El Sacerdocio Aarónico: Más extraordinario de lo que te maginas
Un mensaje acerca de Mi Deber a Dios
Hace cuatro años asistí a un servicio que se realizó en memoria de mi hermano Gary. Uno de los oradores le rindió un gran tributo, y desde entonces he pensando en ello. Él dijo: “Gary era un hombre del sacerdocio… Comprendía el sacerdocio, honraba el sacerdocio y abrazaba por completo el sacerdocio y sus principios”.
Cuando mi hermano falleció, era sumo sacerdote en el Sacerdocio de Melquisedec y había disfrutado de cincuenta años de servicio en el sacerdocio. Gary era un amoroso esposo y padre que había servido honorablemente en una misión de tiempo completo, se había casado en el templo, había magnificado sus llamamientos del sacerdocio y había servido diligentemente como maestro orientador.
Tú eres un poseedor del Sacerdocio Aarónico. Tu servicio en el sacerdocio apenas empieza. Tal vez ni siquiera tengas cincuenta días de experiencia en el sacerdocio, pero puedes ser digno del mismo tributo que recibió Gary. De hecho, debes ser digno de ese tributo. El Señor te ha llamado a una obra maravillosa y Él espera que seas un hombre del sacerdocio.
La grandeza del Sacerdocio Aarónico
Piensa en la grandeza del Sacerdocio Aarónico que posees.
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El Señor envió a Juan el Bautista resucitado para restaurar el Sacerdocio Aarónico. Cuando Juan le confirió este sacerdocio a José Smith y a Oliver Cowdery, los llamó sus “consiervos” (D. y C. 13:1). El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) señaló que Juan “no se atribuyó una posición superior a la de José y Oliver, sino que los puso al mismo nivel que el suyo cuando los llamó ‘mis consiervos’ ”. El presidente Hinckley continuó y dijo que un diácono de doce años también puede ser consiervo de Juan1.
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El Sacerdocio Aarónico posee la llave del ministerio de ángeles (véase D. y C. 13:1). A medida que lleves una vida recta y sirvas diligentemente, recibirás el ministerio de ángeles para guiarte y fortalecerte. Al bendecir y repartir la Santa Cena, puedes ayudar a que otras personas también reciban esa bendición2.
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El Sacerdocio Aarónico “tiene las llaves del… evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión para la remisión de pecados” (D. y C. 13:1). El arrepentimiento y el bautismo se unen y conforman la puerta por la cual entran las personas a fin de emprender el camino hacia la vida eterna (véase 2 Nefi 31:17–18). Al actuar bajo la dirección de tus líderes del sacerdocio, puedes ayudar para que las personas abran esa puerta.
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El Sacerdocio Aarónico incluye la autoridad de bendecir y repartir la Santa Cena. Cuando preparas, bendices y repartes la Santa Cena, representas a Jesucristo (véase 3 Nefi 18:1–12). Tú ayudas a los integrantes de tu familia y a tus amigos a recordarlo a Él, a renovar sus convenios y a hacerse acreedores de la compañía del Santo Espíritu.
Estas oportunidades requieren la labor de hombres del sacerdocio: hombres que sean espiritualmente fuertes y que cumplan con sus deberes del sacerdocio.
El nuevo libro Mi Deber a Dios
Bajo la dirección de nuestros profetas vivientes, se ha preparado un recurso con el fin de ayudarte a ser un hombre del sacerdocio. Si bien el recurso es nuevo, tiene un nombre que es conocido: Mi Deber a Dios.
Me entusiasma el nuevo libro Mi Deber a Dios. Puede ayudarte a obedecer los mandamientos del Señor para “aprend[er tu] deber” y “obrar con toda diligencia en el oficio al cual [eres] nombrado” (D. y C. 107:99).
Al utilizar este libro como diácono, maestro y presbítero, participarás en actividades en dos categorías: fortaleza espiritual y deberes del sacerdocio.
Un modelo que llegar a ser
Cada actividad del libro Mi Deber a Dios sigue un modelo que te ayudará a llegar a ser el poseedor del sacerdocio que el Señor desea que llegues a ser: primero, aprendes acerca de un principio del Evangelio o un deber del sacerdocio; después, actúas de acuerdo con lo que hayas aprendido y, por último, compartes lo que piensas y sientes acerca de lo que has aprendido y experimentado. Algunas de estas actividades son personales; otras se pueden adaptar para que todo tu quórum las utilice en las lecciones de los domingos o en actividades durante la semana.
En la página 39 el ejemplo del libro demuestra cómo funciona este modelo. Los comentarios son de hombres jóvenes que ya han tenido grandes experiencias con el nuevo libro.
Un hombre del sacerdocio
Cuando pienso en la frase “hombre del sacerdocio”, obviamente pienso en mi hermano Gary. Pero también pienso en otras personas. Pienso en el presidente Thomas S. Monson, quien, cuando era diácono, sintió que estaba en tierra santa al ayudar a un hombre discapacitado a participar de la Santa Cena3. Pienso en Juan el Bautista, el gran poseedor del Sacerdocio Aarónico que preparó el camino para el ministerio mortal del Salvador al enseñar, testificar y administrar la sagrada ordenanza del bautismo. Y pienso en ti. En la medida en que tu fortaleza espiritual aumente y ayudes a los demás a venir a Cristo por medio del servicio del sacerdocio, realmente serás un hombre del sacerdocio.