2007
Preguntas y respuestas
febrero de 2007


Preguntas y respuestas

“Mi amiga parece muy deprimida y me temo que esté pensando en quitarse la vida. ¿Qué debo hacer?”

  • Habla cuanto antes con los padres de tu amiga o con otros adultos que puedan ayudarte, como un médico, un asesor o un líder del sacerdocio.

  • Sigue siendo una buena amiga y pasa tiempo con ella; escúchala.

  • Ayúdala a saber que es importante, que te preocupas por ella y que podrá sentirse mejor si recibe ayuda.

Liahona

La situación de tu amiga es grave y no la puedes solucionar sola. Además de la ayuda del Señor, tu amiga necesita ayuda profesional, que podría incluir asesoramiento y medicación.

Las personas que padecen depresiones se sienten desesperanzadas e indefensas, y suelen vacilar en pedir ayuda. Aun si tu amiga te ha pedido que no se lo digas a nadie, contárselo a alguien que pueda ayudar es una de las mejores cosas que puedes hacer por ella. Al menos, habla con sus padres. También puedes pedir consejo a un médico, a un asesor escolar o a tu obispo o presidente de rama. Urge que les notifiques el problema de tu amiga si ella ha hablado de suicidio.

Sigue siendo su amiga mientras ella recibe ayuda. Las personas que padecen depresión a menudo piensan que no le importan a nadie. Ayúdale a saber que te preocupas por ella y recuérdale de las muchas otras personas que también lo hacen; además, dile con sinceridad lo que valoras en ella e invítala a acompañarte a actividades divertidas y edificantes. El prestar servicio es particularmente bueno porque le ayudará a centrarse en otras personas y las actividades físicas le levantarán el ánimo. Ora en busca de guía para saber qué es lo mejor para ella.

Tu amiga podría sentirse deprimida porque no cree que su vida tenga un propósito, pero nuestro Padre Celestial tiene un plan especial para cada uno de nosotros. Él nos envió aquí para tener gozo, superar pruebas y cumplir con un fin. Puedes compartir este testimonio con tu amiga y darle esperanza de que, con el tiempo y la ayuda adecuada, podrá disfrutar de la vida.

Recuérdale que es normal tener algunas preocupaciones. El presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Desde el principio se supo que la vida nos presentaría ciertos desafíos. Es normal sufrir algo de ansiedad, depresión, desilusión e incluso algunos fracasos… Existe un propósito para nuestra lucha en la vida”1. Lo que no es normal es pasar tanto tiempo pensando en los problemas, que se pierde de vista lo que realmente tiene importancia. Es mejor encararlos y fortalecerse gracias a ellos.

Recuérdale también que cuenta con muchas fuentes de ayuda. La depresión es un síntoma de una enfermedad mental o emocional. Del mismo modo que iría a un médico a tratarse una enfermedad física, puede hablar con un profesional que le ayude a entender la naturaleza de la depresión y enseñarle cómo sobrellevarla. Tanto si es miembro de la Iglesia como si no, puede recibir ayuda espiritual; también puede orar, recibir una bendición del sacerdocio y hallar consuelo en la lectura de las Escrituras. Testifícale de que el Señor la ama y puede bendecirla con paz (véase Juan 14:27).

Lectores

Al pasar tiempo con ella, yo le ayudaría a darse cuenta de que la vida de ella es valiosa, no sólo para mí porque soy su amigo, sino también para nuestro Padre Celestial. También le ayudaría a conocer otras maneras de aliviar su depresión animándola a participar en las actividades de los jóvenes; tal vez así podría hacer nuevos amigos. Por último, pediría en oración a nuestro Padre Celestial que la ayude.

Ryan S., 17, Filipinas

Éste es tu momento para ayudarla. En vez de preocuparte excesivamente por ella, habla con ella y escúchala. Me siento agradecida por mis amigos de la Iglesia, pues siempre me apoyan con amor cuando me siento desanimada, frustrada, enojada o triste. Sé que me aman porque siempre están dispuestos a escucharme. Por lo general, solía sentirme mucho mejor con mis circunstancias y conmigo misma después de hablar de ello. Apóyala y anímala; ayúdale a recuperar su confianza. Pídele también a nuestro Padre Celestial que la bendiga con más fe y felicidad.

Yue-Min L., 16, Taiwán

Dile que tú ves que tiene un futuro maravilloso y que su Padre Celestial la ama mucho y tiene un plan preparado para ella. Antes de venir a esta vida, Él le encomendó una labor y ella es la que debe hacerla y cumplir con Su voluntad. Hay muchas almas aguardando a escuchar el Evangelio de sus labios y a recibir el gran amor que tiene por ellas. Concretamente, le diría que es una hija amada de Dios.

Elizabeth B., 20, Andhrapradesh, India

Si crees que de verdad puede llegar a quitarse la vida, pide ayuda a alguien, como por ejemplo un obispo o presidente de rama u otro adulto de confianza. Luego hazle saber que su familia, sus amigos y su Padre Celestial se interesan por ella. Ora para que ella sienta ese amor y para recibir la guía que te permita ayudarla. Además, habla con ella y dile que siempre estás dispuesta a escucharla; invítala a actividades edificantes que le ayuden a olvidarse de la depresión.

Olivia C., 19, Ontario, Canadá

Lo primero que debes hacer es contárselo a alguien, como un adulto al que conozcas y en el que confíes. Esa persona puede ayudarte a saber qué hacer. Tú también puedes ayudar a tu amiga. A veces lo mejor es simplemente escuchar; no seas tú la que hable. La gente quiere que alguien la escuche.

Alexandra M., 17, Québec, Canadá

Yo también yo padecí de depresión y puedo aconsejarte gracias a mi experiencia. Dile a tu amiga que siempre podrá contar contigo cuando necesite hablar con alguien, y que no la vas a juzgar. Hazle saber que es importante para ti. Lo que a mí me ayudó más que nada fue contar con una compañera de cuarto dispuesta a escuchar y a ayudarme. Las bendiciones del sacerdocio también fueron útiles.

Nombre omitido

Visítala e invítala a salir y a divertirse, a fin de que se sienta feliz y aceptada en tu círculo de amistades. Ora por ella y de vez en cuando ora y estudia las Escrituras con ella. Ve con ella a las reuniones y a las actividades de la Iglesia y hazle saber lo importante que es para ti y para nuestro Padre Celestial. Anímala a estar física y espiritualmente en forma.

Grace A., 20, Ghana

Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

“Yo misma he encarado los debilitantes efectos de la depresión, pero he aprendido por mi propia experiencia, así como por la de las personas que conozco, que nunca quedamos desamparados, que nunca estamos abandonados. Hay dentro de nosotros una fuente de bondad, de fortaleza y de esperanza, y si prestamos oídos con confianza, nos levantamos. Somos sanados. No sólo sobrevivimos, sino que amamos la vida”.

Kathleen H. Hughes, primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, “Bendecidos con el agua viva”, Liahona, mayo de 2003, pág. 13.

Nota

  1. Véase “Autosuficiencia emocional”, Liahona, agosto de 1978, pág. 148.