Tiempo para compartir
Le seguiré con fe
“Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:69).
¿Alguna vez has jugado a seguir al líder? Las reglas son sencillas: se elige a alguien y se imita todo lo que haga.
El objeto de nuestra vida en la tierra es seguir a Jesucristo, nuestro Líder. Cuando Él vio a Pedro y a Andrés, que estaban pescando, les dijo: “…Venid en pos de mí”. Pedro y Andrés dejaron las redes y le siguieron (véase Mateo 4:18–20).
Así como hizo con Pedro y Andrés, Jesús nos invita a cada uno de nosotros a seguirle (véase D. y C. 100:2). Es probable que no caminemos exactamente por donde caminó Él, pero sí podemos hacer lo que Él hizo. Podemos leer las Escrituras, orar a nuestro Padre Celestial y bautizarnos.
Después de seguir a Jesús, Pedro declaró: “Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:69). Si seguimos a Jesucristo con fe, podemos tener idéntico testimonio.
Nuestra fe en Jesucristo aumentará cuando entendamos más sobre Él; y cuanto más sepamos de Él, más fácil será seguirle con fe.
Actividad
Para hacer un dechado de punto de cruz, colorea cada símbolo de la página A4. A fin de bordarlo, calca el dibujo sobre una tela lisa, como la muselina. Para cada uno de los símbolos, emplea tres hebras de hilo de bordar del color que quieras. Pídele a un adulto que te enseñe cómo hacer el punto de cruz (véase la ilustración). Cuelga tu dechado donde lo veas muy a menudo.
Nota: Esta actividad puede copiarse, calcarse o imprimirse desde Internet en www.lds.org. Para la versión en inglés, haz clic en “Gospel Library”. Para las versiones en otros idiomas, haz clic en el mapamundi.
Ideas del Tiempo para compartir
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1. Ponga a la vista los nombres de los niños y de algunos profetas antiguos, escritos en unas tiras de papel, y pregunte qué tienen todos esos nombres en común. Lean juntos Abraham 3:22–24 y explique que todos vivíamos con nuestro Padre Celestial en la vida preterrenal. Dígales a los niños que, gracias a las Escrituras, sabemos un poco de lo que sucedió allí. Pida a los niños que consulten D. y C. 93:21 a fin de averiguar cuál de todos los hijos espirituales de Dios fue el primogénito. Pida a la pianista que toque un compás y luego dos compases de una canción que trate sobre la vida preterrenal. Sigan añadiendo compases hasta que los niños adivinen la canción. Cuando la hayan acertado, cántenla entera señalando las estrofas que hablen de nuestra vida con nuestro Padre Celestial antes de venir a la tierra. Explique que en la vida preterrenal, todos éramos hermanos y hermanas espirituales, y hoy nos llamamos “hermano” y “hermana” porque esos títulos reflejan nuestra relación espiritual unos con otros. Canten “Soy un hijo de Dios”.
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2. Muestre a los niños varios tipos de planes. Por ejemplo: una receta, el plano de una vivienda o las instrucciones de montaje de un juguete. Explíqueles que cuando creamos algo —como una casa, unas galletas o un juguete— conviene saber cuál será el resultado. Necesitamos un plan. Antes de venir a la tierra, nuestro Padre Celestial nos presentó Su plan, que se llama el plan de salvación. Invite a los misioneros de tiempo completo o a un ex misionero que haya regresado recientemente de la misión y que haya sido aprobado por el obispo o por el presidente de rama, a enseñar el plan de salvación valiéndose de Predicad mi Evangelio (págs. 47–59).