2011
¿Espero ser llamado a una misión?
Enero 2011


¿Espero ser llamado a una misión?

Quizá hayas escuchado la canción de la Primaria “Espero ser llamado a una misión”. Existe otra importante canción para los niños en cuanto al servicio misional. Dice lo siguiente: “Yo quiero ser un misionero ya. A ser grande no quiero esperar”1. El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, está de acuerdo. Él dijo: “Los jóvenes deben comprometerse a una temprana edad a la idea de la misión”2.

No obstante, el saber que tienes que servir en una misión y el sentirte preparado son dos cosas diferentes. ¿Por dónde empezar? Dos de las mejores cosas que puedes hacer son fortalecer tu testimonio y aumentar tu conocimiento del Evangelio. A continuación aparecen otras maneras por las que puedes prepararte para servir en una misión.

1. Fe

Debemos aumentar a diario nuestra fe. Jesucristo enseñó: “Si tenéis fe en mí, tendréis poder para hacer cualquier cosa que me sea conveniente” (Moroni 7:33).

  • Estudia las Escrituras, que enseñan y testifican de Jesucristo.

  • Aplica la fe para afrontar tus problemas personales. El tener fe en Jesucristo te dará consuelo en los momentos difíciles y te ayudará a superar todos los obstáculos.

  • Adquiere un mayor control sobre tu cuerpo y mente al aprender la importancia de la educación, del buen estado físico y de la buena salud.

  • Sigue arrepintiéndote, obedeciendo los mandamientos, ayunando y orando para purificar tu vida.

  • Si eres un hombre joven, ejerce fe en Jesucristo al aprender tus deberes del sacerdocio y cumplirlos.

2. Espíritu

El élder Ballard también enseñó: “Los misioneros deben ser moralmente limpios y estar espiritualmente preparados”3.

  • Estudia y sigue las pautas que aparecen en Para la Fortaleza de la Juventud

  • Busca la guía del Espíritu Santo al ayunar, estudiar las Escrituras y orar para recibir guía.

  • Lee en cuanto a los dones del Espíritu en Doctrina y Convenios 46:11–26. Con espíritu de oración, procura descubrir tus dones espirituales. Busca el consejo de tus padres y líderes para que te ayuden a cultivar esos dones.

  • Pregúntate a ti mismo: “¿Son edificantes los libros que leo y los programas de televisión y películas que veo?”. Si no es así, reflexiona en cómo puedes hacer mejores elecciones para divertirte.

  • Aprende a escuchar los susurros espirituales.

3. Amor

Necesitas la caridad, el amor puro de Cristo, para servir bien como misionero. Amar a los demás no siempre es fácil; requiere servicio, fe, el Espíritu Santo y valor. Mormón dijo que tienes que orar con toda tu energía para ser lleno del amor puro de Cristo (véase Moroni 7:48).

  • Ora humilde y sinceramente para ser capaz de amar a los demás como Cristo ama.

  • Para mostrar amor por tu familia, haz una buena obra por cada uno de sus miembros. Piensa en un miembro de tu familia que necesite más amor o atención y pasa tiempo con él o ella.

  • Para mostrar tu amor por una persona necesitada, haz algo bueno por ella.

4. Servicio

El rey Benjamín enseñó a su pueblo acerca de la importancia del servicio. Dijo que cuando servimos a los demás, estamos sirviendo a Dios (véase Mosíah 2:17).

  • Acostúmbrate a prestar servicio. Podrías ofrecerte a lavar los platos después de la cena, ayudar a uno de tus hermanos con sus deberes escolares, hablar con alguien que necesite a un amigo, o ayudar a limpiar tu vecindario.

  • Ora para recibir fortaleza y guía para seguir el ejemplo de servicio del Salvador.

  • Ayuda a tu grupo de Hombres o Mujeres Jóvenes a planificar una actividad de servicio.

5. Invitación

Alma, uno de los grandes misioneros del Libro de Mormón, invitó a los que no eran miembros de la Iglesia: “Venid y bautizaos para arrepentimiento” (Alma 5:62). Tú puedes seguir su ejemplo.

  • Sé un buen amigo y ejemplo para tus amigos y familiares que no son miembros de la Iglesia.

  • Busca oportunidades para enseñar a tus amigos y vecinos acerca del Evangelio.

  • Aprende el Evangelio y practica la manera de enseñarlo desde ahora. Pide orientación al líder misional de tu barrio o rama para saber cómo enseñar el Evangelio. Si es posible, asiste a las lecciones que los misioneros de tiempo completo enseñen a los investigadores.

  • Estudia Predicad Mi Evangelio con tus padres durante la noche de hogar. Podrían turnarse para hablar de las lecciones, enseñar partes de ellas e invitarse unos a otros a compartir su testimonio de lo que hayan aprendido.

El servir en una misión es una meta importante para fijarte ahora, y si te preparas ahora, tu vida se verá beneficiada durante todos los días hasta que llegue el momento de servir en una misión. Nunca se es demasiado joven para comenzar a prepararse; no tienes que esperar hasta que hayas crecido treinta centímetros o medio metro más.

Notas

  1. “Yo quiero ser un misionero ya”, Canciones para los niños, pág. 90.

  2. M. Russell Ballard, “Cómo prepararse para ser un buen misionero”, Liahona, marzo de 2007, pág. 10.

  3. M. Russell Ballard, Liahona, marzo de 2007, pág. 12.

Ilustraciones por Sal Velluto y travis walton