Rededicación del Tabernáculo de Salt Lake
Agradezco que este magnífico edificio se haya fortalecido y renovado a fin de que se siga utilizando para instruir y edificar a los hijos de Dios.
Es un gran honor y privilegio formar parte del servicio de rededicación de este gran edificio, el Tabernáculo de Salt Lake, que se encuentra al oeste del Templo de Salt Lake. Reconocemos a todos aquellos que hayan tenido algo que ver con la gran obra que se ha realizado en este edificio. En especial, agradecemos al Obispado Presidente: el obispo H. David Burton, el obispo Richard C. Edgley y el obispo Keith B. McMullin, por su excelente liderazgo al dirigir la obra de actualizar y restaurar el Tabernáculo de Salt Lake.
Guardo gratos recuerdos de cuando era niño y venía a este tabernáculo; aquí me bautizaron. Cuando se me ordenó diácono, mi padre me trajo aquí para asistir a la reunión general del sacerdocio; llegamos quince minutos antes y fácilmente pudimos conseguir asientos en la galería.
En los primeros días de la Iglesia, los únicos dos edificios que se construyeron específicamente para adorar fueron el Templo de Kirtland y el de Nauvoo; ambos se construyeron de acuerdo con la revelación. El primer edificio de la Iglesia del que se tiene constancia, que se construyó para que fuese un centro de reuniones, también se pensaba utilizar como escuela; se edificó con troncos, en Misuri, en 18311.
Para cuando el Templo de Kirtland se dedicó en 1836, ya era demasiado pequeño para dar cupo a todos los santos que deseaban asistir a la dedicación. Lleno de pesar, el profeta José Smith escribió que en el edificio no había cupo para más gente2. No obstante, a medida que aumentaba la violencia contra los santos en Kirtland, en 1838 la mayoría de los miembros de la Iglesia se trasladaron a Misuri, dejando atrás ese hermoso edificio.
Con el Templo de Nauvoo se siguió esencialmente el mismo modelo que con el Templo de Kirtland con respecto a las salas de asambleas del primer y del segundo piso. Sin embargo, antes de que el Templo de Nauvoo se terminara, en 1846, los santos se reunían afuera, muchas veces cerca del templo, para oír hablar al profeta José y a otros líderes de la Iglesia. A esas reuniones, a veces, asistían miles de personas.
Como observó George A. Smith, con su humor característico: “En los días del profeta José… el ‘mormonismo’ florecía mejor al aire libre”. La razón fue porque “antes de la muerte del Profeta, no construimos un edificio lo suficientemente grande donde cupieran los santos”3.
De vez en cuando, el mal tiempo interrumpía esos servicios al aire libre, lo que incomodaba tanto a los oradores como a la congregación. El presidente Joseph F. Smith, que recordaba bien la incomodidad de esas reuniones al aire libre cerca del Templo en Nauvoo, dijo:
“El primer recuerdo que tengo de un lugar de adoración fue en Nauvoo, en una pequeña arboleda cerca del sitio del templo. En compañía de mi madre, escuché a hombres tales como Brigham Young, Heber C. Kimball, Orson Hyde, Parley P. Pratt, Orson Pratt, el profeta José y el patriarca Hyrum. Recuerdo muy bien haber asistido a una reunión en la arboleda, en la que habían colocado un carromato frente a la congregación; el profeta José se había subido a él para hablar, cuando empezó a llover. Una o dos personas se pusieron de pie y sostuvieron paraguas sobre su cabeza para resguardarlo de la lluvia. Mucha gente no tenía paraguas y resultaba muy molesto y desagradable estar sentado allí, pero recuerdo muy bien, aunque era tan sólo un niño, que no hubo nadie que abandonara la reunión mientras él hablaba”4.
Antes de su muerte, el profeta José dio instrucciones de que se edificara un tabernáculo de lona a fin de resguardar a los santos durante reuniones numerosas. En 1845, cuando el templo estaba a punto de terminarse, se envió al élder Orson Hyde, del Quórum de los Doce, al este del país para recabar fondos y comprar “cerca de tres mil setecientos metros” de lona para edificar lo que Brigham Young llamó “el Tabernáculo de la congregación en Sión”5.
En una carta escrita el 30 de agosto de 1845, el hermano Orson Pratt expuso una idea general de la ubicación y del diseño propuestos para el tabernáculo de lona:
“Se propone erigir un tabernáculo de lona enfrente del templo y adjunto al mismo por el lado oeste. La forma de ese tabernáculo será en elipse… La superficie de la base tendrá cupo suficiente para ocho o diez mil personas; los asientos se elevarán gradualmente, uno encima del otro, en forma de anfiteatro”6.
Al día siguiente, los hermanos empezaron a limpiar el terreno para la construcción del tabernáculo de lona. Sin embargo, debido a la intensa persecución de sus enemigos, los santos tuvieron que abandonar Nauvoo y el tabernáculo de lona nunca se edificó. Fue así que en 1846 Orson Hyde “cargó la lona en carromatos y se dirigió al oeste”7. Algunos han supuesto que en el éxodo hacia el valle del Lago Salado “se hizo buen uso de la lona para cosas como tiendas, toldos y cubiertas para los carromatos”8 de los santos.
El tabernáculo de la Manzana del Templo de Salt Lake City ya terminado tiene dimensiones aproximadamente similares al tabernáculo de lona que se planeaba para Nauvoo, y al igual que dicho tabernáculo, también está situado el oeste del templo. Del mismo modo que con otros asuntos, como por ejemplo la gran migración al Oeste, José Smith previó un gran tabernáculo, y Brigham Young lo hizo una realidad.
De manera que el tabernáculo que se planeó para Nauvoo, aunque nunca se construyó, fue el prototipo de este histórico edificio. Cuando era niño, solíamos escuchar la conferencia general en la radio; ahora, con el uso de satélites y de equipo electrónico moderno, transmitimos desde Salt Lake City simultáneamente a países enteros alrededor del mundo usando enlaces descendentes a centros de reuniones de todo el mundo. Eso fue resultado de la inspiración que recibieron las Autoridades Generales para satisfacer las necesidades de la gente en nuestro día y nuestra época, y es un buen ejemplo de la forma en la que el Señor hace posible satisfacer las necesidades de los miembros de la Iglesia. Testifico que el Señor seguirá revelando, por medio de Su profeta, Gordon B. Hinckley, la manera y los medios para satisfacer las necesidades de todos los miembros de una Iglesia que crece día a día.
Agradezco que este magnífico edificio se haya fortalecido y renovado a fin de que se siga utilizando para instruir y edificar a los hijos de Dios, en el nombre de Jesucristo. Amén.