sido restaurado, así como también todas las ordenanzas necesarias para la salvación.
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Creemos en la Santa Biblia, con el Antiguo y el Nuevo Testamento, y la usamos.
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Y creemos en el Libro de Mormón y en otros libros de Escritura que apoyan y acreditan la Biblia, y que testifican del ministerio y de la divinidad de Cristo y de la revelación continua de Dios al hombre. En verdad, el Libro de Mormón es “Otro testamento de Jesucristo”.
La familia
Lo siguiente que es bueno que la gente sepa es cuán centradas en la familia están nuestra teología y nuestra manera de vivir. Y en esto también, las explicaciones sencillas son útiles para el que no esté bien informado pero que sienta curiosidad de saber qué importancia damos a la familia.
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Los mormones ponemos un énfasis particular y potente en el hecho de que la familia es la unidad básica de la Iglesia y de la sociedad. Tenemos una dedicación profunda hacia el matrimonio, que se define como la unión entre un hombre y una mujer. La poligamia, que se practicó en forma limitada durante los primeros tiempos de los pioneros de la Iglesia, se discontinuó en 1890, hace unos ciento diecisiete años.
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Las familias y las personas, sean o no de nuestra religión, pueden asistir a los servicios dominicales en nuestras capillas. Allí adoramos juntos al Señor, instruyéndonos unos a otros en las Escrituras.
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A las familias de Santos de los Últimos Días se les exhorta a efectuar “la noche de hogar” una vez a la semana, generalmente los lunes por la noche. Esto proporciona a los padres un tiempo regular y previsto para enseñar valores a sus hijos y divertirse con ellos. Alentamos a los que no son de nuestra religión a adoptar esta práctica con su propia familia.
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La Iglesia tiene programas auxiliares para las mujeres, los jóvenes y los niños, que sirven de apoyo a la familia. Dichos programas proporcionan elementos tales como instrucción religiosa, oportunidades de rendir servicio cristiano, deportes, teatro, música y escultismo.
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También se pone mucho énfasis en los otros miembros de la familia, en genealogía y en la historia familiar personal, proporcionando a jóvenes y mayores un sentido más fuerte de sus raíces, su identidad y sus lazos afectivos. Las ordenanzas más altas y sagradas de nuestra fe se relacionan con los miembros de la familia, tanto vivos como muertos, y algunas se llevan a cabo en nuestros templos.
Los frutos
Ahora bien, aun cuando alguien comience a comprender algunos hechos sobre nosotros y llegue a conocernos mejor por nuestra fe y por la importancia que damos a la familia, el Salvador fue quien dijo que “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20; cursiva agregada). Una religión, o cualquier estilo de vida, debe juzgarse de acuerdo con los frutos, o sea, los resultados que produzca. A continuación hay algunos ejemplos basados en las estadísticas de los Estados Unidos de América, los cuales serían similares por todo el mundo entre los mormones fieles (nos referimos a los que asisten regularmente a las reuniones de la Iglesia y al templo):
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Uno de esos frutos es una vida más larga. Los estudios indican que los mormones activos en la religión son más sanos y, por lo tanto, viven más tiempo que el promedio nacional. En 1833, el Señor le reveló a José Smith la Palabra de Sabiduría, que es una manera de vivir a fin de disfrutar de una vida larga y saludable.
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Segundo, los que se casan en el templo y siguen asistiendo a él con regularidad tienen un promedio de divorcio que está muy por debajo del nacional y del mundial.
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Tercero, nosotros logramos un nivel educacional superior al promedio nacional.
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Cuarto, más de 70.000 miembros se ofrecen voluntariamente y pagan sus gastos para prestar servicio durante un período de dieciocho a veinticuatro meses en labores humanitarias, asignaciones de la Iglesia y misiones de tiempo completo por todo el mundo.
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Y quinto, hacemos fuerte hincapié en la autosuficiencia y en una impecable ética de trabajo. Fomentamos la activa participación en nuestras respectivas comunidades y en prestar servicio a los demás. La Iglesia continúa donando sumas considerables de dinero, así como artículos y servicios a las causas humanitarias de toda la tierra, incluso incontables horas de labor donadas por los miembros para ayudar en la limpieza y el auxilio en casos de desastre.
Hermanos y hermanas, en el mundo agitado de hoy, me he dado cuenta de que la mayoría de la gente no lee ni se interesa en más que unos cuantos hechos importantes a la vez. Sea lo que sea que decidan utilizar para informar a sus amigos y conocidos sobre la Iglesia, escríbanlo, asegúrense de su exactitud y háganlo sencillo y corto.
El incremento en la prominencia de la Iglesia y la cantidad cada vez mayor de indagaciones que recibimos nos presentan excelentes oportunidades de formar puentes de comunicación, de hacer amigos y de ofrecer información correcta. Pero si dejamos que otras personas definan quiénes somos y en qué creemos en lugar de explicarlo nosotros mismos, puede presentarse también una mayor posibilidad de malentendidos y a veces hasta de prejuicios.
Por lo general, no hay problemas con los que conocen personalmente a nuestros miembros; pero hay millones y millones de personas que no conocen a nadie de nuestra religión. Espero que los que sepan muy poco de la Iglesia procuren saber más acerca de nosotros; espero que traten de conocer a nuestros miembros en lugar de juzgarnos por la información falsa que reciban de los que no saben nada y, en algunos casos, de aquellos que engañen o difamen deliberadamente.
Ustedes, los miembros, pueden contribuir a ello estableciendo relaciones y dando a conocer a otras personas la información básica que se encuentra en los Artículos de Fe, junto con elementos tales como los hechos, la fe, la familia y los frutos del Evangelio.
También debemos recordar que a veces la mejor manera de responder al interés de la gente puede ser la forma en que vivamos, en que reflejemos el gozo del Evangelio en nuestra vida, en que tratemos a los demás y en que sigamos sinceramente las enseñanzas de Cristo.
Para los que quieran saber algo más que los pocos puntos básicos que he presentado, se puede llamar a los misioneros a fin de que les enseñen la doctrina del capítulo tres de Predicad Mi Evangelio. Los misioneros saben cómo contestar mejor sus preguntas y conducirlos a la conversión y al bautismo.
Éste es el momento en que todos nosotros debemos compartir nuestras creencias y hacer saber a otras personas quiénes somos. Preparen algunos puntos sencillos como los que he compartido con ustedes hoy, y ayuden a los que tengan curiosidad a saber algo acerca de la Iglesia y a sentir después el deseo de saber más sobre la Restauración del Evangelio.
Hermanos y hermanas, nunca dejen de expresar su testimonio con sinceridad y amor. El poder de un testimonio personal no se puede negar y a veces despierta en otras personas el interés de saber más. Sé que esto es verdad, y les dejo mi inquebrantable testimonio de que sé que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es verdadera y les testifico de eso, en el nombre de Jesucristo. Amén.