2014
Hola, corderito
Enero de 2014


Hola, corderito

Colleen Solomon, Ontario, Canadá

Mi esposo y yo estábamos ayudando a nuestra hija y a sus dos hijos en el aeropuerto, donde se preparaban para su vuelo de regreso a casa. La ayudamos mientras luchaba con el equipaje, buscaba los pasaportes y trataba de controlar a un activo niño de tres años. Tommy, nuestro nieto de un año, estaba profundamente dormido en su cochecito de bebé hasta que se despertó sobresaltado; se asustó mientras trataba de asimilar el ruido, las luces brillantes y el caos general.

Vi su expresión y supe lo que estaba a punto de pasar, así que llamé a mi hija. Ella en seguida se inclinó, tomó el rostro de Tommy en sus manos, lo miró a los ojos y le dijo cariñosamente: “Hola, corderito”.

De inmediato, el ceño fruncido del pequeño, la boca a punto de estallar en llanto y los hombros tensos se le aflojaron mientras que el cuerpo entero se le relajó con un suspiro de alivio. Esbozó una pequeña sonrisa antes de que los cansados párpados se le volvieran a cerrar. Su temor se disipó con la paz y seguridad serena que pareció envolverlo. Fue una manifestación pequeña pero potente de la confianza que Tommy tenía en su madre. La caricia, la voz y la presencia familiar de ella lo reconfortaron.

Al igual que Tommy, todos nos hemos sentido temerosos, inciertos y agobiados. Es reconfortante saber que Jesucristo, el Buen Pastor, nos llama. Él conoce a Su rebaño y podemos confiar en Él por completo. Él dijo con amor: “La paz os dejo, mi paz os doy… No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Sé que en momentos de incertidumbre podemos recibir consuelo y seguridad al volvernos hacia el Buen Pastor con fe y confianza. Cuando recibo consuelo en medio del caos, me gusta recordar ese momento en el aeropuerto con mi hija y mi nieto. Al igual que Tommy, suspiro de alivio cuando se levantan mis cargas; en esos momentos, siento el saludo personal: “Hola, corderito”, de parte de mi Pastor.