Edición de marzo de 2008: El informe
Dos años de planeamiento y producción.
Más de 2.3 millones de ejemplares se distribuyeron en cincuenta y un idiomas.
Se necesitaron dos impresiones extra para cubrir la demanda.
Más de trescientas cuarenta mil personas visitaron el sitio web especial.
A pesar de que estos números son de por sí impresionantes, ellos solos no reflejan todo lo que significan. La importancia del número de marzo de 2008 de las revistas Ensign y Liahona, “El Señor Jesucristo”, se hace evidente sólo cuando uno ve la influencia que ha tenido en la vida de las personas.
A nivel personal
Tras la invitación que se hizo a los miembros de compartir los sentimientos y las experiencias que hubieran tenido con el número de marzo de 2008, varias personas escribieron para contar la influencia que había tenido en su vida. María Felina Ferrer, de las Filipinas, escribió: “Por primera vez en los veintinueve años que llevo hablando y escribiendo sobre Él, sentí la realidad tangible del Salvador en mi vida. Él no es sólo un tema del que se habla, no es sólo una historia. Es real… Este número provocó un gran cambio en mí. Ahora, dondequiera que me encuentre y sea lo que sea que haga, soy consciente de que el Señor Jesucristo, en todo Su poder, me ve y se encuentra a mi lado. Eso me hace desear llegar a ser una mejor persona”.
Tom Kunz, de Magnolia, Texas, E.U.A., dijo: “Me sentí tan bien una vez que hube terminado de leer la revista que deseaba ser mejor en cada aspecto de mi vida… Sentí el amor que el Salvador tiene por mí y la magnificencia de la Expiación de una manera muy particular”.
Una manera de compartir con otras personas
Linda Buysse-Vergauwen, que es maestra de escuela primaria en Bélgica, se encontraba en un viaje de estudios con una colega y aprovechó la oportunidad para darle un ejemplar del número de marzo junto con una nota especial y una invitación para que fuera a escucharla hablar en la capilla el domingo de Pascua. Su amiga asistió a la capilla y disfrutó de una experiencia positiva. La hermana Buysse-Vergauwen dijo: “Gracias a la edición especial de la revista Liahona, tuve la oportunidad de plantar una pequeña semilla en el corazón de una amiga”.
En California, E.U.A., Lori Larson llevaba consigo el número de marzo de la revista Ensign mientras se hallaba en el salón de belleza y estaba completamente absorta en él. No dejaba de pensar en cuán buenos eran esos artículos para compartirlos con alguna persona de otra fe y en la forma en que aclararían conceptos errados acerca de la Iglesia. Entonces su peluquera le preguntó por la revista que estaba leyendo. Cuando se terminaron la cita y la conversación, la peluquera pidió que los misioneros fueran a visitarla.
Telma Chacón, de Ciudad de Guatemala, Guatemala, compró doce ejemplares extra de la revista Liahona y aprovechó la reunión familiar de Pascua para compartir la revista y su testimonio con sus hermanos y hermanas. Patricia Hegedus, de Cardston, Alberta, Canadá, envió un ejemplar a un matrimonio alemán de quienes ella y su esposo se habían hecho amigos algunos años atrás. Ellos se sintieron agradecidos al recibirla y prometieron leerla. La familia de Allan Harvey, de Krugersdorp, Sudáfrica, compró doce ejemplares extra y los repartió entre las familias vecinas de la calle en la que vivían.
La labor de los barrios y de las estacas
A todas las unidades de la Iglesia se les asignó una cantidad de ejemplares gratis de las revistas Ensign y Liahona para utilizarlas con los fines de hermanar y activar y para la obra misional. En Inglaterra, la Estaca Chorley organizó un concierto de Pascua especial al cual se invitó a amigos, vecinos, miembros menos activos e invitados especiales. Cada uno de los invitados recibió un Libro de Mormón y un ejemplar de la revista Ensign de marzo de 2008.
En Nigeria, las hermanas de la Sociedad de Socorro del Distrito Ile-Ife, como parte de las actividades de conmemoración del aniversario de la Sociedad de Socorro, visitaron la prisión local y repartieron ejemplares del número de marzo. La Estaca Newcastle-Under-Lyme, de Inglaterra, se encargó de que cada familia de la estaca tuviera un ejemplar y recibiera una invitación para asistir al servicio sacramental especial que se llevaría a cabo el domingo de Pascua. Uno de los resultados fue que a un hermano, que había sido menos activo desde poco después de haberse bautizado en los años de 1980, le llegó al corazón y ahora goza de las bendiciones del Evangelio que se encuentra de nuevo en su vida.
Sí, somos cristianos
Muchas personas escribieron para contar cómo el número sobre el Salvador había ayudado a aclarar los conceptos errados acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Barbara Mayes, de Flagstaff, Arizona, E.U.A., repitió el comentario que le hizo la señora que le limpia la casa: “Me he dado cuenta de que hay muchas cosas que dan la idea de que ustedes creen en Jesús. ¿Cómo puede ser? Ustedes dos son mormones. ¿Son cristianos?”. La hermana Mayes le entregó un ejemplar del número de marzo de la revista Ensign y así comenzaron a charlar. “Mientras leía, iba haciendo preguntas profundas, y, de esa manera, un corazón duro se abrió”, contó la hermana Mayes.
La familia de Mike y Shaz Kramer, de Garwood, Nueva Jersey, E.U.A., ofreció una fiesta a principios de este año, a la cual acudieron varias familias que no eran Santos de los Últimos Días. Una familia llegó más temprano con el propósito de que el esposo pudiera hacer una pregunta en cuanto a la Iglesia. Un amigo que era pastor le había dicho que nosotros no creíamos en Jesucristo. El hermano Kramer dijo: “Lo que hice fue, simplemente, acercarme y tomar la revista Ensign de marzo, con la pintura de Cristo en la tapa, y le pregunté: ‘Al mirar esta revista, ¿le parece que se trata de una iglesia que no cree en Jesús?’ ”. El hombre se llevó la revista y se reunió con los misioneros en el correr de esa semana para hacerles más preguntas.
Un mensaje eterno
El número de marzo de las revistas Ensign y Liahona todavía se puede conseguir mediante los servicios de distribución de la Iglesia. El mensaje eterno acerca del Salvador la convierte en un objeto de mucho valor para compartir no sólo durante futuras épocas de Navidad y de Pascua, sino también durante cualquier momento en que los miembros deseen proporcionar consuelo, enseñar la doctrina verdadera y compartir con otras personas un testimonio firme del Señor Jesucristo. Este número tiene el potencial de llegar al corazón de muchas personas más.