Crece la necesidad de indexadores a nivel internacional
Personas alrededor del mundo buscan datos de sus antepasados.
Mientras que, por todo el mundo, hay otras personas que hacen posible la búsqueda.
FamilySearch Indexing, que fue presentado en línea en 2006 y llevado a cabo por voluntarios de todo el mundo, consiste en el proceso de ingresar datos provenientes de registros tangibles (como los que se encuentran en microfilmes) en una base de datos en línea que permite realizar búsquedas.
Con 122.000 indexadores activos, miembros y no miembros de la Iglesia, que han procesado 547.978.000 registros desde que se inició, FamilySearch Indexing ha tenido un éxito notable. Sin embargo, quienes coordinan la indexación tienen una nueva meta: indexar registros en otros idiomas además del inglés.
“Cada vez más y más de los nombres que indexamos no son nombres en inglés”, aseguró Jim Ericson, gerente de mercadotecnia de productos para FamilySearch. “Estamos tratando de hacer participar a personas que hablen otros idiomas a fin de realizar una mejor labor con nombres que no son ingleses”.
Si bien la indexación de registros en inglés sigue aumentando, ha sido superada ampliamente por la cantidad de registros internacionales. Proyectos provenientes de diversos países comienzan a estar disponibles a medida que más gobiernos y conservadores de registros están al tanto de los servicios que ofrece FamilySearch, agregó el hermano Ericson.
Para comenzar, los empleados de FamilySearch toman los registros provenientes de gobiernos, bibliotecas y otras fuentes similares, y elaboran copias digitales de ellos. Las copias se juntan luego en grupos pequeños llamados “lotes”, los cuales se ponen en línea a disposición de las personas voluntarias. Estas personas inician una sesión en FamilySearch, descargan un lote e ingresan los datos que ven en la pantalla. Posteriormente, los datos se ponen a disposición de los investigadores de historia familiar. Cada lote es una compilación del trabajo que un voluntario podría terminar en unos 30 minutos, asegura Katie Gale, coordinadora de proyectos de indexación de FamilySearch.
Entre los voluntarios que participan en FamilySearch Indexing puede haber personas cuyo idioma materno no sea el inglés (el sitio actualmente está disponible en siete idiomas), pero también puede incluir personas que hayan aprendido otros idiomas al prestar servicio misional, en la escuela o por medio de otro tipo de capacitación.
Aun cuando no haya proyectos disponibles en el país donde viva o donde haya prestado servicio, podría haber proyectos de países en los que se hable ese mismo idioma.
Cuando el templo de Kiev, Ucrania, estaba en construcción, los santos ucranianos participaron en una iniciativa para buscar e indexar nombres a fin de llevarlos al templo en cuanto éste se terminara. Para el día de la dedicación, 401 indexadores de Ucrania, Rusia, Norteamérica, Sudamérica y Europa trabajaban en el proyecto de Kiev y los santos pudieron llevar 200.000 nombres ucranianos al templo.
A medida que las labores de indexación aumenten en una zona, el personal de FamilySearch que proporciona los lotes de indexación determinará las zonas de crecimiento y, donde sea posible, se apresurará a hacer públicos los proyectos correspondientes a esa región.
Al ritmo que se trabaja actualmente en la indexación, en algunos países tomaría hasta diez años terminar los lotes ahora disponibles; de ahí es que nace la necesidad de más indexadores. Muchos lotes que se encuentran en otros idiomas que no son el inglés demoran un promedio de entre dos y seis años en terminarse.
“Si un proyecto se prolonga demasiado, no resulta de utilidad para nadie”, afirmó Paul Starkey, gerente de operaciones de indexación de FamilySearch. “El principal propósito de la indexación es poner los registros a la disposición del público [de forma electrónica], de modo que las personas encuentren a sus antepasados. Tratamos de preparar los proyectos con relativa rapidez”.
La Iglesia posee alrededor de 2,4 millones de rollos de microfilme que contienen registros genealógicos y que se conservan en las Bóvedas de Granito. Esto equivale a cerca de 15 mil millones de registros a la espera de ser indexados. En todo el mundo existe otra innumerable cantidad de registros tangibles.
“[El hallar nombres y registros personales] es una experiencia que vuelve el corazón del que realiza la búsqueda al de sus padres”, dijo el hermano Ericson. “Los miembros de la Iglesia pueden utilizar la información que se ha indexado para documentar sus líneas de antepasados y efectuar las ordenanzas salvadoras del templo”.
Si bien prácticamente cualquier persona con acceso a una computadora puede participar en la sencilla tarea de indexar, no se le debe restar importancia a tal labor, dijo la hermana Gale. “Si las personas [pudieran] ver la indexación bajo el punto de vista más global de la historia familiar, podrían percibir su importancia y la necesidad de más voluntarios”.
“Necesitamos que más personas participen en la indexación”, aseguró el hermano Ericson, “y pedimos a las personas que hablen con sus amigos y familiares sobre el programa, ya sean miembros de la Iglesia o no. El programa no es exclusivo para miembros de la Iglesia. Se produce una interrelación amena cuando todos se esfuerzan por llegar a un mismo objetivo”.