Se dirigen a nosotros
Ideas para los niños y sus familias
¿Recuerdas lo que ocurrió durante la conferencia general? ¿Qué aprendiste? A continuación hay algunas ideas que te servirán para poner en práctica el consejo de los líderes de la Iglesia.
Presidente Gordon B. Hinckley: “A nuestros jóvenes, la magnífica juventud de esta generación, les digo: sean verídicos; permanezcan fieles; defiendan con firmeza lo que saben que es correcto…
“Vivan de acuerdo con sus normas, pidan en oración la guía y la protección del Señor. Él nunca los dejará solos, los consolará, los sostendrá”.
Habla sobre este consejo que aparece en el discurso que se encuentra en la página 82. Luego, repasa Mis Normas del Evangelio, que aparecen al final del cuadernillo Fe en Dios. Habla con tus padres en cuanto a las formas en que vives tus normas.
Presidente Thomas S. Monson, Primer Consejero de la Primera Presidencia: “Cuando mi hijo menor Clark estaba por cumplir doce años de edad, él y yo salíamos del Edificio de la Administración de la Iglesia cuando el presidente Harold B. Lee se acercó a saludarnos. Le mencioné que Clark pronto cumpliría doce años, por lo que el presidente Lee se volvió hacia él y le preguntó: “¿Qué te ocurre cuando cumples doce años?”.
“…Clark, sin vacilar, dijo al presidente Lee: ‘¡Seré ordenado diácono!’.
“La respuesta fue la que el presidente Lee buscaba. Entonces aconsejó a mi hijo: ‘Recuerda que es una gran bendición poseer el sacerdocio’”.
Busca el discurso, que empieza en la página 56. Lee en cuanto al servicio que el presidente Monson prestó a un miembro del barrio cuando él era diácono. Habla sobre algunas formas en que puedes prestar servicio a un vecino o a un miembro del barrio o de la rama.
Presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia: “Cierto invierno, [el abuelo] se fue de viaje a Idaho, donde se encontró con un conocido que vivía en la pobreza; hacía frío y su amigo no tenía abrigo, por lo que el abuelo se quitó el suyo y se lo dio.
“…empiecen a descubrir quiénes son ustedes realmente al aprender más de sus antepasados”.
Repasa algunos de los relatos del discurso que empieza en la página 53. Pide a tus padres que te cuenten algún relato favorito de uno de sus antepasados. Anota el relato.
Presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles: “Recuerden la Primera Visión cuando el joven José se arrodilló en la arboleda, de inmediato una densa obscuridad se formó a su alrededor; el poder del enemigo, un ser efectivo del mundo invisible, se apoderó de él; pero José hizo lo que cada uno de ustedes puede hacer: invocó a Dios y el poder maligno lo dejó.
“Hay un gran poder en la oración. Al igual que José Smith, como hijo o hija de Dios, ustedes pueden orar a Dios en el nombre de Jesucristo pidiendo fuerza”.
Habla en cuanto a este relato del discurso que empieza en la página 24. Luego, cuenta el resto de la experiencia que tuvo José Smith en la arboleda sagrada. Ve José Smith–Historia 1:15–20.
Élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles: “…reflexionen sobre la fe de un niño de ocho años que tuvo que pasar por el quirófano a causa de una apendicitis aguda. Mientras se hallaba acostado en la mesa de operaciones, miró al cirujano y le dijo: ‘Doctor, antes de operarme, ¿puede orar por mí?’”.
“El cirujano le miró sorprendido y dijo: “¿Cómo? No, yo no puedo orar por ti”.
Para descubrir lo que el niño hizo después de eso, lee el relato del discurso que empieza en la pág. 44. Luego piensa en alguna ocasión en que tus oraciones fueron contestadas. Si lo deseas, comparte tu experiencia con tu familia.
Élder Sheldon F. Child, de los Setenta: “…si Dios nos ama tanto como para enviarnos profetas, entonces nosotros debemos amarle a Él lo suficiente como para seguirlos. El seguir a los profetas nos protegerá de las tempestades de la vida y nos guiará a Cristo”.
Mira el discurso a partir de la página 8. Haz una lista de las formas en que seguirás el consejo que el presidente Hinckley dio en la conferencia.
Sydney S. Reynolds, Primera Consejera de la Presidencia General de la Primaria: “El Salvador dio Su vida por cada uno de nosotros. Él conoce nuestras alegrías y nuestros pesares. Él sabe mi nombre y el nombre de ustedes”.
Lee el discurso a partir de la página 76. ¿Cómo sabes que Jesucristo sabe tu nombre, tus alegrías y tus pesares? Habla sobre la forma en que puedes demostrar tu amor por Él.