Preguntas y respuestas
“Mis amigos y yo tenemos la mala costumbre de contar chismes acerca de otras personas. ¿Cómo puedo abandonar ese hábito y ayudar a mis amigos a hacerlo también?”
Para abandonar el hábito de contar chismes, sigue el consejo que aparece en Para la Fortaleza de la Juventud en cuanto a superar el uso de lenguaje vulgar: “Mediante tu ejemplo y al alentarlos con bondad a seleccionar otras palabras, ayuda a los demás a utilizar un lenguaje limpio. Cuando las personas que te rodeen utilicen malas palabras, con cortesía aléjate o cambia el tema.
“Si has adquirido el hábito de usar malas palabras [o hablar mal de otras personas], puedes abandonarlo; lo primero que tienes que hacer es tomar la decisión de cambiar; y después ora para recibir ayuda. Si empiezas a usar palabras que sabes que son malas, quédate callado o callada o di de otra forma lo que tengas que decir”.
En el folleto también se explica por qué es importante hablar bien de los demás: “Habla de manera bondadosa y positiva acerca de los demás a fin de cumplir el mandamiento del Señor de amarnos unos a otros. Si haces uso de un buen lenguaje, invitas la compañía del Espíritu” (“El lenguaje”, 2001, págs. 22–23).
Al ser amables en nuestras conversaciones nos asemejamos más a Cristo, y eso nos ayuda a cultivar mejores relaciones y a sentirnos mejor con nosotros mismos.
La regla de oro
Por todas partes escuchamos a personas que cuentan chismes acerca de los demás, y eso es algo sumamente dañino. Quizá te parezca que dar las “últimas noticias” a tus amigos te haga más interesante, pero piensa en la persona de la que estés hablando. ¿Dirías lo que estás diciendo si estuviera presente? ¿Te dijo esa persona que se lo podías decir a los demás? Piensa en cómo te sentirías si alguien hablara mal de ti. “…cuantas cosas queráis que los hombres os hagan a vosotros, así haced vosotros con ellos” (3 Nefi 14:12). Si tus amigos cuentan chismes, cambia de tema con tacto.
Jessica J., 16 años, Arizona, E.U.A.
La medicina para curar los chismes
Hay tres grupos de personas implicados en el chisme: nosotros mismos, los que nos escuchan y las personas de las que hablamos. Comprométete a dejar de hablar mal de los demás y después hazlo. Ésta es la medicina para curar la enfermedad del chismorreo: (1) Cambia de tema si tus amigos empiezan a hablar mal de otras personas. (2) Guarda silencio para que no tengan con quién hablar. (3) Diles francamente: “…no murmuréis los unos de los otros” (Santiago 4:11).
But A., 22 años, Phnom Penh, Camboya
Evitemos los comenta-rios negativos
Los chismes tienen un poder destructivo que puede herir los sentimientos de los demás. Cuando nos prestamos al chismorreo, abrimos la puerta para que el adversario destruya la reputación de otras personas. Para superar esa mala costumbre, se debe evitar todo comentario negativo sobre la vida de otras personas. Cuando alguien nos hable de tales cosas, ya sean verdad o no, debemos decirles que dejen de hacerlo. Si siguen haciéndolo de todas formas, conviene que nos marchemos (véase Mateo 12:36).
Para ayudar a nuestros amigos, podemos aconsejarles que nunca participen en ese tipo de conversaciones y exhortarlos, como miembros de la Iglesia y fieles seguidores de Cristo, a que siempre procuren defender la verdad y la rectitud, a que sean siempre un ejemplo y alaben a los demás (véase Artículos de Fe 1:13).
Ismael S., 18 años, Sao Paulo, Brasil
Piensa en estas cosas
Para evitar los chismes sobre otras personas, podemos memorizar un pasaje de las Escrituras, como por ejemplo Levítico 19:18, el cual nos enseña a amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos, y recitarlo mentalmente cada vez que nos sintamos tentados a contar chismes. También podemos memorizar una canción como “Yo trato de ser como Cristo” (Canciones para los niños, pág. 40) y cantarla mentalmente. Otra idea sería decir dos cosas positivas acerca de la persona en cuestión. De este modo, te olvidarás de sus faltas y te concentrarás en la bondad de esa persona.
Rhodora M., 19 años, Luzon, Filipinas
Buscar lo bueno en los demás
A veces resulta difícil dejar de contar chismes acerca de otras personas, pero creo que si recuerdas que debes amar a tus semejantes, probablemente lo pienses dos veces antes de hacer un comentario que más tarde lamentarás. No nos corresponde juzgar a otras personas. Creo que buscar lo bueno en los demás puede beneficiarnos, más bien que observar lo negativo.
Haylee B., 15 años, Utah, E.U.A.
Requiere valor
Hay quienes dicen que “con la lengua edificamos barreras que nos separan de nuestros seres queridos”. Creo que para no hacerlo, necesitamos una gran valentía personal y espiritual. Si verdaderamente comprendemos el Evangelio, nosotros, como miembros de la Iglesia, no debemos contar chismes, ya que Dios ha enseñado que debemos abrir la boca para proclamar el Evangelio al mundo entero, no para criticar ni censurar a otras personas.
Vanessa P., 19 años, Tahití, Polinesia Francesa
Oremos para pedir guía
Recuerda que los chismes pueden tener un efecto profundo y duradero en los demás. Intenta ponerte en su lugar e imaginar cómo te sentirías si otras personas dijeran cosas malas de ti. El deseo de cambiar ese hábito es un deseo justo. El Señor te bendecirá con fortaleza y con un cambio de corazón a medida que procures sinceramente Su guía mediante la oración.
Brittney H., 12 años, Utah, E.U.A.