Relatos de Jesús
Jesús de niño
Este relato viene de Mateo 2; Marcos 6:3; Lucas 2:21–52.
María tenía al niño Jesús en brazos al entrar en el concurrido templo de Jerusalén. Ella y José habían ido de Belén para ofrecer un sacrificio de dos tórtolas en el templo. Jesús tenía casi seis semanas.
En el templo había un anciano llamado Simeón, a quien se le había prometido que algún día vería al Salvador. “Y había recibido revelación del Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor” (Lucas 2:26). Cuando vio al niño Jesús, Simeón se regocijó porque supo que la promesa se había cumplido. Entonces, una mujer llamada Ana, que servía en el templo, testificó con gozo que Jesús era el Salvador.
Pero no todos estaban felices por el nacimiento del Salvador. El rey Herodes oyó que había nacido un niño que sería el rey de los judíos. Herodes no quería ningún otro rey en su tierra, por lo que ordenó que se diera muerte a todos los niños que hubieran nacido cerca de Belén en los últimos dos años.
Un ángel vino a José en un sueño para advertirle en cuanto al plan de Herodes. José y María escaparon por la noche, llevándose a Jesús a vivir en la tierra de Egipto, donde estaría a salvo.
Después de que murió el rey Herodes, la familia de Jesús se mudó al pueblo de Nazaret, donde José trabajaba como carpintero y María cuidaba del hogar.
Jesús aprendió a trabajar al lado de José. Como todos los niños judíos, Él estudiaba las Escrituras, así como las leyes judías. José y María obedecían los mandamientos y Jesús aprendía de Sus padres terrenales. Jesús “crecía, y se fortalecía y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él” (Lucas 2:40).
Cuando Jesús tenía doce años, María y José lo llevaron a Jerusalén para celebrar la Pascua. Viajaron con mucha gente. Las mujeres y los hombres caminaban en grupos diferentes y las familias se juntaban cada tarde para cenar cuando acampaban por el camino.
Después de la celebración, José y María comenzaron su regreso a casa. Esa noche se dieron cuenta de que Jesús no estaba con ninguno de los grupos con los que viajaban. Volvieron de prisa a Jerusalén para buscarlo. Después de tres días, encontraron a Jesús en el templo. Estaba hablando con los maestros y contestando sus preguntas. Los hombres que estaban en el templo estaban asombrados.
María le dijo a Jesús que ella y José habían estado muy preocupados. Jesús le recordó que tenía que estar en los asuntos de Su Padre Celestial. Aunque era joven, Jesús sabía que tenía una obra importante que hacer como parte del plan de Su Padre Celestial.