¿Espero ser llamado a una misión?
Quizá hayas escuchado la canción de la Primaria “Espero ser llamado a una misión”. Existe otra importante canción para los niños en cuanto al servicio misional. Dice lo siguiente: “Yo quiero ser un misionero ya. A ser grande no quiero esperar”1. El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, está de acuerdo. Él dijo: “Los jóvenes deben comprometerse a una temprana edad a la idea de la misión”2.
No obstante, el saber que tienes que servir en una misión y el sentirte preparado son dos cosas diferentes. ¿Por dónde empezar? Dos de las mejores cosas que puedes hacer son fortalecer tu testimonio y aumentar tu conocimiento del Evangelio. A continuación aparecen otras maneras por las que puedes prepararte para servir en una misión.
1. Fe
Debemos aumentar a diario nuestra fe. Jesucristo enseñó: “Si tenéis fe en mí, tendréis poder para hacer cualquier cosa que me sea conveniente” (Moroni 7:33).
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Estudia las Escrituras, que enseñan y testifican de Jesucristo.
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Aplica la fe para afrontar tus problemas personales. El tener fe en Jesucristo te dará consuelo en los momentos difíciles y te ayudará a superar todos los obstáculos.
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Adquiere un mayor control sobre tu cuerpo y mente al aprender la importancia de la educación, del buen estado físico y de la buena salud.
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Sigue arrepintiéndote, obedeciendo los mandamientos, ayunando y orando para purificar tu vida.
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Si eres un hombre joven, ejerce fe en Jesucristo al aprender tus deberes del sacerdocio y cumplirlos.
2. Espíritu
El élder Ballard también enseñó: “Los misioneros deben ser moralmente limpios y estar espiritualmente preparados”3.
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Estudia y sigue las pautas que aparecen en Para la Fortaleza de la Juventud
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Busca la guía del Espíritu Santo al ayunar, estudiar las Escrituras y orar para recibir guía.
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Lee en cuanto a los dones del Espíritu en Doctrina y Convenios 46:11–26. Con espíritu de oración, procura descubrir tus dones espirituales. Busca el consejo de tus padres y líderes para que te ayuden a cultivar esos dones.
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Pregúntate a ti mismo: “¿Son edificantes los libros que leo y los programas de televisión y películas que veo?”. Si no es así, reflexiona en cómo puedes hacer mejores elecciones para divertirte.
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Aprende a escuchar los susurros espirituales.
3. Amor
Necesitas la caridad, el amor puro de Cristo, para servir bien como misionero. Amar a los demás no siempre es fácil; requiere servicio, fe, el Espíritu Santo y valor. Mormón dijo que tienes que orar con toda tu energía para ser lleno del amor puro de Cristo (véase Moroni 7:48).
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Ora humilde y sinceramente para ser capaz de amar a los demás como Cristo ama.
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Para mostrar amor por tu familia, haz una buena obra por cada uno de sus miembros. Piensa en un miembro de tu familia que necesite más amor o atención y pasa tiempo con él o ella.
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Para mostrar tu amor por una persona necesitada, haz algo bueno por ella.
4. Servicio
El rey Benjamín enseñó a su pueblo acerca de la importancia del servicio. Dijo que cuando servimos a los demás, estamos sirviendo a Dios (véase Mosíah 2:17).
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Acostúmbrate a prestar servicio. Podrías ofrecerte a lavar los platos después de la cena, ayudar a uno de tus hermanos con sus deberes escolares, hablar con alguien que necesite a un amigo, o ayudar a limpiar tu vecindario.
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Ora para recibir fortaleza y guía para seguir el ejemplo de servicio del Salvador.
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Ayuda a tu grupo de Hombres o Mujeres Jóvenes a planificar una actividad de servicio.
5. Invitación
Alma, uno de los grandes misioneros del Libro de Mormón, invitó a los que no eran miembros de la Iglesia: “Venid y bautizaos para arrepentimiento” (Alma 5:62). Tú puedes seguir su ejemplo.
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Sé un buen amigo y ejemplo para tus amigos y familiares que no son miembros de la Iglesia.
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Busca oportunidades para enseñar a tus amigos y vecinos acerca del Evangelio.
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Aprende el Evangelio y practica la manera de enseñarlo desde ahora. Pide orientación al líder misional de tu barrio o rama para saber cómo enseñar el Evangelio. Si es posible, asiste a las lecciones que los misioneros de tiempo completo enseñen a los investigadores.
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Estudia Predicad Mi Evangelio con tus padres durante la noche de hogar. Podrían turnarse para hablar de las lecciones, enseñar partes de ellas e invitarse unos a otros a compartir su testimonio de lo que hayan aprendido.
El servir en una misión es una meta importante para fijarte ahora, y si te preparas ahora, tu vida se verá beneficiada durante todos los días hasta que llegue el momento de servir en una misión. Nunca se es demasiado joven para comenzar a prepararse; no tienes que esperar hasta que hayas crecido treinta centímetros o medio metro más.