Línea por línea
Artículos de Fe 1:13
Creemos
“[Este] artículo de nuestra fe es una de las declaraciones básicas de nuestra teología. Debemos meditar en él una y otra vez. Entonces, siempre que seamos tentados a hacer algo mezquino, o fraudulento o inmoral, esta declaración grandiosa y que todo lo abarca, relativa a la ética de nuestra conducta, acudirá a nuestra mente de manera poderosa”.
Presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008), “No tengáis miedo… de hacer lo bueno”, Liahona, febrero de 2000, pág. 5.
Castos
“La sexualidad humana no es una cuestión meramente física. Lo cierto es que la castidad y la fidelidad comienzan en el espíritu, no en el cuerpo. Son expresiones de la condición de nuestro espíritu. Cuando nuestro espíritu está en sintonía con las verdades del Evangelio, deseamos vivir normas elevadas, y nuestros actos reflejan ese deseo. Por ello, la castidad y la fidelidad abarcan más que la abstinencia sexual antes del matrimonio y la fidelidad sexual tras éste; expresan la calidad de nuestra vida espiritual”.
Terrance D. Olson, “Truths of Moral Purity”, Liahona (en inglés), octubre de 1999, pág. 31.
Benevolentes
Ser benevolente es ser bondadoso y dadivoso; en una palabra, hacer el bien. Durante Su ministerio, Jesucristo “anduvo haciendo bienes… porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38). Al vivir con benevolencia, Dios te fortalecerá y te ennoblecerá.
Admonición de Pablo
Véase Filipenses 4:8, que forma parte de una carta del apóstol Pablo a los santos de Filipos.
Aspiremos a esas cosas
Lee la sección “La diversión y los medios de comunicación” de Para la Fortaleza de la Juventud (pág. 17). ¿Están las cosas que haces para divertirte en armonía con esas normas y con el decimotercer artículo de fe? Si lo deseas, escribe en tu diario sobre la forma en que has sido bendecido por tus buenas elecciones respecto a los medios de comunicación.
Virtuosos
“La virtud ‘es un modelo de pensamientos y de conducta basados en altas normas morales’ (Predicad Mi Evangelio, pág. 125), e incluye la castidad y la pureza moral. La virtud comienza en el corazón y en la mente… es la acumulación de miles de decisiones y de hechos pequeños… Las mujeres y los hombres virtuosos poseen una apacible dignidad y fortaleza interior. Ellos tienen confianza porque son dignos de recibir el Espíritu Santo y de ser guiados por Él”.
Elaine S. Dalton, presidenta general de las Mujeres Jóvenes, “El regreso a la virtud”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 78–80.