Misioneros locales
En aquel ambiente, se hizo difícil que los misioneros extranjeros obtuvieran visas, y se llamó a miembros locales a servir como misioneros. Pero incluso esos misioneros locales se vieron sujetos a un trato hostil. En 1858, Christoffer S. Winge, un zapatero de Drammen, fue llamado a predicar en Stavanger. Pronto fue arrestado y encarcelado como ministro no cristiano. Al no poder pagar las multas, Winge pasó varios meses en prisión, subsistiendo a base de pan y agua. Una vez liberado, comenzó a predicar de inmediato. Después de varios arrestos por predicar y efectuar ordenanzas no autorizadas, Winge fue expulsado de su país y con el tiempo emigró a los Estados Unidos.
Igual que los misioneros, los nuevos conversos frecuentemente eran objeto de acusaciones y a menudo eran condenados al ostracismo. Muchos emigraron a Utah poco después de su bautismo. Aunque las personas y las familias continuaron convirtiéndose a la Iglesia, la emigración, la persecución y las acusaciones limitaron el crecimiento de la Iglesia en Noruega.