Ideas para la noche de hogar
Este ejemplar contiene artículos y actividades que se podrían utilizar en la noche de hogar. A continuación figuran algunos ejemplos.
“¿Cómo participar en la obra de Historia Familiar?”, pág. 8: Podría darle a cada integrante de la familia una caja para que la decoren y la usen para guardar fotografías, diarios y otros registros.
“¿Qué hay de nuevo en el Progreso Personal?”, pág. 34, y “El Sacerdocio Aarónico: Más extraordinario de lo que te imaginas”, pág. 37: En los nuevos programas del Progreso Personal y Mi Deber a Dios se insta a los jóvenes a reflexionar acerca de lo que han aprendido y a compartirlo. Si hay adolescentes en su familia, podría pedirles que planificaran una lección para la noche de hogar utilizando como fundamento una actividad de Mi Deber a Dios o del Progreso Personal que hayan completado recientemente.
“¿Cómo puedo edificar un cimiento espiritual?”, pág. 62: En un recipiente resistente al agua, coloque varias rocas pequeñas unas junto a otras. En otro recipiente también resistente al agua, esparza una capa de arena. Busque dos objetos pequeños que representen casas. Coloque unas de las “casas” sobre las rocas y otra sobre la arena. Luego llene de agua los dos recipientes. La “casa” que se encuentre sobre la arena se hundirá, mientras que la “casa” que se encuentre sobre las rocas permanecerá en su lugar. Hablen sobre cómo un fuerte cimiento espiritual nos permite soportar las tormentas de la vida (véase Helamán 5:12).
Las lecciones que nos enseñó un cachorrito
Cuando nuestros hijos eran pequeños, los llevé a una tienda de mascotas para canjear un cupón por un pececito. Dos horas más tarde salimos con una cachorrito que compramos con el dinero de los niños. Esa noche pusimos al cachorro a dormir en el cuarto de lavar la ropa, y por la mañana, la habitación era un desastre. Se suponía que los niños debían limpiarla, pero sentían que era demasiado. “¡No podemos!”, sollozaron.
Esa noche tuvimos una noche de hogar en la que el tema fueron las consecuencias. “Cuando compraron el perrito”, dijo su padre, “no pensaron en las consecuencias. Ahora él forma parte de nuestra familia y ustedes deben hacerse responsables de él”. Hablamos sobre cómo siempre hay consecuencias después de cualquier decisión que tomamos y los instamos a siempre tomar decisiones correctas.
El perro murió hace poco tras haber estado en nuestra familia durante catorce años, pero las lecciones que nos ayudó a aprender siempre permanecerán.
Jill Grant, Victoria, Australia