Kirtland restaurada
Los lugares históricos recientemente restaurados nos ayudan a vislumbrar el florecimiento y el padecimiento de la Iglesia en ese lugar entre 1831 y 1838.
Una vez más se levanta una fábrica de potasa en el arroyo Stoney, tal como sucedió cuando los primeros Santos de los Últimos Días se asentaron en Kirtland. La fábrica de potasa (al fondo) es uno de los varios edificios reconstruidos por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como parte de la restauración de la zona histórica de Kirtland, Ohio. El profeta José Smith (derecha) trasladó a la recién organizada Iglesia de Nueva York a Ohio en 1831.
El pequeño hogar (extremo derecho) de unos de los primeros conversos, Newel K. y Elizabeth Ann Whitney, contaba con una cocina de verano en la parte trasera, un solo dormitorio en la planta baja, donde se solía quedar la tía de la hermana Whitney, y un pequeño cuarto superior en el que dormían Newel, Elizabeth Ann y sus hijos.
Iniciada por Newel K. Whitney, la fábrica de potasa (al fondo) era vital para el bienestar económico de toda la comunidad. La gente del pueblo convertía la ceniza que generaba en sus campos y hogares, en un útil recurso en la fábrica de potasa. Se empleaba el agua del río para filtrar la lejía de la ceniza, la cual posteriormente se procesaba en potasa (recuadro del fondo) y que se vendía a cien dólares el barril. La potasa era un ingrediente importante para la fabricación de jabón, vidrio, papel, pólvora y artículos de cuero.
De 1833 a 1836, los santos se concentraron en la edificación del Templo de Kirtland (recuadro superior), ahora en propiedad de la Comunidad de Cristo. Hyrum, el hermano del Profeta, dio comienzo a las obras empleando una guadaña para nivelar las espigas del lugar, mientras otros se encargaban de desmontar una verja. Más tarde, los obreros cortaron piedra de una cantera cercana (recuadro central). Manifestaciones celestiales acompañaron la dedicación del templo. El 3 de abril de 1836, el Salvador apareció en el templo al profeta José Smith y Oliver Cowdery. Luego, Moisés, Elías y Elías el profeta se aparecieron y restauraron las llaves del sacerdocio.
El mapa que aparece arriba muestra la restauración de la zona histórica de Kirtland. El aserradero (abajo) fue edificado por Santos de los Últimos Días en un terreno propiedad de Newel K. Whitney, aunque fue un aserradero de la Iglesia más que una operación privada. Éste aportó a la Iglesia empobrecida los medios necesarios para edificar el templo según el estilo dictado por las revelaciones. También dio empleo a numerosos Santos de los Últimos Días que llegaban a Kirtland. Una noria (recuadro superior) movía la sierra y el torno, y de ese aserradero salió la madera con que se construyó tanto el templo como otros edificios. El aserradero original fue destruido en un incendio a principios de la década de 1850.
La escuela (recuadros central e inferior) era un centro de actividades. Los niños jugaban a la pelota, a un juego llamado “Clavar el cuchillo” y a las canicas en el patio de la escuela. A los alumnos se les proporcionaba un libro de ortografía, un libro para aprender a leer, un libro de aritmética y una pizarrita. Los alumnos tallaban sus propios lapiceros de esteatita, un mineral que les permitía escribir en la pizarra. Los domingos, los santos solían congregarse en la escuela para efectuar las reuniones de la Iglesia.
Newel K. Whitney, con su tienda de ramos generales (al fondo y recuadro medio) y su fábrica de potasa, se hallaba bien establecido cuando el profeta José y Emma Smith llegaron en febrero de 1831. Los Whitney generosamente pusieron sus recursos a la disposición de la Iglesia. Mientras residía en la tienda (recuadro superior), el Profeta recibió numerosas e importantes revelaciones, las que en la actualidad se encuentran en Doctrina y Convenios. Fue en el cuarto superior de ese establecimiento donde se reunía la Escuela de los Profetas. En verdad, en Kirtland el Señor ayudó al Profeta a establecer los cimientos de la Iglesia.
John Johnson dirigía una posada (recuadro inferior) cerca de la tienda del hermano Whitney; y aunque con el tiempo dejaron la Iglesia, los Johnson fueron de los primeros conversos que surtieron una influencia positiva.